»RAINBOW DASH Y OTROS NOMBRES«

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Hadley

Nadie dijo nada de regreso al hotel, ni siquiera hicimos contacto visual. Era muy incómodo y cuando llegamos al cuarto y nos sentamos al borde de la cama, me sentía mucho más incómoda.

-¿Cómo pasó ésto?- Preguntó Víctor en voz muy baja.
-¿Cómo crees?- Pregunté en respuesta sin mirarlo.
-No lo sé- Respondió poniendo una mano en su mejilla- Usamos...
-Una vez, solo una vez, una de... Cómo treinta veces que lo hicimos ese mes- Me quejé y me tallé los ojos.
-Osea sí, pero terminé afuera- Respondió y lo miré levantando una ceja.
-¿Cuándo lo hiciste? Dime solo una vez que hayas hecho eso- Él se quedó callado- Mierda ¿Cómo pudimos ser tan estúpidos? Esto es horrible.
-¿Horrible?- Preguntó y lo miré, no se veía preocupado- Ésto es genial, es la mejor noticia que alguien me pudo dar.
-¿Estás bromeando? No es divertido- Dije seria y preocupada.
-Claro que no- Dijo poniéndose de pié y jalándome para abrazarme- Hadley, vamos a ser papás.

Me apretaba fuerte y yo lo empujé para alejarme.

-¿No entiendes?- Pregunté caminando de espaldas hasta chocar con la pared- Todo esto es fácil para ti, tú no tienes que pasar por todos éstos cambios, sin contar que en cualquier momento tendré que dejar el trabajo y regresar a casa.
-Pero, ¿Qué tiene de malo?- Preguntó confundido.
-Que me he esforzado para que mis padres, Ian, Ferri, Roman, los Santos, los Profetas, Nineteen Street, que todos ellos me tomen en serio, he trabajado muy duro para llegar hasta aquí con todo esto- Se me salió una lágrima- Nadie creerá que puedo seguir con éste viaje y cargar con el peso de ser la líder de los Santos si estoy embarazada.

Se quedó callado por un rato, pensando en algunas cosas.

-No le diremos a nadie, no hasta que terminemos éste trabajo y la carga completa esté distribuida- Dijo él y suspiré triste- ¿Y sabes qué? Nadie creerá que no puedes, has llegado hasta aquí, podrías hacerlo de nuevo con una mano atada a la espalda.

Él se acercó a mí y me abrazó fuerte. Estaba asustada, no sabía qué pasaría.

-Además aquí estoy, siempre contigo para dispararle a quien se atreva a decirte algo- Dijo me dió un beso en la mejilla- ¡Vamos a ser papás!

Él estaba muy feliz, pero yo tenía mucho miedo. Solo que al verlo tan contento yo sonreí.

-¿Cómo se va a llamar? ¿Quieres un niño o una niña? Yo obviamente quiero un niño- Decía Víctor viéndome, sonreía- ¿Qué haremos con Haley? Tal vez puedan jugar juntos, que se llame El Destructor.
-Por todos los cielos, ¡No se llamará El Destructor!- Grité haciendo una mueca.
-¡El Aniquilador! ¡O Batman! No, no, no, Batman una vez le dió una paliza a Roman, mejor... ¡Gokuuuuu! ¡Jhon Wick! ¡Naruto!- Víctor estaba muy feliz y me hizo reír- Si es niña se llamará Cordelia, su primer nombre será La Princesa o... ¡Raimbow Dash! Cómo la de My Little Ponny, Cenicienta o ¡Mulán! Tienes que admitir que es la mejor.

Yo solo lo veía sonreír y por un momento me sentí feliz. Tal vez no era tan malo tener un bebé.

-¿Crees que tenga tus ojos? Me encantaría, son tan bonitos- Dije sonriendo y acariciando su rostro.
-Sea como sea será perfecto- Respondió y me dió un beso en la frente.

Alguien tocaba la puerta y Víctor rodó los ojos.

-Oooo que la vergaaaa- Se quejó Víctor caminando a la puerta- ¿Qué nadie respeta los momentos bonitos?

Detrás de la puerta estaba Ian.

-Es hora de irnos, viajaremos en avionetas- Dijo Ian emocionado y sonreí forzadamente- Tenemos cinco minutos para estar abajo en las camionetas.

Ian se fue rápido y suspiré cansada, era hora de irnos. Tomamos nuestras cosas y salimos de la habitación, nos fuimos por el pasillo y bajamos hasta las camionetas. Entramos al auto y nos pusimos en marcha.

-Mis hombres están cargando la mercancía en las avionetas, son cuatrocientos paquetes chicos de cinco kilos, tenemos dos avionetas y cada una carga doscietos paquetes, en total son las dos toneladas que dejarán caer sobre el punto acordado- Explicó Ian y asentí, estaba de acuerdo con ese plan que era mío- Nosotros iremos en una avioneta más pequeña siguiendo el cargamento y aterrizaremos en el punto.
-Muy bien, quiero que todos los hombres que esperarán el cargamento estén atentos a la mercancía, no queremos que algún paquete se pierda o se rompa- Dije sacando un mapa de la zona de aterrizaje- Hay un lago en el que se soltará la mercancía, el agua amortigua el golpe, pero para que no se pierdan los paquetes habrá una red de seguridad.
-Muy bien, todo eso ya se está preparando- Dijo Ian y asentí contenta.

Bajamos del auto cuando llegamos al hangar en donde estaban metiendo lo último de la mercancía. Cómo este lugar era propiedad privada de Ian ningún policía nos molestaría.

-Okay vamos a ver- Dijo Víctor caminando conmigo a los aviones.

Tomé uno de los últimos paquetes que estaban cargando y lo revisé. Todo estaba como yo dije, la mercancía empacada en su plástico normal, además cubierta por lo que yo había pedido, que era una capa de plástico ultra grueso para envolver.

-Se ve bien- Dije dando vueltas al paquete, no tenía ni un agujero por dónde pudiera entrar el agua.

Dejé el paquete en las manos de un hombre que lo metió en la avioneta. Me asomé por una ventanita y ví que todo estaba sujeto con correas de seguridad, además de que estaban ordenados junto a la escotilla del suelo por dónde se dejarían caer.

-Señores, estamos listos para salir, solo nos falta que den la orden- Dijo un joven que se acercó a Ian.
-La orden la da ella, no yo- Me señaló Ian y el otro joven no parecía creerlo.
-Todo perfecto, vámonos- Dije viendo a Víctor y a Ian.

Caminamos a dónde estaba nuestra avioneta, era pequeña pero se veía cómoda en los sillones de adentro.

-Me llamo Joey Bartlett, seré el piloto de su avioneta- Saludó un joven de unos veinticinco.
-¿No eres muy joven para ser piloto?- Preguntó Víctor nervioso.
-No tanto, solo tengo veintitrés- Sonrió ampliamente y tragué saliva- Pero tranquilos, solo se me han muerto dos personas.

Todos nos quedamos callados viéndolo con los ojos bien abiertos.

-Aaaaa es broma- Se rió el muchacho yo hice algo como una sonrisa y una mueca- ¿Nos vamos?
-Tas pendejo, ai nos vemos- Dijo Víctor y se dió la vuelta para irse.
-Quiere decir que si, hay que irnos- Dije tomando la mano de Víctor- Danos un segundo.

Me alejé tantito con Víctor y él solo negaba con la cabeza.

-Ya habías aceptado hacer el viaje en avioneta- Me quejé y él aún no quería.
-Fue antes de saber que nuestro piloto acababa de salir de la primaria- Respondió inseguro- No sé tú, pero yo quiero estar vivo cuando nazca mi hijo.
-Lo estaremos, no voy a discutir contigo, vámonos- Me crucé de brazos y me dí la vuelta- Joey, andando.
-Ya está- Respondió el chico poniéndose su casco.

La puerta de la avioneta estaba abierta y yo subí de copiloto, tenía que ver qué todo saliera bien. Ian y Víctor estaban atrás, mi esposo me miraba con cara de querer matarme.

-Joey ¿Hace cuanto que vuelas?- Pregunté por pura curiosidad.
-Desde hace una semana- Contestó y abrí mucho los ojos, él se rió- No es cierto, no es cierto, desde que mi madre me tenía en su vientre, ella y mi padre eran pilotos de avión.

Suspiré aliviada mientras él comenzaba a apretar botones como un experto.

-Aquí Bartlett, solicito permiso para despegar- Dijo el chico por el radio que tenía en su casco- Gracias.

Joey empezó a moverle algunas cosas al tablero y comenzamos a avanzar.

-Ay saaaaaanto clos- Susurró Victor viendo por la ventana.

Nadie sabía que a él le incomodaba volar, solo yo lo sabía, pero confiaba en que estaría bien.

-Si, le digo, mis padres me enseñaron a manejar un avión cuando tenía trece años, me gradué de la escuela para pilotos cuando tenía dieciocho, soy el más joven piloto de América- Decía el muchacho, notaba un acento de otro país.
-¿Y de dónde eres?- Pregunté curiosa viéndolo.
-Brazil- Respondió amablemente.

Seguimos platicando por un muy buen rato, horas y horas, era muy divertido, muy gracioso.

ENTRE ROSAS Y ESPINAS |TTE #2| Victor Zsasz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora