Capítulo XXXVI: Una sorpresa para Robert

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-Cuando vuelvas dime qué es lo que tienes pendiente para poder ayudarte. –le sonreí a Robert mientras le hacía el nudo de su corbata.

-Lo voy a pensar. –me comentó encogiéndose de hombros- _______, lo que no quiero es que hagas esfuerzos.

-¿Qué me va a pasar por ayudarte con algo de trabajo de oficina? –repliqué riendo un poco- Digo, no es que vaya a ir a trabajo de campo, por ejemplo, a ir a ver cómo va la construcción del nuevo edificio de la empresa y cómo va el proyecto de Maurice Oxford. Solo quiero ayudarte con algo de papeleo, también necesitas descansar. –sonreí de lado mientras le explicaba.

-Pues, lo voy a pensar, pero no prometo nada. –comentó Robert alzando una ceja y yo solo negué- ¿Qué te parece si desayunamos algo? –me preguntó mientras tomaba mi mano para guiarme con él al comedor

-Claro, solo déjame prepa... –me quedé sorprendida frente a la mesa- ¿Tú, preparaste el desayuno?

Pero es que en realidad lo que estaba frente a mí me sorprendió muchísimo. Toda la mesa ya estaba preparada: había dos platos con huevos revueltos, una guarnición y pan tostado, fruta picada, café recién hecho y jugo de naranja fresco, sin mencionar que el aroma que desprendía era delicioso. Los cubiertos ya estaban puestos e incluso, había un bonito florero al centro de la mesa con unos bellos tulipanes en él. Volteé a ver a Robert y tenía una dulce sonrisa en sus labios.

-Sí, yo preparé el desayuno. –me dijo orgulloso- Creo que ya hasta tengo mi mandil favorito, mira. –dijo riendo mientras me mostraba un mandil color azul marino. De verdad que con este hombre, mis niveles de ternura se elevaban al cielo.

-Ay, Rob, no tienes porqué hacer esto. –le dije tomándolo del hombro y él negó mientras me guiaba a tomar asiento frente a la mesa donde estaba todo.

-Tranquila, ¿sí? –me dijo una vez que estuve sentada y al instante, se sentó frente a mí. Lo único que quiero es que estés tranquila y relajada.

-Pero Robert, no es necesario que además de que también tengas que ir a hacer el trabajo de los dos a la empresa, también tengas que preparar la comida en casa. De verdad, yo puedo hacerlo y no tengo ningún problema.

-___________, no seas terca. –dijo divertido apoyando su codo en la mesa y su mentón en su mano y yo reí.

-No soy terca, Rob. –negué- Solo quiero que entiendas que entre los dos podemos hacer mucho mejor las cosas, tú también relájate un poco que el verdadero problema será cuando tu hijo nazca. –comenté tratando de disimular mi risa.

-O tu hija. –me dijo riendo y yo le di un golpe en el brazo- ¡Auch! –exclamó haciendo una mueca de falso dolor y ambos comenzamos a reír. Luego, Robert suspiró profundamente- Está bien, te haré caso solo porque eres el amor de mi vida.

-Buena decisión. –afirmé- Porque todo este asunto es de dos, no te cargues todo tú solo, ¿de acuerdo?

-De acuerdo. –me dijo Robert sonriendo al mismo tiempo que dejaba un suave beso en mis labios- Pero, ¿puedes comer este desayuno que hice con mucho amor para ti? –me preguntó haciendo un tierno puchero haciéndome reír de nuevo.

-Hasta la pregunta ofende. –le dije acariciando su mejilla y él sonrió en respuesta.

Serví un par de tazas de café y un par de vasos de jugo, los dos nos dispusimos a disfrutar de nuestro desayuno.

-Por cierto, ¿cuándo te toca ir con tu ginecóloga para que haga el primer ultrasonido? –me preguntó Robert dándole un trago a su jugo.

Casi me atraganto con el café. -¡Robert! Es hoy, hoy tengo que ir con mi ginecóloga. –lo que obtuve de respuesta de Robert, fue una carcajada.

Hilo rojo del destino. (Robert Downey Jr y Tú) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora