Capítulo Veintitrés

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Capítulo dedicado a writtenbooksbykar que a pesar de que te queden varios capítulos para llegar a este, tengo que agradecerte todo el amor y apoyo que le estás dando a taym 🥺❤

(Canción: Say you won't let go de James Arthur)

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Mi cuerpo entero se ha ido convirtiendo en un manojo de nervios cuánto más cerca estábamos del aeropuerto. Mi pierna se mueve de arriba abajo constantemente. Centro mi mirada en el exterior soleado que se abre paso por la ventana. A pesar de ser invierno, el sol brilla sobre el cielo azulado. Aprovecho para bajar la ventana y que el suave viento de la mañana sople en mi rostro, consiguiendo que el aire frío tranquilice un poco más mis nervios. Siento una mano cálida entrelazándose con la mía, como si se tratase del acto más cotidiano.

Le doy un ligero apretón. Giro mi rostro, desviando mi mirada de los coches que conducen al lado nuestra para enfocarla en el chico de rizos castaños y mirada grisácea que conduce con una mano en el volante y otra enlazada con la mía, mirándome de reojo varias veces.

—¿Nerviosa? —pregunta ligeramente divertido.

«Él sabe la respuesta perfectamente».

—¿Nirvisi? —lo imito irritada.

Oigo su risa ronca cuando termino y acaba contagiándomela, consiguiendo que libere la poca tensión que se seguía adueñados de mi cuerpo. Una pequeña sonrisa invade mi rostro mientras Enzo toma el cruce que nos desvía en dirección al aparcamiento del aeropuerto.

Enzo quita las llaves de la toma de mando y nos vemos obligados a separar a nuestras manos al él salir del coche. Veo por el espejo retrovisor como abre el maletero y saca nuestras dos maletas. Yo me bajo del vehículo también y me acerco para arrastrar mi maletita. Cojo mi mochila del asiento del copiloto dónde está mi libro, el móvil y mis auriculares.

Uno de los brazos de mi novio rodea mis hombros y andamos los dos juntos hacia la entrada del lugar. Al entrar, el sonido de las ruedas siendo arrastradas por el suelo de granito resuenan por todo el aeropuerto junto a la voz monitorizada que va avisando de las salidas y las llegadas para que los pasajeros vayan a dicha puerta.

Paseo mi mirada por el sitio en busca de la gran pantalla dónde están reflejados todos los vuelos que saldrán en estas horas. Al localizarlo, arrastro a Enzo por el aeropuerto hasta acabar en frente de esta. Reviso cada uno de los nombres amarillentos que están escritos en la pantalla. «Irlanda, 9:30. 201-205». Miro a nuestro alrededor en busca de los mostradores señalados con uno de esos números hasta que lo encuentro.

Caminamos, arrastrando nuestras maletas hasta colocarnos al final de la fila. Hay bastantes personas por delante de nosotros a pesar de que hemos llegado casi una hora antes al sitio. Apoyo mi cabeza en su brazo y suelto un suspiro de aburrimiento. Sin poder contenerme, bostezo por la falta de sueño. Estos últimos días no he dormido casi nada, los nervios me han estado carcomiendo y la presión de conocer a mis suegros parece incrementar cuanto menos tiempo queda para verlos.

—¿Tienes ganas de volver?

—¿A Irlanda?

Asiento en respuesta.

—La verdad que sí. Además, puede que conozcas a algunos de mis amigos de allí —dice, con una pequeña sonrisa dibujándose en su rostro—. Les he hablado mucho de ti.

—¿Les has hablado de mí? —pregunto, con los nervios renaciendo en mi interior.

—Mhm, que una personita muy pesada se hace llamar mi novia —susurra, acercando su rostro al mío.

Tres amores y medio | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora