Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)

Capítulo veinticuatro

SeHun estaba ansioso y no podía ocultarlo, no dejaba de morder su labio y sacudir sus piernas mientras observaba a JunMyeon caminar de un lado a otro en su oficina, gritándole a quien sea que estuviera al teléfono con tanta fuerza que podía oírse en todo el piso, dejando a cada uno de los empleados con los pelos de punta.

—¿Qué le pasa al jefe hoy? —Preguntó JongIn hacia el menor, quien se encogió de hombros sin saber cómo responder.

—Está de mal humor desde anoche —dijo el pelinegro recordando la cena que había tenido junto a la mejor amiga de su novio.

JongIn frunció el ceño y se acercó al más alto para darle un fuerte golpe en la nuca que hizo al Director de Arte saltar.

—¡Yah! ¡Kim JongIn!

—¿Qué hiciste? —Cuestionó el moreno con una acusación implícita en su tono.

—Nada —se defendió el menor mientras acariciaba la zona golpeada.

—¿Volviste a armarle un berrinche en el cine? —Indagó esta vez SeulGi, su compañera de equipo.

—¡Yah! ¡Les digo que no hice nada! —SeHun exclamó ofendido.

—¿Entonces por qué está tan molesto? —Desafió la pelinegra centrando su mirada en la oficina principal. El más alto se encogió de hombros, perdido.

—Sea lo que sea, soluciónalo —ordenó el moreno directamente hacia el menor—; antes de que nos arranque la cabeza a todos.

🐣.🎨.🐰

Las horas pasaron y la oficina se fue quedando cada vez más vacía, hasta que los trabajadores de limpieza apagaron todas las luces y se despidieron de SeHun, que aún permanecía sentado en su mesa de dibujo sin apartar la mirada de JunMyeon; esperando pacientemente a que el mayor se desocupe y así por fin averiguar qué es lo que estaba molestándolo.

—¿SeHun?

Un suave movimiento en su brazo terminó despertando al menor, quien ni siquiera había notado en qué momento se quedó dormido.

—¿Qué haces aún aquí? —Preguntó el jefe de piso observándolo con el ceño fruncido.

—Te estaba esperando —declaró el pelinegro sacudiendo la cabeza, despabilándose.

—Ve a casa, SeHun —ordenó Kim con un suspiro, dándole la espalda y alejándose en dirección a los ascensores.

El más alto bufó indignado y siguió a su novio con visible molestia saliendo por sus poros.

—¿Qué pasa contigo? ¿Por qué te comportas así? —Cuestionó el antiguo modelo levantando la voz.

El castaño resopló con cansancio y rodó los ojos, como si su empleado fuera lo más insoportable que había conocido jamás; el menor, al notarlo, mordió su labio y empuñó las manos intentando no tomarse aquella expresión a pecho.

—Habla conmigo —pidió el menor en un susurro, dando leves pasos hacia el hombre que siempre lo había protegido, pero que ahora no parecía preocuparse en absoluto por él.

Kim apartó la mirada y empuñó las manos llenándose de furia ante el tono preocupado en la voz del pelinegro, inseguro sobre la veracidad del sentimiento que percibía en el más joven.