Capítulo ocho

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Una agradable cena, ver una película o ir a bailar era lo que SeHun consideraba como una buena cita; le gustaba hablar con sus parejas, conocer los pequeños detalles que tenían en común, pero también disfrutaba viéndolos perder el control ya sea con una buena trama en el cine o una canción que apartara sus inhibiciones.

Por ello no entendía por qué BaekHyun había decidido que su primera cita fuera en un centro comercial, específicamente en el baño de discapacitados.

—Bájate el pantalón y abre tu camisa —ordenó el rubio mientras se deshacía de su chaqueta y se quitaba los zapatos.

—Pero...

—Vamos, antes de que nos descubran —exigió el mayor quitándose el pantalón y tomando una botella de lubricante del bolsillo.

—Hyung, no creo...

—Ufff, suena tan caliente cuando me llamas así —dijo Baek con una sonrisa pícara, vertiendo un poco del transparente líquido en sus dedos y llevándolos hacia su propia entrada.

SeHun no podía creer lo que estaba pasando; ¿en serio iban a tener sexo nuevamente en un baño? No era que no le apeteciera o no le gustara el sentido de aventura que tenía el rubio; pero ¿no podían conversar un poco primero?

—¡Dios! —Exclamó el mayor antes de darse la vuelta y pegar su frente a la pared.— Vamos, Hunnie, entra en mí.

El pelinegro casi pudo sentirse ruborizar con el descaro de su mayor. Aclarándose la garganta y ocultándose tras su máscara indiferente, el menor se colocó el preservativo y se acercó a BaekHyun, haciéndolo gritar con una profunda estocada.





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—Gracias, Hunnie, eres maravilloso —dijo el rubio mientras se miraba al espejo y terminaba de arreglar su desordenado cabello.

SeHun asintió sin saber qué más decir y esperó a que el mayor terminara para salir de ahí y quizá ir a cenar o tomar algo; aun con la esperanza de tomar en control de la noche y de su cita.

—Saldré primero —informó el mayor—. No quiero que los periodistas nos tomen una foto y arruinen todo.

Se acercó al más alto y le dio un suave beso en la mejilla antes de salir y dejarlo solo. SeHun quedó boquiabierto. ¿En verdad solo lo había llamado para tener sexo y ya? ¿Acaso esto no era realmente una cita? ¿Tan ingenuo había sido?

Pasados cinco minutos, salió del baño y miró al rededor, buscando alguna pista que le dijera que el rubio lo estaba esperando en algún lugar o se estaba escondiendo hasta verlo y así poder caminar juntos; algo que no lo hiciera sentir usado.

Pero hace rato que BaekHyun se había ido.

Las ganas de llorar, gritar y patalear llenaron su sistema, pero sabía que no debía mostrarlo, tenía una imagen que mantener y no podía romper con ello en medio de un simple centro comercial. Tragó el nudo atorado en su garganta, apretó las cintas de su máscara fría y caminó con las manos en los bolsillos hasta una de las salidas del lugar, dispuesto a tomar un taxi e ir a casa.

Sin embargo, aquella idea le pareció mucho más amarga. No quería ir a su departamento, su compañero de cuarto y mejor amigo había viajado a visitar a su familia en Chicago y SeHun odiaba estar solo, sobre todo cuando se encontraba tan desanimado.

—¿Puede detenerse un momento? —Pidió al taxista cuando estaban a medio camino.

El anciano asintió amablemente y se cuadró a un lado de la pista, observando al pelinegro llamar a alguien por teléfono a través del espejo retrovisor.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora