Capítulo siete

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Había pasado toda una semana desde la última vez que SeHun vio a su jefe de equipo, quien continuaba encogido en su cama, llorando por el error cometido con su novio. Habían tenido que ser él y SeulGi quienes se encargaran de los proyectos que tenían al mando, intentando fingir que todo estaba bien y así salvar el trabajo de su querido amigo.

Sin embargo, cada día se volvía más complicado pues ninguno de ellos sabía exponer y convencer a su público como JongIn, además que algunos de los clientes buscaban contratarlos especialmente por el moreno. El pelinegro se había quedado sin opción, necesitaba ayuda para ir a sacar a su jefe de la cama, y quién mejor para socorrerlo en estos momentos que su adorado Súper Jefe.

El más alto se encontraba esperando fuera de la oficina de su Hyung, caminando de un lado a otro con la poca paciencia que le quedaba, hasta que la puerta por fin se abrió y dos hombres salieron con una sonrisa cómplice, estrechando las manos a modo de despedida.

—¡Yah! ¡Tú qué haces aquí! —se quejó SeHun al reconocer al rubio de la otra noche, quien había perdido ambas pantuflas solo por su insistencia en golpearlo.

Pero la sorpresa no se debía solo al hecho de verlo salir de la oficina de su jefe, sino a lo distinto que parecía desde la otra noche; sus párpados llevaban un precioso sombreado que resaltaba sus marrones ojos, su cabello estaba alborotado, sus labios sonrosados y llevaba ropa de marca que casi lo hacía ver como un modelo, y no una señora loca tirándole sus pantuflas a un ladrón.

—Hun, esa no es manera de tratar a un invitado —se quejó JunMyeon lanzándole una mirada de reproche al menor; pero su consentido empleado ni siquiera parecía prestarle atención.

—Nos volvemos a encontrar, mocoso —pronunció el rubio acercándose al pelinegro con una sonrisa burlona y un deje sensual en su andar.

—¿Se conocen? —Preguntó el mayor mirando a los dos menores compartir una mirada intensa cuyo significado no supo describir.

—Algo así —respondió el pelinegro sonriendo de costado en un gesto que Kim conocía a la perfección: el menor estaba coqueteando—. Soy Oh SeHun, mucho gusto.

—Byun BaekHyun, a tu servicio —dijo el rubio ofreciéndole al menor una tarjeta personalizada.

Era obvio que el más alto y el de ojos delineados sentían interés el uno por el otro, y quizá ésta era la oportunidad para que el pelinegro volviera al ánimo de siempre y olvidara al ex saliente que lo lastimó, pero JunMyeon no podía evitar sentirse herido al prácticamente ser dejado de lado por el menor, quien hasta ese momento parecía haber estado apoyándose más en él de lo usual.

Y sí, quizá de esta forma el mayor podría concentrarse más en trabajar que en cumplir los caprichos de su empleado, pero eso no significaba que realmente quisiera alejarse de SeHun, no después de todo el tiempo que tuvo que conformarse con mirarlo de lejos; no después de saber lo que era tener su verdadera atención.

El más alto invitó al rubio a tomar un café y se dirigieron a los ascensores sin siquiera despedirse de Kim, simplemente ignorándolo como si ni siquiera estuviera a su lado.

¿Desde cuándo el apuesto, inteligente, poderoso y rico Kim JunMyeon se había vuelto invisible?

Tras un suspiro derrotado, el mayor sacudió la cabeza y regresó a su oficina para continuar con sus labores.








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—¡Sí! ¡Sí! ¡Oh dios, sí! —Exclamaba BaekHyun hallándose en la misma gloria mientras sentía su punto dulce ser torturado con la larga y gruesa carne de SeHun, con las piernas sobre los hombros del más alto y la espalda pegada a la puerta de uno de los baños de la Agencia Publicitaria donde trabajaba el menor.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora