La noche había caído en el pequeño pueblo hace ya más de seis largas horas. Aidan se acostó temprano debido a que se sentía exhausto física y mentalmente, pero sus ojos no se cerraban. Vez tras vez palabras, fragmentos de conversaciones y charlas completas aparecían en su mente y abombaban esta violentamente.
El rubio miró su reloj y vio que ya eran más de las 4 am. Frotó su cara hastiado por todo lo que estaba sucediendo en ese momento: la constante intriga de saber qué ocurrió con Jacob -a pesar de que se daba una idea de ello-, el darse cuenta de que su mejor amigo se comportaba de forma extraña y que incluso podría existir una posibilidad de que éste le esté ocultando algo, sus sentimientos tan intensos y verdaderos por el pelirrojo que quemaban su interior sin cesar. Aidan se preguntaba si venir aquí fue una bendición o una maldición.
Los minutos pasaron y el ojiverde aceptó que su insomnio seguiría, y es por ello que decidió aprovecharlo para planear el día que le esperaba en un par de horas. A la mañana tendría que ir al instituto. Las clases estaban a punto de finalizar y los exámenes se estaban acercando. Luego de eso, había una gran interrogante: ¿Sería bueno visitar a Jacob? Se detuvo en la pregunta por algún tiempo para luego llegar a la conclusión de que conocerlo mejor a través de su pasado sería mucho más interesante, y qué mejor forma de hacerlo que visitando el comedero del que el joven siempre hablaba.
Aidan, feliz de poder organizar su día, cerró los ojos con la esperanza de poder dormir. Finalmente, pudo descansar un poco pero, en ese momento, el despertador sonó.
~ ♥ ~
La clase finalizó y, ya en la entrada del instituto, Aidan y Hayden se saludaron. El joven salió y se desvió con rumbo al comedero público. Luego de unos largos minutos, pudo llegar, viendo un cartel grande y sencillo que anunciaba el nombre del edilicio.
-Comedero público St. Paul... -dijo Aidan casi susurrando. Vio en la entrada a una joven muy bonita que hablaba con los que llegaban, siempre con una muy agradable sonrisa. El ojiverde se acercó a la joven y la saludó.
-¡Hola, bienvenido! Mi nombre es Bárbara, pero todos me llaman Barb. Dime, ¿qué se te ofrece? -preguntó la muchacha muy animada.
-Vengo a...
-¿Vienes a ayudar? ¿Cómo es tu nombre?
-¡No! No, soy Aidan. Solo vine a... Vine a echar un vistazo.
-¡Interesante!
-Sí, soy amigo de un joven que trabajó aquí hace aproximadamente un año y medio.
-¿Cuál es el nombre de tu amigo? ¡Quizá lo conozca!
-Jacob. Estuvo aquí durante muchísimo tiempo como voluntario...
-¡Pelirrojo! ¡Lo recuerdo! Ese chico era un amor -dijo la joven algo conmovida-. Siempre era amable con todos así también como de gran ayuda, no solo para los que vienen aquí sino también para el comedero en sí. ¡No había nada a lo que le dijera que no! ¡Siempre estaba dispuesto a ayudar!
-Sí, así era él...
-La verdad es que lo que sucedió fue horrible. Nadie esperaba que eso sucediese, y menos a alguien como él... ¡Pero bueno! Sabes cómo es el destino. Un día estás y al siguiente, ya no...
-¡Barb! -exclamó una pareja llamando la atención de la muchacha.
-¡Ay! ¡¿Cómo están?! Aidan, tengo que atender algunos asuntos pero puedes pasar, siéntete como en tu casa.
Aidan agradeció y pasó. El comedero por dentro era amplio, muy bien iluminado, y el color verde pastel de las paredes daban una especie de calma inigualable. Las guirnaldas y otras decoraciones le daban mucha vida y personalidad al lugar. Casi al fondo del comedor habían unas cinco personas sirviendo el almuerzo mientras los demás comían, bebían y charlaban tranquilamente. Ver toda esa gente conformarse con tener un techo, algo para comer y compañía llenaba de felicidad al rubio, haciendo que sus ojos se humedecieran por la emoción.
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Alma en Pena [GAY]
Teen FictionLa repentina muerte del padre de Aidan obliga a la familia Brooks a mudarse a un pequeño y aburrido pueblo a unos minutos de la gran ciudad. Allí el joven deberá iniciar una nueva vida, así también como lidiar con los nuevos y fuertes sentimientos h...