Capítulo veintidós

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Quizá estaba exagerando. Quizá el dramático comportamiento de SeHun se le había pegado al punto de estar creando miles de teorías que tal vez nada tenían que ver con lo que realmente había querido decir el menor con aquella frase, pero JunMyeon no podía dejar de pensar en que había un significado mucho más complejo detrás de aquellas palabras.

"Definitivamente eres el mejor partido que pude encontrar".

Eso quería decir que consideraba al castaño alguien bueno y perfecto para él, ¿cierto? No significaba que de todos los amantes que el pelinegro había tenido era quien más le convenía. ¿Por eso estaban juntos? ¿Acaso le pidió ser su novio por compromiso? ¿Siquiera lo quería?

La inseguridad y el temor que solían atacarlo antes de haberse declarado a su empleado volvieron a su organismo llenándolo de dudas. Quizá SeHun no quería estar realmente con él, quizá solo había aceptado salir con el castaño por miedo a quedarse solo o a perderlo; tal vez ni siquiera sentía algo por él y solo se acostaban porque disfrutaba del sexo.

Kim pasó las manos por su cabello pensando en todo lo que había sucedido desde que inició su relación, y se dio cuenta que la forma de comportarse del menor hacia él no había cambiado en absoluto; seguía siendo el muchacho consentido que le gustaba que lo mimasen y le dieran todo lo que se le antojara, incluyendo sexo cada noche.

Dios, ¿qué era JunMyeon ahora? ¿Su Sugar Daddy? ¿Acaso estaba con él solo por su dinero? No, no tenía sentido, SeHun también tenía dinero. Entonces, ¿por qué?

La angustia lo estaba devorando sin permitirle concentrarse en la maldita reunión en la que se encontraba; asentía por inercia y mantenía su sonrisa intacta para no levantar sospechas. No necesitaba a los pesados de sus tíos dándole sermones sobre el trabajo y su futuro, cuando lo único que quería era ir con SeHun y sacudirlo hasta saber qué pasaba por la mente de aquel serio y extremadamente apuesto muchacho.

—¡SuHo! —El grito emocionado de su mejor amiga casi lo hizo sentir mejor; sin embargo, no le duró demasiado.

El mayor suspiró sin saber qué decirle a la pelinegra para que comprendiera la situación, pero no fue necesario que lo hiciera; el largo silencio le dijo a Irene todo lo que necesitaba saber.

—Estoy saliendo para allá; cenemos y me cuentas —indicó antes de colgar.

Kim se golpeó la frente con el teléfono preguntándose una y otra vez si no estaba exagerando con todo esto, pero prefería conversarlo con su antigua prometida a quedarse encerrado en su oficina amargándose la vida sin llegar a ninguna válida conclusión.

Cuando el horario laboral llegó a su fin, el castaño tomó su saco y salió en dirección al vestíbulo donde estaba seguro que la pelinegra lo esperaba impaciente.

—¡Hyung! —Escuchó tras él mientras el dueño de sus angustias se acercaba con una sonrisa, dándole una sensación de dejavú que no le supo nada agradable.

—Hola —saludó con su máscara usual antes de ingresar al elevador.

—¿Estás bien? —Preguntó el más alto siguiéndolo y observándolo detalladamente, como si fuera realmente capaz de leer su alma.

—Sí; uhm, me olvidé de decirte que tengo un compromiso así que no podré llevarte a casa —se excusó intentando evitar la mirada del pelinegro, quien frunció el ceño notando de inmediato el extraño comportamiento del mayor.

—¿Eso es lo que te tiene así? —Insistió mientras salían del ascensor.— No parecías molesto durante el almuerzo —dijo haciendo alusión a su último encuentro.

JunMyeon se aclaró la garganta y se apartó del más alto para acercarse a la pelinegra que se encontraba apoyada en la puerta principal de la Agencia.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora