»JOHANES«

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Hadley

Víctor volvió a casa y volvió a mi vida. Pude volver a sentir sus abrazos, sus besos, su compañía, pude volver a sentir lo que era dormir junto a él. Y lo más importante, volvimos a ser una familia.

Pasaban los meses y él jamás me dejó sola, estuvimos juntos en todo momento. Me llevó al médico, me llevó a pasear, o tan solo me acompañó cuando estaba cansada y quería quedarme acostada. Víctor se quedó a mi lado cuando me sentía con náuseas, cuando estaba enojada y era insoportable, se quedó cuando me quejaba por estar gorda.

–Te vez preciosa– Eran sus únicas palabras.

Y aunque al principio fue difícil olvidar las cosas malas, aún así seguimos y pasamos todo juntos, superando lo que ocurrió. Nos reímos de felicidad cuando vimos las ecografías de Johan mientras se movía dentro de mí. Nos divertimos mucho al arreglar la habitación del bebé con Haley-Jean, todos terminamos llenos de pintura azul-gris pastel.

Y cuando llegó el día, apenas pudimos sentir todas las emociones juntas.

–¿Quieres comer algo?– Preguntó Víctor, yo estaba recargada en su pecho.
–No... Solo tengo algo de sed– Respondí viendo el televisor.

Víctor se levantó con cuidado del sillón y se fue. Yo me sentía muy rara desde semanas atrás, estaba más cansada que nunca, dormía todo el día, sentía dolor en la espalda y el vientre, sentía las clásicas contracciones del diario, solo que éstas eran un poquito más fuertes.

–¿Agua de limón o normal?– Gritó Víctor desde la cocina.

Me levanté con mucho cuidado y mucho esfuerzo, la verdad también quería un poco de pastel. Fui despacio hasta la cocina y lo ví ahí buscando en el refrigerador.

–Agua normal– Dije y él se asustó, se levantó rápido y se golpeó la cabeza con la puerta del refri.

Comencé a reírme mientras él se sobaba la cabeza y me miraba. Casi se me olvidaba el dolor.

–Te voy a poner un cascabel en el cuello si sigues asustándome así– Se quejó dejando mi agua en la barra de mármol.
–¿Estás bien?– Pregunté dejando de reír.
–Si, no te preocupes, solo se me salió el cerebro– Dijo sarcástico y sonreí divertida.
–Eso desde hace mucho– Contesté y se empezó a reír.
–Que linda esposa tengo– Rodó los ojos y se volteó al refrigerador.

Yo dejé de reír en tanto sentí algo húmedo correr por entre mis piernas.

–Vi-Victor– Dije nerviosa sintiendo algo de miedo.

Él se dió la vuelta y me miró, luego bajó la vista a toda el agua del suelo.

–No te preocupes, te daré más, fue un accidente– Dijo llevando la mano a mí vaso.

Él había creído que derramé el agua, pero su cara cambió a una de susto al ver el vaso perfectamente intacto y lleno de agua.

–Oh... Mierda– Susurró y me miró a los ojos– Todo está bien.

Él dijo eso con un tono de duda que me asustó mucho más.

–Espera un segundo– Dijo saliendo con cuidado de la cocina, luego se echó a correr– ¡Juliet! ¡Iceland!  ¡Juliet! ¡Juland! ¡Iceliet! ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Auzorro! ¡Soquilio!

Miré todo el charco del suelo y supe que era hora, así que regresé a la sala y con mucho trabajo me puse los Vans. De pronto llegó Haley-Jean corriendo, había estado jugando en el jardín.

–¿Qué pasa? ¿Por qué papá corre como loco por todos lados?– Preguntó Haley asustado.
–Es hora Haley– Dije poniéndome de pié.
–Bien, dame un momento– Dijo respirando profundamente para calmarse– Okay, vámonos, es hora.

ENTRE ROSAS Y ESPINAS |TTE #2| Victor Zsasz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora