Capítulo nueve

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Diciembre avanzaba y la amistad entre JunMyeon y SeHun se iba haciendo cada vez más íntima; el menor iba a buscar al castaño cada fin de semana para pasar el tiempo juntos, ya sea viendo películas, cocinando o saliendo a pasear, incluso había vuelto un par de veces a la discoteca favorita del pelinegro, donde el barman de nariz respingada volvía a saludarlos con la alegría que acostumbraba exudar mientras trabajaba.

Algunas noches, el más alto se negaba a irse a casa; ya sea por cansancio o por lo solitario que se sentía su departamento, pero rogaba al mayor con pucheros y toda la dulzura que podía juntar hasta convencerlo de dejarlo quedarse, entonces usaba una de las caras pijamas de su jefe, se acomodaba a su lado en la cama y conversaban hasta bien avanzada la noche.

Era increíble y el mayor no podía caber en su propia piel con lo que sentía, pues ver a SeHun siempre y abrazarlo hasta quedar dormido estaba jugando con su cordura, tanto que lo había saludado con un beso en los labios cuando llegó de trabajar una noche, sorprendiendo al artista, quien solo supo reír y burlarse de él por la extraña rutina a la que se estaban acostumbrando.

—Jun, ¿me acompañas hoy a comprar regalos? —eso era otro cambio, el menor se sentía tan en confianza que había dejado de usar los honoríficos para pasar a llamarlo por su nombre como si nada, sorprendiendo a varios de los empleados que comenzaban a especular sobre el por qué los veían siempre tan juntos.

—Claro. Por cierto; ¿has hablado con JongIn? La licencia que le di está por terminar y si no regresa a la oficina me va a tocar despedirlo.

Desde la primera vez que el pelinegro había ido a buscarlo a su departamento, su jefe de equipo no había dado señales de vida, y aunque a veces iban a visitarlo para mostrarle su apoyo, el moreno no parecía mejorar.

—¿Por qué no vamos hoy a verlo? Si tú le dices que vuelva, seguro se anima —Kim asintió antes de volver a centrarse en los informes que estaba corrigiendo—. ¿Jun?

El mayor levantó la mirada y la enfocó en SeHun, cuyas cejas estaban juntas y su labio era mordido casi sin piedad.

—Dime —pidió inclinándose hacia él, dándole su completa atención.

—¿Has visto a KyungSoo Hyung? —cuestionó el menor queriendo saber si el fotógrafo se encontraba tan o más afectado que su amigo; la expresión apesadumbrada de su jefe le dijo todo.

—Sí, nos reunimos ayer —declaró mordiéndose el labio—. Está dolido, ha adelgazado bastante y tiene ojeras enormes; pero se está concentrando en su trabajo y en seguir adelante.

Se encogió de hombros y suspiró.

—No me sorprendería que en un par de semanas esté como nuevo, Kyung es fuerte y...

—Entiendo —le cortó el menor—; para año nuevo habrá superado a Nini, mientras que él seguirá llorando hasta perder su trabajo.

JunMyeon suspiró y se levantó de su escritorio para acercarse al más alto y abrazarlo.

—No digas eso; hoy iremos a verlo y encontraremos una manera de ayudarlo, ¿de acuerdo? —el pelinegro asintió y besó la mejilla del contrario.

—Gracias, Jefe; es el mejor —sonrió y salió en dirección a la oficina de su equipo para guardar sus cosas.

Hablar con JongIn había sido complicado, pero convencerlo de levantarse para regresar al trabajo parecía una misión imposible. El moreno se negaba a dejar la cama y cualquier mención que le hiciera recordar a su querido fotógrafo lo hacía volver a llorar.

—Nini, tienes que levantarte, sino ¿cómo vas a recuperarlo? —le dijo SeHun acariciando el castaño cabello de su amigo.

—Lo arruiné, Hun; él me odia —declaró antes de volver a sollozar.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora