Capítulo Trece

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La comida sabía horrible. Podría ser el restaurante favorito del moreno y puede que tanto JongIn como SeHun hayan ido a cenar ahí algunas veces y hayan disfrutado de los mismos platos que tenían en frente; pero esa noche, la comida era simplemente desagradable. Amarga para uno, sin sabor para el otro; no podían ponerse de acuerdo en qué era lo que les molestaba tanto, pero les era imposible consumirla.

—Es mejor que pidas la cuenta y nos vayamos de una vez —dijo SeHun recargándose en el respaldar de su silla.

—¿Crees que si compramos algo de Soju en el camino, nos sepa dulce? —Consultó el moreno alzando su mano para llamar a la camarera.

—Quizá, pero no tengo ánimos de comprobarlo —dijo el más joven con desgano.

JongIn suspiró e intentó sonreírle a la castaña mesera mientras pagaba por la comida.

—Hun, mira allá, ¿ese no es BaekHyun? —pronunció el mayor sorprendido ante el semblante enojado del manager de Cromo.

El pelinegro volteó sin disimulo y compartió la expresión de su jefe de equipo antes de ponerse de pie y caminar en su dirección.

—¿A dónde crees que vas? —Exigió el castaño deteniendo al menor por el brazo. El más alto se sacudió el toque y continuó su camino hasta posicionarse delante del rubio, quien no pareció notar en absoluto su presencia.

—Hola —saludó SeHun llamando su atención.

BaekHyun levantó la mirada y la fijó en los dos menores que lo observaban directamente, uno con incomodidad y el otro con coquetería.

—¿Qué quieren? —Preguntó cortante.

—Nada.

—Pasar el rato.

Contestaron al mismo tiempo.

JongIn volvió a jalar el brazo del pelinegro, forzándolo a mirarlo.

—¿Estás loco? Se supone que aún estás superándolo —dijo JongIn entre susurros que exasperaron a SeHun.

—Ya te dije que no es por él que estoy desanimado —aclaró volviendo a soltarse del fuerte agarre de su amigo—. Pero él puede ayudarme a relajarme un poco; así que no te metas.

Volvió la vista hacia el rubio de manos bonitas y volvió a sonreírle.

—Que dices si vamos a divertirnos un poco —ofreció con picardía.

Baek mordió su labio como dudándolo un momento; pero tras una breve mirada hacia sus propias manos, asintió con decisión y se puso de pie.

—¿Tu departamento o el mío?

Entraron al oscuro departamento dando tumbos, con las bocas unidas en un apasionado beso y las manos ocupadas en las prendas del otro, apurando sus movimientos sin que siquiera les importe el placer ajeno, simplemente pensando en la picazón que necesitaban rascar esa noche.

BaekHyun se apartó de SeHun, aburrido por tanto golpe accidental, y caminó hacia el pasadizo que supuso llevaba a la habitación del menor, pero se quedó congelado ante tres puertas exactamente iguales.

—La última —indicó el pelinegro, desabotonándose la camisa; el rubio asintió e ingresó a la amplia y ordenada recámara mientras se quitaba el suéter.

—Es bonita —murmuró parado a la mitad del espacio, viendo los dibujos creados por el menor y algunas fotografías enmarcadas de su tiempo como modelo.

SeHun se acercó al mayor y comenzó a besar su cuello mientras introducía las manos por debajo de su polo, acariciando su levemente tonificado pecho.

Boceto de Sonrisas [SeHo] (Memorias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora