Capítulo once

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Faltaba una hora para el año nuevo y JunMyeon le había prometido a su familia que asistiría a la celebración general de la empresa; pero todas sus obligaciones se fueron por la ventana ante la mirada llorosa de SeHun y el temblor en su cuerpo que casi le impedía mantenerse de pie.

—Tenías razón —pronunció el pelinegro dejándose caer en el sofá—; BaekHyun solo quería que tuviéramos sexo, él ni siquiera...

Dejó caer la cabeza sobre sus manos y se lamentó por lo ingenuo que había sido.

El mayor cerró los ojos y suspiró; aún sabiendo lo que sucedería, le hubiera gustado no tener razón y dejar que el más alto obtuviera el final feliz con el que había estado soñando esos últimos días; pero la realidad siempre tenía que llegar para patearlos donde mas les dolía.

Kim se acercó al menor y acarició su espalda haciendo lo único que podía; consolarlo.

—No lo entiendo, Jun —sollozó—. Por qué no pueden quererme; ¿qué hago mal?

El castaño negó de inmediato.

—No es tu culpa, SeHun —declaró acariciando el cabello de su empleado.

—Pero entonces de quién —se quejó el nombrado poniéndose de pie y alejándose de su jefe—. LuHan eligió a aquella chica sobre mí, DongHae me dejó por el coreógrafo ese, y BaekHyun solo quería tener sexo.

—Hun...

—No fui suficiente para ninguno —renegó caminando de un lado a otro—. Ni siquiera me dieron una oportunidad; me apartaron apenas encontraron algo mejor y...

—¡Basta! —Exclamó JunMyeon poniéndose de pie.— Eres maravilloso, SeHun —el menor negó—; eres apuesto, inteligente...

—Sí, claro —cortó el más alto con obvia burla—; no te olvides de ingenuo, testarudo, frío, distante... ¿Cómo solían llamarme antes? Ah sí, un idiota con un palo atravesado por el culo.

—Deja de decir eso —ordenó Kim con su voz de jefe y se acercó al menor para tomar su rostro entre sus manos—. No voy a permitir que sigas insultándote de esa manera.

—Es que, Jun...

—No. —Espetó acercándose más.— Es cierto que eres testarudo, berrinchudo y a veces demasiado teatrero; no eres perfecto, pero eres increíblemente astuto, creativo, tienes un corazón de oro y... —Bufó.— Pueden decir cualquier cosa de ti menos que eres frío o distante.

Le sonrió y acarició su mejilla con dulzura.

—Eres un niño precioso que ama ser consentido, ¿cómo alguien podría decir que no eres cariñoso?

SeHun retrocedió y se dejó caer en el sofá comenzando nuevamente a sollozar.

¿Era aquel entonces el motivo? Él se había empeñado en mostrarse maduro y confiado mejorando su careta para poder dar la impresión adecuada, pero ahora parecía que aquello había ido en su contra. ¿Podría ser realmente eso? ¿Nadie lo quería debido a su máscara? Pero cómo podía mostrar su verdadero ser cuando ellos ni siquiera querían tomarse el tiempo de conocerlo y lo descartaban automáticamente por alguien más.

El menor bajó la cabeza y lloró sintiéndose miserable.

—No lo entiendo —declaró sacudiendo la cabeza—. Si me muestro cómo soy, dicen que soy infantil; si no lo hago, soy indiferente. ¿Por qué no pueden quererme por ambas? ¿Tan insoportable soy?

JunMyeon suspiró y se arrodilló frente al menor.

—No lo eres, SeHunnie; entiéndelo, no hay nada mal contigo, el que no te hayan elegido no tiene que ver contigo o con cómo eres, sino con lo que ellos son y lo que quieren en la vida.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora