Capítulo quince

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Apenas abrió los ojos, sintió su cabeza martillear como nunca, provocándole nauseas que llevaron a  SeHun a levantarse corriendo en dirección al baño. Se sentía débil, mareado y molesto consigo mismo por haber sido tan irresponsable al pasarse de tragos estando solo y sin ningún plan de sobrevivencia. Solo esperaba no haber causado muchos destrozos.

Tras lavarse la cara y los dientes, estiró la mano para tomar su toalla y así poder darse una ducha; sin embargo, en vez del suave material, sus dedos se encontraron en contacto con frías losetas de color pastel que lo hicieron temblar. ¿Dónde estaba? Miró al rededor, ¿cómo había llegado hasta ahí?

Tú pediste que lo llamara...

Yo que-quería... hab-blar contigo...

Creí que me querías...

¿Por qué me lastim-mas cuando lo único que yo hago es p-preocuparme por ti?

El pelinegro sostuvo su cabeza con ambas manos y se mordió la lengua queriendo ahogar un grito de terror ante los recuerdos de la noche pasada. Maldición. Cómo había podido estar tan ebrio al punto de molestar a JunMyeon.

Tenía que irse cuanto antes.

Salió corriendo como pudo hacia la habitación, recogió su saco y su maletín y miró hacia la sala en busca de su jefe; pero la estancia parecía estar vacía. Con suerte, Kim habría salido a algún lado y él podría escapar sin problema.

Caminó lentamente, sin hacer ruido, y sonrió victorioso al llegar hasta la puerta principal.

—¿Tienes prisa?

El pelinegro saltó ante la voz firme y cercana del más bajo, quien lo miraba con los brazos cruzados y la ceja alzada desde la entrada de la cocina.

SeHun mordió su labio, arrepentido, y se inclinó profundamente en dirección al mayor.

—Lamento mucho las molestias —dijo con toda la formalidad posible.

—Ven, desayunemos —dijo el castaño con una suave sonrisa, colocando un plato de sopa delante del lugar en el que solía ubicarse el menor—. Toma, te ayudará con la resaca.

El más alto asintió y comenzó a comer sin poder siquiera alzar la mirada hacia el mayor, quien continuaba sonriendo divertido ante la actitud tímida y avergonzada de su empleado.

—No creo haberte visto nunca así, ¿debería grabarte? —Preguntó jugando; SeHun frunció los labios y lo miró con enojo.

—¡Hyung! —Renegó.

JunMyeon no pudo evitar reír y suspirar ante lo mucho que había extrañado al pelinegro.

Comieron en silencio, entre miradas sutiles y suspiros secretos por lo cálidos que se sentían ante la familiar escena, deseando de todo corazón que aquel precioso momento no terminara nunca; pero sus plegarias no quisieron ser escuchadas. Una suave melodía llenó el espacio y el castaño tuvo que apartarse del menor para ir en busca de su teléfono.

—Diga —contestó sin siquiera ver quién llamaba.

—¡SuHo! ¡Buenos días! —Exclamó JooHyun con animosidad; el nombrado suspiró.

—Hola; ¿llegaste bien anoche? —Cuestionó lanzando leves miradas al rostro estoico de SeHun.

—Sí, aunque no llegué exactamente a mi casa... —dijo con picardía antes de reír.

—¿Qué? —El mayor sonrió ante la que supuso era otra de las travesuras de su amiga.— ¿Qué pasó? —Consultó divertido.

—Estaba bailando cuando...

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora