Capítulo XXXIV: Sueños que se cumplen

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Después de colgar la llamada, las lágrimas comenzaron a escaparse por mis ojos, recorriendo su camino por mis mejillas, pero al contrario de lo que cualquiera hubiese pensado, esas lágrimas eran de alivio. Sara me observó justo en el momento y se acercó a mí, alarmada.

-¡_________! ¿Qué pasa? ¿Robert está bien? ¿Sucedió algo malo? –me preguntó con angustia. Yo la miré y me lancé a darle un abrazo.

-¡Sara! ¡Todo se resolvió! Robert viene para acá, arrestaron a Miranda. –le dije con una amplia sonrisa sin dejar de abrazarla.

-¿De verdad? –me preguntó ella con asombro y yo asentí recargando mi cabeza en su hombro, tratando de limpiar un poco mis lágrimas con las mangas de la blusa que llevaba puesta- Eso sí que es una buena noticia, entonces tu prometido viene ya a recogerte.

-Pues, supongo. Y quizá mañana tengamos que ir a declarar. –contesté encogiéndome de hombros- Espera, ¿me estás corriendo? –le pregunté en un tono sarcástico y ambas comenzamos a reír.

-Claro que no, _________. Sabes que tú eres de las personas que siempre será bienvenida en mi hogar. –sonrió- Pero ahora con lo que está a punto de llegar a tu vida, necesitas estar tranquila y en tu casa.

-Tienes razón. –dije mirando al piso tocándome el cabello- ¡Dios mío, Sara! Voy a ser mamá a mis 26 años. ¿Crees que esté lista? –le pregunté con algo de preocupación mordiéndome las uñas. Lo que recibí de su parte, fue una mirada de confusión.

-¿No tienes 25? –me preguntó frunciendo el ceño y comencé a reír.

-Sí, Sara, tengo 25, pero para cuando mi bebé nazca, tendré los 26 recién cumplidos. –le dije y ella comenzó a hacer cuentas con sus dedos. Luego me miró asintiendo.

-Tienes razón. –rió algo apenada- ¿Cuánto dices que llevas ya?

-Pues según mis cuentas, un mes. –comenté jugando un poco con mis manos.

-Bueno, _________, -me dijo rodeándome con su brazo por los hombros- será mejor que vayamos a preparar algo de comer. Para que esté listo cuando Robert llegué y se puedan relajar un poco, ¿vale? –me preguntó con una gran sonrisa que también se reflejaba en Marcus. En ese momento, no podía sentirme más tranquila.

-Claro, ¡vamos! –dije recogiéndome el cabello en una cola alta.

-Solo que no se me ocurre cómo qué podemos hacer para la comida. –preguntó mirando a Marcus.

-¿Y si hacemos la comida favorita de Robert? –sonreí de lado y Sara me imitó. Marcus nos miró confundido y yo le comencé a explicar.

-Es que cuando recién conocí a Robert, un día Sara y yo preparamos lasaña y bueno, quedó un poco. Luego al día siguiente que tenía que ir al trabajo me llevé lo poco que había quedado para comerlo allá. Justo ese mismo día, Robert no había llevado nada para almorzar y bueno...

Flashback

-Robert. –lo llame- Casi son las 12:00, ¿vas a ir a almorzar? –le pregunté y él me miró preocupado.

-¡Ay no! –bufó mientras se pasaba las manos por su cara- Deje mi comida sobre la mesa del comedor.

-Oh, no te preocupes. –le contesté acercándome a su asiento- Traje algo, lasaña 100% casera y, te aseguro que es suficiente para los dos, podemos compartirla. –le dije sonriendo.

-Oh ________, no, por favor. Ve y almuerza tú tranquila, ya veré que compro yo ahora. No quiero ser una molestia. –dijo jugando con un lápiz.

Hilo rojo del destino. (Robert Downey Jr y Tú) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora