Capítulo veintitrés

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—¡Irene! —Reclamó JunMyeon ante la descuidada frase que había soltado su amiga hacia su reciente, y aún dudoso, novio.

—¿Qué? —Se quejó ella.— Sabes que apenas tus padres se enteren de que están juntos, empezarán con...

—Aún falta mucho para eso —cortó el castaño con el ceño fruncido.

SeHun rodó los ojos ante el innecesario drama que estaban creando y tomó la mano de su novio para mostrarle que estaba de su lado.

—Cuéntame, Irene; te escucho —dijo el menor mostrándose interesado; la pelinegra sonrió feliz al tener nuevamente la atención de su público y se aclaró la garganta para comenzar con su relato.

—Kim-miK tiene la mentalidad de que usar el matrimonio y las relaciones personales para aumentar el prestigio social y económico tanto de la empresa como de la familia, es lo que los va a mantener siempre en lo alto del poder, razón por la que cada uno de los herederos Kim tiene a alguien designado como su futuro esposo o esposa prácticamente desde que nacen.

SeHun asintió recordando que aquello mismo había dicho KyungSoo la vez que se enteró de la existencia de la pelinegra, pero le gustaba saber que ella estaba a punto de decirle todo aquello que el fotógrafo no había podido compartir.

—Obviamente sopesaron los riesgos de los herederos llevándose mal con sus respectivas parejas o enamorándose de alguien fuera de nuestro círculo; por lo que decidieron encerrarnos a todos en Exordium y obligarnos a crear una sensación de familiaridad y compañerismo que con los años se convertiría en un fuerte lazo económico, el cual, incluso si no permanecíamos junto a nuestro compañero designado, favorecería a Kim-miK.

La pelinegra suspiró y negó aún ofendida al sentirse un títere de aquel plan maestro al cual nunca pudo enfrentar.

—El único que logró romper con todo ello fue KyungSoo. —SeHun frunció el ceño sin entender; la pelinegra sonrió.— Él se opuso a la tradición de su familia y a su propio destino desde el inicio —mordió su labio—; renunció a la herencia que le correspondía apenas terminó la secundaria y construyó su propia vida negándose a ser el prometido de YeRim, la menor de los Kim.

—¡¿KyungSoo Hyung también estaba comprometido?! —Casi gritó el menor con la mandíbula caída. Los mayores asintieron al mismo tiempo.

—¿Cómo crees que lo conocimos? —Se burló la pelinegra.— Él tenía unos cuatro años cuando llegó y ya tenía la responsabilidad de ser el próximo CEO del rubro de joyas de la empresa solo porque HeeChul, el hermano mayor de Yeri, rechazó el puesto prefiriendo convertirse en diseñador; y como ella era una recién nacida, decidieron que lo mejor sería que Kyung se encargara.

Ella negó y bufó.

—A todos nos parecía ridículo, pero ninguno dijo nada: estábamos acostumbrados a ello; sin embargo, apenas tuvo edad para comprender todo, D.O. comenzó a luchar contra el plan y logró liberarse —Irene sonrió con dulzura y suspiró—. Todos estábamos tan orgullosos de él.

—Nosotros orgullosos, tu enamorada —aclaró JunMyeon, haciendo que su amiga se sonrojara a más no poder y golpeara el brazo del castaño con todas sus fuerzas. SeHun solo rió comprendiendo el apego que la pelinegra había mostrado cuando se reencontraron.

Esto definitivamente tenía que contárselo a JongIn.

—Háblame de eso —pidió el menor a su novio con ojos brillantes ante la nueva información; el castaño rió y se acomodó mirando al pelinegro.

—Irene y yo nos llevábamos mal al inicio, pero cuando conocimos a KyungSoo, ambos fuimos los únicos que mostraron verdadera preocupación por él, así que dejamos nuestro conflicto de lado para cuidar del pequeño; hasta que un día la descubrí acosándolo como una verdadera psicópata.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora