Capítulo Quince

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Capítulo dedicado a mirii3245 porque gracias a este capítulo me diste una historia que no era consciente que necesitase escribir. Tq.

(Canción I Wanna Know de Bea Miller)

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Ha pasado un día desde la última vez que vi a Enzo. El alcohol que tenía circulando a través de mi cuerpo no me dejó recordar toda la conversación al completo. Lo que sí que me quedó claro fue que lo que sea que estaba ocurriendo entre nosotros había acabado esa noche. Recuerdo que al llegar al apartamento me encerré en mi habitación y me dormí agotada por el llanto.

Me siento extraña. Mentiría si dijese que no le he echado una ojeada al teléfono esperando que la pantalla del móvil se iluminase por la llegada de un nuevo mensaje. De un mensaje de él. Lo único que quería hacer hoy era quedarme encerrada en mi habitación ahogando mis penas en las notas musicales y escuchando las canciones cómo si las hubiesen escrito para mí. Sin embargo, estoy terminando de repasar la base para tapar las bolsas moradas que hay debajo de mis ojos.

Ahora parece que he dormido, no obstante, mi mirada no oculta la tristeza que desprendo. Intento comprender que hicimos mal, en qué momento todo eso que habíamos empezado a sentir dejo de tener importancia y el orgullo acabo siendo nuestra preocupación principal.

Alguien aporrea la puerta del baño antes de abrirla sin que yo le dé permiso. El cabello pelirrojo, el rostro pecoso y la estatura pequeña de Mar aparecen en el marco de la puerta. Se ha maquillado bastante más que yo, tiene los labios rojizos combinándolos con el vestido rojo que viste.

—¿Estás lista? —pregunta con cautela.

Ella fue quién me explicó más o menos mi estado la noche anterior. Mar se había quedado a dormir a mi lado porque no había parado de llorar. De verdad que lo intentaba, pero había algo que impedía que pudiese detener la lluvia de mis ojos.

Sentía y bueno, sigo sintiendo un vacío extraño. La desilusión se ha apoderado de la forma de observar a mi alrededor. Lo único que ha conseguido que me anime un poco ha sido el correo de mi profesor Palacios, advirtiéndome de que el lunes hablaría con Teo y conmigo sobre un tema de suma importancia, según él.

—Aunque no lo esté, tendré que salir —susurro mientras recojo el maquillaje y lo guardo todo en el neceser.

Me miro por última vez en el espejo. Mi pelo rubio está recogido en un moño suelto. Mi jersey negro de cuello vuelto destaca la palidez de mi piel. Lo he combinado con unos pitillos del mismo color y mis botines favoritos.

—Inma, estuve contigo toda la noche —empieza a decir Mar, acercándose a mí. Hace una pausa antes de continuar—. El día que volviste del pueblo de tus padres estuviste una semana en el mismo plan. Una semana, Inma y luego pasaste dos meses encerrada en tu habitación. A veces, no salías ni para comer con nosotros. No puedo permitir que te ocurra lo mismo otra vez.

—Sí estás intentando animarme, estás consiguiendo lo contrario —digo sorbiendo.

Mar elimina la poca distancia que hay entre nosotras y me abraza. Inhalo su aroma a cítricos y rodeo su cintura. Noto como pasea sus dedos por mi espalda y el nudo en mi garganta se afianza en vez de desaparecer.

—Eres como mi hermanita pequeña, no puedo evitarlo.

—Gracias —susurro contra el hueco de su cuello.

—¿Me estáis volviendo a excluir?

Levanto la cabeza de mi escondite y me encuentro a Iván en el marco de la puerta. Le hago un gesto invitándolo a acercarse. Tarda menos de dos segundos en rodearnos a ambas.

Tres amores y medio | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora