Capítulo diecinueve

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JunMyeon parpadeó varias veces intentando captar lo que sea que estuviera escondido detrás de la pregunta del menor, pero sin llegar a conseguirlo; ¿seguían hablando de sexo? ¿Qué clase de juego macabro tendría ahora en mente el pelinegro?

SeHun rozó su nariz contra la mejilla del castaño y acarició la línea de su mandíbula con los labios.

—Elige, Hyung —pidió en un susurro—; ¿cara o sello? —Su voz sonaba ronca, profunda y bastante sensual.

—Cara —respondió el mayor, tembloroso; estremeciéndose ante la lujuriosa sonrisa que comenzaba a surcar el rostro del menor.

—Excelente elección —halagó el pelinegro antes de apartar el lubricante de las manos contrarias, dejar un rápido beso sobre los labios de su jefe y centrar toda su atención en desvestirlo.

Botones salieron volando cuando la camisa del más bajo fue arrancada por las grandes manos del más joven, quien comenzó a llenar el pecho de su amante con posesivas marcas que casi parecían deletrear su nombre, mientras sus manos se ocupaban de desatar el nudo del pantalón de pijama y bajar la tela suavemente, aprovechando el recorrido para acariciar las deliciosamente contorneadas piernas del mayor.

SeHun, sin siquiera intentar contener su hambre, mordió uno de los muslos de su jefe y dejó una nueva marca disfrutando de la firmeza y el grosor que no podía ser captado debajo de los pantalones de vestir que solía llevar al trabajo. Este hombre, con un cuerpo tan firme y escultural, bien podría ser el modelo principal de su propia compañía; a excepción de la altura, claro.

—Ufff, debí haber salvado al país en mi otra vida para merecer tremendo manjar —bromeó el más alto pasando los labios por la dureza de Kim aún cubierta con el oscuro bóxer.

Delineó el borde de la tela con la lengua y dejó una suave mordida sobre el cálido bulto antes de quitar finalmente la prenda e introducir el grueso pene hasta su garganta, provocando un gutural gemido en su jefe, quien empuñó las sábanas sobre las que estaba echado y cerró los ojos amando la calidez y la perfecta presión que ejercía esa experta boca sobre su eje.

JunMyeon se sentía en el cielo, con una de las manos de su empleado arañando su pecho y jugueteando con sus pezones, mientras la otra se encargaba de responder al movimiento de la boca del más alto, creando una exquisita fricción sobre su carne que casi lo hacía terminar, como si fuera un adolescente recibiendo su primera felación.

El pelinegro sonrió ante el estado del castaño, y apartó su boca para volver a hacer uso de su lengua sobre los perfectamente definidos abdominales del mayor, dejando que sus manos se encargaran de destapar la pequeña botella de lubricante y verter un poco del líquido en sus dedos.

El heredero de Kim-miK se tensó levemente al saber lo que pasaría y cerró los ojos intentando relajarse para cuando el antiguo modelo comenzara a prepararlo; sin embargo, el momento decisivo no parecía llegar. ¿Qué estaría planeando el menor? ¿Acaso hacerlo esperar y ponerlo cada vez más nervioso era parte de su juego?

Un suave jadeo llamó la atención del castaño, instándolo a abrir los ojos y a dejar caer la mandíbula con profunda sorpresa ante la maravillosa imagen frente a él: El oscuro cabello de SeHun cayendo sobre su rostro como una especie de antifaz, cuya misión se centraba en ocultar su mirada y llevar toda la atención hacia la avasalladora mordida que el menor daba sobre su labio inferior, en un inútil intento de ocultar los tenues gemidos provocados por sus propios dedos al estar preparándose a sí mismo.

Kim no creía haber visto nunca una imagen tan lasciva. El pelinegro se veía hermoso con los labios hinchados y enrojecidos, con la mirada vidriosa por todo el deseo envolviendo su cuerpo y los músculos tensos al intentar mantenerse erguido con un segundo dedo adentrándose en su brillante y estrecha abertura. Dios. El pene del mayor dolía de lo duro que estaba.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora