Capítulo Diéciseis (II)

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Capítulo dedicado a Niky_pollo me alegro mucho que te esté gustando, a mí me encantan tus comentarios jeje 💗

(Canción: Dos x Tres [Acústico] de Sebastián Cortés y Roy Borland)

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El sábado apenas tuve tiempo de poder mirar el móvil y hoy menos aún. Eva está estresada perdida por la fiesta y según lo que me dijo el viernes, eso no es bueno para el bebé. Mientras que Tía Esme y yo terminamos de colocar las sillas en el jardín, mi madre distrae a mi hermana en la cocina.

No sé por qué está tan preocupada si hemos dejado el jardín perfecto. Hemos colocado varias mesas y sillas para que la gente se pueda sentar y tomar algo. En la parte trasera de la casa, junto a la entrada de la terraza hay una mesa alargada con mucha —muchísima— comida, suficiente para alimentar a un regimiento militar, aunque no creo que les hiciese mucha gracia que está estuviese decorada en colores rosas y azules tono pastel. Hay varios globos repartidos en el jardín dónde descansa la frase: Es una niña o Es un niño.

Hay un pequeño cubo en una esquina con tubos de confeti. Por instrucciones estrictas de mi tía no puedo abrir ninguno porque los confetis son los que revelarán mediante el color cuál es el sexo del bebé. Aunque no entiendo muy bien por qué asemejamos a la niña el rosa y al niño el azul —dato curioso: antes de la Segunda Guerra Mundial era al revés—. Desde que tengo memoria siempre he aborrecido el rosa, si no, que se lo dijesen a mi madre.

La piscina está también decorada en los bordes con globos rosados y azulados. Según tengo entendido, Tía Esme ha sido capaz de contactar a alguien para que le encargase un tinte para el agua del mismo color que los confetis a la hora de la revelación.

«Si cuándo tenga hijos se me ocurre hacer algo así, que alguien me lo prohíba».

Y pensar que mis padres fueron al médico. El ginecólogo observó mediante la pantalla que no tenía nada colgado entra las piernas, se lo comentó a mis padres dando a entender que era niña y llamaron a mis abuelos y tíos respectivamente para decírselo.

«Fácil, sencillo y eficaz».

Estoy terminando de colocar los arreglos florales que había encargado mi madre para las mesas cuándo escucho como la puerta de la terraza se abre de nuevo. En el marco de esta aparece mi hermana mayor con su pelo recogido en un elegante moño, vestida con un largo vestido blanco que realza su abultada barriga.

—¿Qué tal vas? —pregunta.

—Bien, ahora entro para sacar la comida.

—Vale —dice, toma una inspiración profunda antes de continuar—. Todo va bien.

Aunque creo se lo dice más a ella misma que a mí. Oigo como la puerta de la terraza se vuelve a abrir. Espero escuchar los pasos de mi hermana desapareciendo por la lejanía, no obstante, resuenan en la tarima de madera pasos pesados. Levanto la vista del macetero bicolor para encontrarme con el prometido de mi hermana y a su lado su primo. El chico de melena rubia y ojos castaños clava su mirada en mí y siento como un nudo extraño aparece en mi estómago.

—¿Por qué no vamos a dentro? Así dejamos que ellos dos tengan intimidad — habla mi cuñado, sonriente.

«Se reabre la lista de asesinatos».

Fulmino la espalda de Nicolás mientras él entra con pasmosa tranquilidad a mi casa. Eva mira una última vez por encima de su hombro. Le ofrezco una sonrisa tensa y es suficiente gesto para que se adentre también en la casa dejándome a solas con él. Con Edu.

Tres amores y medio | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora