Capítulo uno

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La tenue luz del estudio titilaba cada vez que los flashes entraban en acción, iluminando el elegante espacio donde se encontraba la modelo, luciendo uno de los conjuntos más importantes de la colección de verano, viéndose tan hermosa e inalcanzable como las prendas mismas.

Era perfecta para la marca. O eso fue lo que JunMyeon pensó; aunque no podría darse mucho crédito pues era un sencillo practicante aprendiendo todo lo que pudiera sobre la Agencia que algún día tendría que dirigir.

Kim JunMyeon, uno de los herederos de la multinacional Kim-miK, una empresa diseñadora de Joyas y productos de lujo que rápidamente se complementó con una Casa de Modas y una Agencia Publicitaria que se encargara de sus ventas, se había preparado desde niño para asumir el mando del rubro que más le gustara; sin embargo, aunque la silla presidencial fuera suya, el castaño de ojos oscuros, porte elegante, nariz recta, piel vainilla y labios sonrosados, prefería ascender poco a poco hasta su puesto y ganarse la confianza de sus empleados en el proceso.

Todo un perfecto líder.

El fotógrafo dio la señal y la modelo se apartó del espacio para ir con las encargadas de vestuario y cambiar su atuendo, mientras otro grupo ocupaba aquel pequeño lapso de tiempo para alterar el espacio y darle una vibra diferente y aún así compatible con el nuevo conjunto.

JunMyeon se encontraba verificando el inventario de prendas y accesorios usados, cuando, entre personas yendo y viniendo con tareas y misiones específicas, vio a un joven pelinegro, no mayor de quince años, observando el espacio y siguiendo el movimiento de cada uno de los equipos con marcada indiferencia en su rostro.

¿Quién era? ¿Qué hacía ahí? ¿No debería estar en el colegio? Y lo más importante, ¿por qué a nadie parecía molestarle que un desconocido niño estuviera al pendiente de toda la sesión de fotos?

Kim se acercó preocupado y se paró frente al muchacho, llamando su atención.

—Hola, ¿te puedo ayudar en algo? —preguntó amable; el menor lo observó de pies a cabeza y luego regresó la mirada hacia la modelo.

—No —respondió directamente, sin honoríficos.

El mayor frunció los labios con toda la paciencia que pudo reunir y decidió intentarlo una vez más con una amplia y agradable sonrisa.

—¿Te has perdido? ¿Buscas a alguien? No creo que debas estar aquí, ¿ac...

—¡SeHun! ¡Tu turno! —el grito interrumpió la reprimenda del mayor, quien asombrado vio como el pelinegro le daba la espalda y caminaba en dirección a la maquillista.

Aún con la boca abierta, JunMyeon observó al menor cerrar los ojos con comodidad y dejar que las mujeres se encargaran de su aspecto, mientras uno de los vestuaristas buscaba el primer conjunto que el pelinegro tendría que usar en la sesión.

¡¿De verdad el mocoso era el modelo central de la línea?! ¡¿Tan siquiera era legal?!

A punto de perder la cabeza, Kim llamó al productor intentando quejarse; pero todo fue en vano cuando cada uno de los directivos le confirmó que aquel niño, Oh SeHun, no solo era la imagen de la Agencia a sus cortos dieciséis años, sino que llevaba modelando para Kim-miK desde que era un infante, participando en comerciales, propagandas e imágenes publicitarias que parecían prácticamente creadas para él por lo perfecto que se veía.

—Hola —volvió a pronunciar el mayor acercándose al pelinegro, quien lo observó nuevamente de pies a cabeza con la indiferencia que parecía caracterizarlo—. Quería disculparme por lo de antes.

El menor asintió levemente y continuó observando el movimiento en el estudio.

—¿Estás cómodo? ¿Deseas que te traiga algo?

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora