Capítulo doce

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Hacer lo correcto era una mierda.

Se encontraban a la mitad de la última semana de Enero y SeHun continuaba sintiéndose miserable. No por BaekHyun o todo el drama vivido durante la última noche del año pasado, sino por la enorme falta que le hacía su jefe.

JunMyeon se había tomado una semana de vacaciones a inicio del mes sin avisarle a nadie; y cuando regresó, se notaba diferente. Ya no sonreía tanto como antes y parecía doblemente concentrado en trabajar, sin contar que evitaba tratar con SeHun a toda costa.

Los primeros días, el pelinegro fue comprensivo con la actitud fría de su jefe hacia él; si era la mejor manera que había encontrado para proteger a su corazón de lo que sentía, lo apoyaría. Por lo tanto, había decidido ceder su puesto como mano derecha del jefe de equipo a SeulGi y dejar que ella asistiera a las juntas de la empresa en vez de él para facilitarle las cosas a Kim.

Sin embargo, con el paso de las semanas, el pelinegro comenzó a desesperarse al punto de odiar permanecer lejos de su súper jefe; extrañaba abrazarlo, pasar la tarde con él, salir a cenar y reír como tontos adolescentes. Lo extrañaba.

Pero no podía ser egoísta, debía entender y apoyarlo hasta que el castaño mejorara y pudieran retomar su amistad. Lo cual era difícil cuando todos a su al rededor parecían encontrarse en una asquerosa burbuja de amor.

JongIn, quien se había reconciliado con su fotógrafo la misma noche de la exposición, sonreía emocionado mientras tecleaba en su teléfono; y SeulGi, quien normalmente era la más centrada del equipo durante las horas de trabajo, no podía dejar de reír con lo que sea que Wendy, una publicista recién contratada, decía.

Por doceava vez en lo que llevaba del día, SeHun suspiró y se dejó caer contra su mesa de dibujo.

—¿Sucede algo? —le preguntó JongIn dejando su teléfono de lado, notando su malestar.

El menor negó con los labios fruncidos y se puso a jugar con el carboncillo que había estado usando. Por más que quisiera consejo o apoyo de su moreno amigo, no iba a revelar el secreto de JunMyeon; así que solo le quedaba seguir refunfuñando en silencio.

—¿Quieres que vayamos a cenar? —Ofreció su jefe de equipo con una sonrisa amable que le recordaba mucho a la del mayor.

El pelinegro volvió a suspirar y asintió antes de centrar su atención en el nuevo proyecto, dejándose llevar por el trabajo y olvidándose del mundo; hasta que un par de golpes en su hombro lo obligaron a despertar.

—Puedes terminarlo mañana, vamos —indicó JongIn, quien tenía ya puesto su saco y lo miraba expectante.

SeHun se puso de pie aún un poco desorientado, y tomó su abrigo para seguir al moreno hacia el ascensor sin poder evitar dar una mirada a la oficina de JunMyeon, quien se encontraba trabajando con la expresión seria que lo había acompañado desde inicios de año.

—¿Qué quieres comer? —Preguntó el moreno dándole un par de palmadas en la espalda.— ¿Carne?

El recuerdo del mayor cocinando para él vino a la mente del más alto, pero se obligó a descartarla; necesitaba mejorar su humor y con ello solo terminaría volviendo a llorar.

—No, hoy no —respondió con voz ronca—; ¿y si vamos por algo marino?

JongIn no podía creer que su amigo rechazara la oferta de lo que consistía su ingrediente favorito; sin embargo, no discutió. Esperaría a que estuvieran satisfechos para comenzar a interrogarlo.

Se encontraban saliendo del edificio, cuando un hombre bajo de cabello negro, ojos grandes, piel pálida y labios encorazonados se acercó a ellos con una reluciente sonrisa que hizo desfallecer al moreno, pero que agobió al menor.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora