Capítulo tres

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La primera nevada había llegado, los blancos copos podían verse cayendo a través de la ventana y JunMyeon se encontraba emocionado por la cercanía de las fiestas; no podía esperar por celebrar su primera navidad como jefe de piso junto con el grupo maravilloso de empleados que tenía a su cargo. Pronto tendría que empezar a buscar regalos para todos.

Su puerta sonó y su mundo se puso de cabeza con la presencia del alto pelinegro con quien no había dejado de soñar desde su reencuentro hace seis meses.

—Hyung, el jefe Jung mandó esto —dijo SeHun acercándose al escritorio del mayor para entregarle la propuesta de su jefe de equipo.

El castaño lo revisó y asintió.

—¿Tú qué opinas? —Preguntó intentando iniciar una conversación, pero el pelinegro no parecía dispuesto a cooperar.— ¿SeHun?

El menor se encogió de hombros manteniendo su semblante indiferente, lo cual llamó la atención de Kim. ¿Tan poco le importaba el proyecto? ¿Por qué se habría tomado la molestia de pedir una plaza en la agencia si ni siquiera se mostraba dispuesto a trabajar?

—¿Sucede algo? —preguntó JunMyeon sintiendo el último hilo de paciencia deslizarse de sus dedos.

—No —respondió el más alto aún sin ningún cambio en su expresión.

Ya. Era suficiente.

El mayor se levantó de golpe asustando al pelinegro, se dirigió hacia la puerta de su estudio y la cerró con llave, bajó cada una de las persianas y se sentó en uno de los sofás amplios, invitando al menor a sentarse frente a él con un ligero movimiento de cabeza.

—SeHun, quiero que pienses en mí como un amigo, alguien que conoces hace cinco años y a quien le puedes confiar absolutamente todo —indicó con mirada seria—, y me digas de una buena vez, ¿qué está sucediendo contigo?

El menor bajó la mirada mostrando claro nerviosismo que sorprendió y alivió al mismo tiempo la mente del castaño.

—Odio a Jung —declaró el pelinegro con los labios fruncidos y las cejas juntas—; es un tonto que ignora cada una de mis ideas y se cree el mejor solo por salir con la jefa de piso Kwon.

Los oscuros ojos del más alto se levantaron temerosos hacia JunMyeon, intentando leer su expresión; pero al encontrar comprensión y algo de preocupación se sintió mucho más cómodo y decidió seguir hablando.

—Pero no es el único idiota —comentó inclinándose hacia el mayor—. Varios empleados, no solo del piso sino de otras alas de la agencia, han estado molestándonos; tanto a SeulGi como a NaYeon y a mí, y lo peor es que, cuando intentamos defendernos, amenazan con despedirnos.

—Ellos no tienen ese poder —declaró el más bajo, indignado.

—¡Eso es lo que yo les dije! —Exclamó el alto claramente molesto.— Pero las chicas no me creen y ellos solo se rieron, son de lo peor.

—Quiero nombres y apellidos en este mismo instante —exigió Kim pasándole al menor una hoja donde pudiera escribir. Como futuro presidente del Éxodus, no podía permitir que una situación como esta continúe afectando el trabajo de sus empleados.

—¿Los va a despedir? —preguntó SeHun tras entregar una lista amplia con todos aquellos a quienes recordaba. El castaño negó levemente.

—Primero se les enviará una advertencia —se encogió de hombros—. Si el problema persiste; sí, los despediremos —sonrió y el menor asintió con un suspiro lleno de alivio.

JunMyeon se sintió molesto, ¿cuánto habría tenido que aguantar el menor tras aquella máscara indiferente? ¿Cuánto más habrá callado?

—SeHun, ¿puedo pedirte un favor? —El pelinegro volvió a ponerse serio antes de asentir.— ¿Podrías confiar en mí?

El más alto expandió los ojos con sorpresa.

—No pido convertirme en tu mejor amigo, pero sí me gustaría que te sintieras lo suficientemente cómodo para decirme lo que piensas —explicó dulcemente—; como tu jefe, te escucharé y buscaré las mejores oportunidades para ayudarte a crecer en la agencia. Y como tu mayor, te protegeré de cualquier...

Kim quedó con la boca abierta cuando el menor se lanzó a sus brazos sin siquiera dejarlo terminar.¿Esto era real? ¿De verdad tenía a SeHun prácticamente sentado en su regazo?

—Gracias, Hyung —susurró el menor con voz melosa—. Tenía miedo de... Creí que si no ponía mi súper careta profesional y me callaba, podría despedirme. —Pronunció con un ligero tono de reproche.

—No, nada de eso —aclaró el mayor—; mientras tu trabajo sea eficiente y nos traiga ganancias, no tienes de qué preocuparte.

El pelinegro se separó de su jefe y volvió a fruncir el ceño.

—Pero si Jung no me deja ni siquiera opinar —se quejó casi pataleando.

La mandíbula de JunMyeon cayó hasta el sótano. Eso que acababa de ver, ¿fue un berrinche?

El mayor se aclaró la garganta y asintió antes de regresar a su escritorio y tomar la propuesta que el mencionado le había enviado.

—Hablaré con él y veremos cómo va en estos días; si se vuelve muy incómodo... veré una manera de cambiarte de equipo.

Apenas terminó de hablar, quiso morderse la lengua. ¿Cómo se le ocurría ofrecerle aquello al menor cuando ni siquiera habían puestos disponibles en otro grupo? SeHun era aún un practicante, no podía solo crearle un equipo nuevo o darle preferencia sobre el resto de empleados.

—¿De verdad? ¡Hyung, gracias! ¡Usted es el mejor! —Alabó casi dando saltitos.— No como el tonto ese que dice ser el jefe, usted es increíble, usted es... ¡un Súper Jefe! —exclamó y aplaudió orgulloso.

La brillante sonrisa del pelinegro y la obvia alegría en sus oscuros ojos llenaron de tal calidez al castaño, que casi se sentía flotar. El semblante indiferente con el cual lo conoció casi parecía un lejano e irreal sueño frente al ahora emocionado rostro del menor. Se veía hermoso.

Kim suspiró para sus adentros y se dijo que no podría evitarlo, mientras el más alto continuara sonriéndole de esa manera, no habría fuerza en el mundo que lo contuviera de darle exactamente lo que el pelinegro pidiera.

¿Quién se hubiera imaginado que aquel serio, callado e indiferente muchacho era en realidad un niño caprichoso ávido de atención?

Casi un año después, tras varios cambios, quejas y dolores de cabeza, SeHun finalmente encontró comodidad bajo el mando del jefe de equipo más genial y adorable del mundo: Kim JongIn.



















Casi un año después, tras varios cambios, quejas y dolores de cabeza, SeHun finalmente encontró comodidad bajo el mando del jefe de equipo más genial y adorable del mundo: Kim JongIn

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Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora