Sorry Miss Bae [Lisrene - Lisa x Irene]

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"¡Santa. Maldita. Mierda!"

Cuando llegué a casa había un camión de mudanzas estacionado justo afuera de mi casa. Estaba bloqueando mi camino de entrada. Así que al no tener otra opción, aparqué cerca de allí y me apresuré a entrar en mi casa.

Los trabajadores llevaban cosas adentro.

¿Qué demonios está pasando? ¿Por qué se estaban colocando en mi casa cosas que pertenecían a extraños?

Esperen un momento, estaban sacando cosas del dormitorio de mi hermana.

Me apresuré a entrar y vi a una chica que dirigía a los trabajadores. Me hice a un lado, permitiendo que ellos salieran por la puerta.

Mis ojos regañaron a la chica — Um, ¿quién eres y qué estás haciendo en la habitación de mi hermana? — Cuestioné. Papá no podría estar remodelando. No sin antes informarme.

— Soy Gloria — jugó con las puntas abiertas de su cabello, girándolas alrededor de sus dedos. Rodé mis ojos ante eso — Y corrección, esta es mi habitación ahora — sonrió, ahora puliendo sus uñas. Por supuesto, sus afiladas y feas uñas de bruja.

¿Quién en el mundo se creía que era? ¿Su habitación? Eh, no. Esta habitación pertenecía a mi hermana, aunque ella ya no vivía aquí.

"¿Por qué esta extraña la reclamaba como suya?"

Esperen, ¿mi padre vendió la casa pero no me lo dijo? ¿Estaba tan furioso conmigo? Simplemente me botó. ¿Cómo pudo hacerme esto?

Estaba a punto de interrogar más a la chica, pero en ese momento escuché la voz de mi padre.

— Lisa — me llamó.

Me di la vuelta — Papá, ¿qué está pasando? — Estaba totalmente confundida.

— Cariño — apareció su puta y deslizó sus manos sobre sus hombros — Estoy segura de que estaremos muy cómodas viviendo aquí — le besó en la mejilla.

¿Qué diablos acaba de decir? Oh no, la habitación daba vueltas. Me enfermé del estómago. Se cortó el aire. Podía sentir el sudor formándose en mi frente y manos. Me sentí mareada, me iba a desmayar.

Sintiéndome débil, usé la pared como apoyo — ¿Que acabas de decir? — Cuestioné débilmente. Tuve que cerrar los ojos, debido a la sensación nauseabunda. Entonces mis ojos se abrieron.

La puta sonrió.

— Mamá, me encanta mi habitación — Gorila... Gloria se acercó a la puta.

"Mamá", resonó en mi cabeza. ¿Estaba escuchando bien? Mi cabeza estaba vibrando.

— ¡No es tu habitación! — Defendí en nombre de mi hermana.

— ¡Lisa! — Mi padre me regañó — Compórtate — ordenó. ¡Era increíble! ¿Cómo podía hacerme esto?

¡Qué puñalada por la espalda! Justo después de que me intimidara en Facebook.

"¿Cómo diablos se le ocurrió esta idea?"

Déjenme adivinar, la puta lo convenció. Vaya, no lo podía creer. ¿Mi padre no pensó en mí? De cómo esto me iba a lastimar, cuánto dolor me iba a causar.

Ahora, ¿cómo iba a vivir en mi propia casa? No había forma, no iba a vivir cómodamente.

— ¡Pero papá, no las quiero aquí! — Protesté, sintiendo la enorme necesidad de llorar. Tragué el nudo en mi garganta.

Hizo una señal en la parte baja, exigiendo que me callara. Mi mandíbula se apretó con ira.

— Lisa, hablaremos de esto en privado — siseó.