Capítulo Trece

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Dedicado a Mmurcia23 estoy in love contigo, con tus comentarios, audios y todas las cosas lindas que haces 🥺❤

( Canción: Almost is never enough  de Ariana Grande)

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Ha pasado una semana desde la última vez que lo vi.

Que lo vi a punto de besarse con una chica mientras yo los observaba desde la distancia con los ojos llenos de lágrimas.

Desde ese momento decidí que no lo buscaría. Estoy cumpliendo con eso y puede ser que al final si me buscase. Pero he cambiado de parecer y directamente lo ignoro. Evito ir a la cafetería del campus, escabulléndome para irme a la pequeña cafetería del centro, a veces voy sola, otras veces viene Teo conmigo e incluso Mar ha llegado a ir por no dejarme ir en solitario. He venido antes de tiempo a la cafetería, Lucia ya me ha dejado el macchiato en la mesa mientras que yo tengo los ojos clavados en la ventana buscando a Teo con la mirada.

Desvío los ojos un momento para centrarla en mi taza de café y el timbre de la puerta suena por la entrada de un nuevo cliente, alarmándome. Levanto la vista rápidamente con la esperanza de encontrarme a Teo, pero con lo que me encuentro es mil veces peor.

Él está ahí. Después de casi cuatro meses sin vernos está ahí. Su pelo rubio oscuro está más corto de lo que recordaba y las bajas temperaturas no le dejan llevar las camisetas de tirantes que solía llevar en los meses de verano. Veo como se acerca a la barra. Yo me pego a mi asiento todo lo que puedo intentando camuflarme con el mobiliario. Subo mi bufanda ocultando parte de mi rostro para evitar que me reconozca.

«Menos mal que escuché a Mar y me teñí el pelo».

Estoy tan enfocada en que Edu no sé de cuenta de que estoy en la misma cafetería en la que está él que no es hasta que tengo a Teo delante de mí que me percato de su presencia.

—¿Inm...?

—¡Sh, Sh! —Hago gestos silenciándolo de malas formas. Teo me observa entre confundido y divertido por mi actitud—. Mi ex está en la barra —susurro.

Una pequeña sonrisa se dibuja en el rostro oscuro de mi amigo y yo gruño por la frustración.

¿Por qué me sorprende?

«La gente siempre se divierte a mi costa».

—¿Cuál de todos? —susurra de vuelta.

—El del cárdigan azul marino.

Teo mira por encima de su hombro. Veo como alza ambas cejas antes de volverse en mi dirección. La sonrisa se amplía más que antes y hay un brillo burlón en su mirada.

—No sabía que los pijos eran tu prototipo de tío —comenta, sin disimular el tono divertido.

—No lo son —mascullo molesta.

Sorbo con más fuerza de la que debo a través de la pajita y esta hace un sonidito bastante molesto provocando que me sonroje por la vergüenza.

«Tengo ocho años mentales».

—Claro que lo son, no lo niegues. ¿Qué te hizo?

—¿Por qué asumes que me hizo algo?

—Porque estás huyendo de él como si se tratase de la lepra —dice de forma más comprensiva.

Relajo mis hombros y tomo una inspiración para dejar de estar encorvada. Me acomodo en mi asiento mientras reúno la valentía para decirlo en voz alta a alguien más que no sea Lara.

Tres amores y medio | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora