»TANCY«

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Hadley

No estaba saliendo mucho de la casa, eso debido a que Víctor creía que me podía lastimar o una tontería así. Yo traté de decirle que ese bebé era apenas un gusano deforme pero él aún insistía. Habíamos metido muchas cosas al que sería el cuarto del bebé en un futuro lejano, mientras la usaríamos como lugar para guardar pañales, cobijas y esas cosas. Era una locura y eso que aún ni siquiera se empezaba a notar mi pancita.

Estos días eran aburridos, me la pasaba ayudando a Haley con la tarea, cocinaba recetas de YouTube sin ayuda de los cocineros que teníamos, jugaba videojuegos con mis amigos o me metía en la alberca. No podía quejarme pero quería salir, hacer negocios, planear nuestro nuevo trato multimillonario con Sánchez. Pero ahora Óscar estaba a cargo de todo eso.

Víctor

Roman se paseaba por el Máscara negra mientras yo lo cuidaba y vigilaba que todo estuviera bien. Mi jefe tenía una junta importante con uno de los socios de su empresa.

–¿Ahora qué haces?– Preguntó Dayana sentándose a un lado de dónde yo estaba recargado.

Habíamos platicado varias veces en la semana, era algo... Agradable. Pero me sentía extraño ya que aveces actuaba raro conmigo, como de una forma más provocativa.

–Lo mismo que hace quince minutos que preguntaste– Respondí viendo a mi jefe sentarse en una mesa.
–¿Por qué no salimos de aquí y vamos a pasear?– Preguntó ella y levanté una ceja.
–¿Qué te hace pensar que saldré contigo? Tengo esposa– Dije recordando la preciosa cara de Hadley.
–No la veo por aquí, además pareces algo estresado– Ella sonreía divertida y rodé los ojos.

Me quedé en silencio viendo que el socio de Roman llegaba, ambos se saludaron y comenzaron a revisar algunos papeles.

–Roman puede cuidarse solo, vamos, será un ratito chiquito– Decía ella, tenía una sonrisa que decía que me metería en problemas– Y creo... Que quieres salir de aquí conmigo.

La verdad si estaba cansado y estresado, la noche anterior Hadley me había mandado a buscar unos dulces extraños que no había en ningún lugar de Freeridge, solo por que se le habían antojado. Busqué esos estúpidos dulces en cada tienda que estaba abierta, hasta que encontré los últimos dos paquetes al final del territorio de las serpientes. Para colmo, Hadley solo chupó uno de esos caramelos por cinco minutos. Además en la mañana hice mucho papeleo, maté a un sujeto que le debía dinero al jefe y además tuvimos que quemar el cuerpo.

–¿Sabes qué?– Dije algo molesto– Al diablo todo ésto, vámonos.

Ella se levantó y yo solo le dije a Gato que cuidara al jefe.

Hadley

Estaba leyendo un libro cuando Haley llegó corriendo a mí con sangre en la boca.

–¿Qué carajos te pasó?– Pregunté asustada pero él parecía feliz.
–¡Mira!– Gritó mostrándome el diente que tenía en la mano– ¡El ratón vendrá y me dejará dinero en la almohada! ¡Llevaba flojo una semana y al fin se cayó cuando choqué con la puerta!

Yo no sabía si reírme o preocuparme, pero al final decidí solo ser feliz con el pequeño.

–¡Qué bueno! ¡Vamos a guardarlo para que por la noche lo pongas en la almohada!– Lo cargué para llevarlo a su habitación.
–¿Cuánto crees que me dé el ratón? Me lavo los dientes todos los días– Decía él observando su dientecito en su mano.
–¿Cuánto pides? Podríamos hacerle una oferta– Le propuse y se rió.
–Los dientes son su negocio, mujer, ¿Cómo le vas a ganar?– Preguntó el pequeño sacándome una sonrisa.
–Tu madre puede ser muy convincente– Respondí aún caminando por el pasillo.
–Bueno... Hay un nuevo videojuego que quiero, tal vez me dé dinero para comprarlo– Dijo él pensativo.

ENTRE ROSAS Y ESPINAS |TTE #2| Victor Zsasz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora