ENTRE ROSAS Y ESPINAS |TTE #2| Victor Zsasz

»CENIZAS DE UNA MENTIRA«

Hadley

Después de llevar a Haley a dormir y de ver yo sola otra película, decidí ir a mi habitación, pero había algo mal. Estaba preocupada por que Víctor no había llegado, eran casi las doce y media de la noche, ni siquiera me había mandado un mensaje. No podía evitar pensar en que algo malo le hubiera sucedido, en que posiblemente estaba muerto o secuestrado. Tomé el teléfono y marqué varias veces su número pero no me contestó, dejé mensajes, llamé de nuevo y nada. Decidí llamarle a Roman por si sabía algo.

–¿No es muy tarde para que estés despierta?– Preguntó la voz ronca de Roman.
–Víctor no ha llegado, no me contesta los mensajes ni las llamadas– Dije muy nerviosa, me temblaba la voz.

Roman no contestó, solo se quedó callado.

Roman

Me paré de la cama muy rápido, pero después recordé algo. Víctor me dijo que llevaría a Dayana a su casa y yo sabía que había algo más. Durante días había visto cómo ellos dos se miraban, cómo ella le sonreía y... Supe lo que pasaba.

Hadley

Me dió miedo que Roman no supiera nada de él, ni siquiera me decía algo.

–Si ya sé por qué– Dijo él y suspiré, no sonaba asustado– Se quedó dormido en el sillón de mi sala, estaba tan cansado, me había dicho que no ha podido dormir bien.

Tragué saliva, tal vez eso fue mi culpa, lo desperté en varias ocasiones para que me consiguiera golosinas en medio de la noche.

–¿Quieres que lo despierte?– Preguntó Roman y pensé un poco.
–No, déjalo dormir, gracias Roman– Dije en voz baja algo aliviada.
–Buenas noches y por favor ya no me despiertes que se me hacen una ojeras horribles– Decía Roman y me reí un poco.
–Buenas noches– Susurré y colgué el teléfono.

Me dejé caer en la cama y suspiré aliviada de saber que estaba bien. Me había dado un buen susto.

Roman

Jamás había inventado una mentira tan ridícula y jamás alguien se había creído tan rápido algo que yo dijera, incluso me sentí mal por Hadley. Busqué el número de Víctor y envié un mensaje.

“My Sr. Zsasz ❤️”

Hadley llamó

Le dije que te quedaste dormido aquí en el sillón de la sala

Tienes que decirme lo que pasó y por qué
te fuiste con ella

No te cubriré de nuevo

Hadley no merece esto

Y si se entera te corta los huevos

Descansa bebesito ❤️

Envié todos esos mensajes y luego dejé el teléfono, eso de que me salían ojeras era verdad.

Hadley

No podía mentir, la cama se sentía fría y sola sin él. Me sentía tan lejos de él y quería que estuviera aquí abrazándome, pero tal vez se merecía ese descanso de mí y de mis antojos a media noche. Lo amaba muchísimo y quería que se sintiera bien aunque fuera lejos de mí por una noche, además estaba en casa de Roman, estaría bien.

Sonreí suavemente al pasar la mano por mi abdomen, Víctor y yo habíamos creado una familia y me sentía muy feliz. Antes tenía algo de miedo, pero ahora sabía que estaríamos bien.

–Papá y yo vamos a cuidarte mucho– Susurré sonriendo y acariciando mi vientre.

Cerré mis ojos pues ya estaba cansada, aunque era algo raro dormir sin Victor.

Por la mañana...

Se llevaron a Haley-Jean a la escuela, me bañé, desayuné y busqué de todo para perder el tiempo. Hasta que Víctor llegó y sentí que al fin respiraba. Corrí a él y lo abracé con fuerza, luego lo besé tantas veces que no pude contarlas.

–¡Sweetie te extrañé! ¡Ay amorcito, por poco me da un infarto! No contestabas mis llamadas– Dije dejando otro beso en su mejilla– ¡Pero aquí estás! Sano y salvo, tan lindo como siempre.
–Te traje esto– Dijo alejándome de él con una mano y dándome un ramo de rosas con la otra.
–Ooooow gracias– Sonreí como una tonta y tomé las flores.

Olían delicioso, pero... Había algo raro. Víctor no me miraba, parecía cansado, sin energía.

–¿Te sientes bien?– Pregunté y solo asintió.
–Iré a tomar un baño, tengo que volver al trabajo– Dijo y ya se iba pero lo jalé de nuevo.

Lo abracé con fuerza, mis brazos rodeaban sus costillas y se entrelazaban en su espalda. Quería oler su delicioso aroma, pero había algo diferente.

–Hueles como a mujer... A zorra– Dije olfateando como un perro.
–Ya sabes que Roman hace cosas raras, tiene muchos perfumes extraños, además trabajo en un club donde hay esa clase de mujeres– Dijo alejándose de nuevo– Me voy a bañar.

Lo ví irse por el elevador, algo andaba mal, además... Roman jamás usaría uno de esos perfumes baratos de zorra, a él le gustaban las cosas finas, sin contar que conocía el aroma de las zorras del Máscara negra y no era ese.

–Señora...– Habló Khelan, uno de nuestros guardias– Necesito hablar con usted.
–Ah si, ¿Qué necesitas?– Pregunté curiosa y él parecía incómodo.
–Mejor le muestro, sígame por favor– Pidió y yo hice eso.

Me llevaba por el camino al estacionamiento, él también se encargaba de meter los autos que dejábamos en la entrada, los estacionaba y limpiaba.

–Me incomoda decirle esto, pero... Creo que debe verlo– Llegamos al estacionamiento subterráneo y señaló el Maverick rojo.

Lo ví algo raro, empezaba a dudar y a pensar que era una trampa, pero confiaba en Khelan. Abrí la puerta del auto y no vi nada pero el chico señaló el asiento trasero. Me puse a revisar y... Había algo debajo del asiento del copiloto.

–Disculpe el comentario pero obvio que no es de usted– Dijo Khelan cuando tomé la prenda.

Saqué el brassier rojo de encaje, era bastante grande y no era mío claramente. Pero... ¿Qué hacía en el auto de Víctor? Era muy extraño.

–¿Señora?– Preguntó Khelan y yo estaba sin saber que hacer– ¿Está bien?
–Yo... Si... Gracias por decirme, puedes irte– Dije cerrando la puerta del auto.

Cuando Khelan se fue yo miré aquella prenda roja entre mis manos, me rehusaba a dejar que mi mente pensara cosas malas. Seguro había una explicación muy buena para esto. Debía investigar.