Capítulo 38 - ¿se puede decir que es un día normal?

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Los días habían transcurrido con normalidad o con toda la normalidad que podía tener la familia Hestia, después de la perdida de los sentidos de Astor las cosas se volvieron algo extrañas, el chico comía como si nunca lo hubiera hecho, provocando que aquellos que cocinaban pensaran que había recuperado el sentido del gusto.

El chico confirmo en múltiples ocasiones que seguía sin poder percibir los sabores, sin embargo, por razones que él no comprendía sentía un gran apetito cada vez que veía comida delante de él, lo atribuyo al hecho de que su cuerpo intentaba recuperar lo que perdió.

Por su parte los otros tres chicos habían notado algo que el pelinegro no, algunas escamas habían aparecido en la parte trasera del cuello del chico, estando ocultos por su cabello, razón por la cual la notaron solo unas semanas después.

Las cosas habían transcurrido con lentitud, los cuatro chicos habían alcanzado el level ocho por lo que subir sus estadísticas se volvió más complicado de lo que habían considerado, para la fortuna de ellos, los demás seguían creciendo y con una buena velocidad, sin embargo, para desgracia de todos tenían al gremio en sus espaldas vigilando cada uno de sus movimientos.

Eina no pudo lograr mucho en sus intentos por ayudarles, sus superiores simplemente la desprestigiaron al notar la estrecha relación que mantenía con la familia Hestia, en especial con cierto peliblanco, otra cosa que ponía de nervios a la familia era el hecho de que eran considerados una familia de exploración de alto rango, más específicamente rango s, casi doble s considerando los estados que empezaban a mostrar todos sus miembros.

Al tener a cuatro level ocho, una elfa de level siete, dos level seis, dos level cinco y dos apoyos de level cuatro, la familia se enfrentaba a impuestos elevados, que hicieron que Lili se desmayara la primera vez que vio los ceros que acompañaban al uno, sin embargo, recordando la potencia de solo un chico, las cosas fueron divertidas, al menos durante unos días.

Después de transcurrida una semana del enfrentamiento contra Zard y Alfia, el gremio exigió el primer pago, razón por la cual, Astor, el miembro ejecutivo más débil hasta ese momento, decidió bajar por su cuenta al calabozo a enfrentarse al nido de dragones que representaba el piso cincuenta y ocho, el chico no tuvo problemas en esquivar los ataques que los dragones le enviaban cuando se encontraba en los pisos cincuenta y dos a cincuenta y siete.

Las personas del gremio no podían creer lo que vieron un par de horas después, no sabían como pero el aventurero pelinegro había logrado regresar con dos inmensas bolsas llenas de piedras mágicas, las cuales iban desde la que dropeaban los monstruos de los primeros pisos hasta algunas de considerable tamaño provenientes de los dragones Valgang.

En ese preciso instante el pago fue hecho y el pelinegro quedo con una gran suma de dinero a pesar de la cuota, nadie se creía lo que solo Astor había logrado, ni siquiera Ottar, otro aventurero de level ocho podía igualar la suma de dinero generado.

Una cazadora se encontraba teniendo un par de inconvenientes, el primero de ellos era el hecho de que se encontraba sin recursos, si bien podía bajar al calabozo y matar monstruos para conseguir dinero, le era algo complicado, al ser solo una level tres con estadísticas que no podía hacer crecer se vio obligada a permanecer entre los primeros dieciocho pisos, su segundo problema era el hecho de que justo ahora se encontraba siendo presa de un pass parade, ella quería golpear al grupo de idiotas aventureros antes pertenecientes a la familia Apollo por eso pero tuvo que empezar a correr con todo para evitar ser comida de monstruos.

Las opciones se le agotaban a medida que cada paso era dado, sus pociones empezaban a escasear y empezaba a tener la visión borrosa a causa del agotamiento, sus piernas pronto temblaron provocando que ella cayera al suelo con un ruido sordo mientras los monstruos la rodeaban, saliva cayendo de la boca de aquellos que eran capaces de producirla.

De lo mas bajo a lo mas altoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora