Capítulo XXI: Un mal entendido.

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El resto de la noche del lunes Robert y yo planeamos cómo sería la reunión con nuestras familias, ya que ahí nos presentaríamos con ellos de manera oficial como una pareja. Ya teníamos todos los detalles: sería una cena en la casa de Robert el próximo sábado. Una cena de pasta y vino que prepararíamos entre ambos.

***

Ya era martes y Robert y yo estábamos camino a New York. Mientras él conducía, íbamos discutiendo sobre qué nos gustaría almorzar al llegar allá.

-¿Te parece pasar Little Collins, la cafetería que está entre la quinta y Central Park? –le pregunté- Ese lugar tiene el café más rico que haya probado jamás. –sonreí y vi que me observaba entrecerrando sus ojos- El mejor, después del tuyo, claro. –corregí y Robert sonrió ampliamente. Estábamos detenidos en un semáforo en rojo.

-Sería buena idea, aunque también podríamos ir a Monroe's. –me dijo simple, volviendo la vista al camino- La última vez que vinimos aquí, te quise llevar ahí, pero no tuvimos mucho tiempo y luego nos ocupamos en otras... cosas. –me guiñó un ojo y me ruboricé. Sabía exactamente a qué se refería.

-Monroe's suena perfecto. –asentí devolviéndole de la sonrisa- Pero antes de irnos, iremos a Little Collins. –dije, le di un beso en la mejilla y él asintió negando con una sonrisa.

Eran las 9:00 en punto de la mañana cuando llegamos a New York, fuimos a las instalaciones de Downey Architecture y Design directamente, ya que ahí nos estaría esperando el Señor Carter. Al llegar, estaba sentado en el lobby leyendo una revista y con un vaso de agua que, amablemente la chica de recepción le había ofrecido.

-¡Buenos días, Señor Carter! –lo saludé estrechando su mano y Robert lo hizo de igual forma.

-Buenos días, jóvenes. ¡Qué gusto verlos de nuevo! ¿Cómo están? –nos preguntó.

-De maravilla, muchas gracias por preguntar. –respondió Robert amablemente y yo asentí- ¿Vamos a dar los últimos vistazos?

-¡Claro! –sonrió el Señor Carter y rápidamente nos adentramos en las instalaciones de la empresa.

Fuimos a hablar con el arquitecto a cargo de la primera etapa del proyecto y luego de algunos minutos hablando, pudimos corroborar que los planos ya estaban diseñados y terminados, los contratos con la constructora hechos, los permisos de terreno firmados y las personas listas para empezar a trabajar. Robert y el Señor Carter se alejaron un poco para hablar de otros detalles del proyecto y yo me quedé hablando con el arquitecto a cargo. Luego de unos minutos, volví con ellos.

-Robert... -le llamé-

-Sí, ¿qué pasa cielo? –me contestó y el Señor Carter nos miró y en sus labios se formó una media sonrisa.

Yo me ruboricé al instante. –Amm, solo faltan las firmas en el contrato de inicio del proyecto. –dije y él asintió.

-Muy bien, pues vamos. –dijo y empezó a caminar a mi lado junto con el Señor Carter.

-Bueno, entonces solo su firma aquí, jefe. –musitó el arquitecto encargado dirigiéndose a Robert y acto seguido, él plasmó su firma en el papel- Por favor, señorita Fisher, también su firma si es tan amable, usted firma como testigo. –yo asentí y firmé el papel- Y por favor, también la suya caballero. –se dirigió al Señor Carter y éste firmó el contrato- Muy bien, ya está todo listo. No se preocupen que empezaremos de inmediato.

Los tres asentimos y luego de despedirnos y asegurar que nos mantendríamos en contacto, vimos que el Señor Carter se subió a una camioneta negra y junto con su chofer, partió de la escena.

Hilo rojo del destino. (Robert Downey Jr y Tú) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora