¿Que Haces Tu Aquí?

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El silencio reino el lugar, Bakugou detuvo toda acción que estaba haciendo e ignoró a todos por unos momentos.

--- No paso nada. --- dijo en un susurro tomando a su hijo en brazos al igual que a la niña, levantándose del suelo para caminar hacia el pasillo.
--- ¡K-Kacchan espera! --- lo tomo del brazo, pero el Omega fue más rápido dando un giro aún con Mako en brazos, impactando su pie con la mejilla del peliverde.

Su cabeza golpeó la pared contraria pero Bakugou logro estabilizarse a tiempo, cargando a su hijo de manera de defensiva mientras colocaba a Nyoko detrás suyo.

--- Puede que no lo use en estos momentos, estúpido Deku... --- dijo refiriéndose a su Quirk.
--- Pero no significa que sea un ser indefenso. --- dicho esto, le dio una última mirada a todos y entró a su cuarto con los cachorros.

Los chicos estaban confundidos, quiero decir, sí, Bakugou era un Omega defensivo con todos, pero nunca lo habían visto así de... ¿Alterado?

--- I-Izuku, ¿Estás bien? ¿Debería ponerte hielo? ¿Puedes levantarte? --- lleno de preguntas la castaña, el pecoso soltó un poco de sangre por su boca y se levantó de manera lenta.
--- Vamos Midoriya. --- hablo está vez Kirishima llevándolo a la cocina para revisarlo.

Mañana sería sin duda un día incómodo.

[...]

La luz del sol entraba de manera cariñosa a su cuarto, iluminando el suelo para dejar al descubierto una gran cama situada en la orilla abstenta de su presencia.

En ese lugar predominaban las feromonas del cenizo, creando una especie de burbuja para él y sus cachorros.

Era en esos momentos que Katsuki ignoraba todo aquello que alguna vez le hizo daño y se centraba en la luz que su hijo y Nyoko le daban a su vida.

Pero no dudaría mucho.

Abrió sus ojos de manera lenta, rogando por dormir un poco más, pero le era imposible, él día ya había empezado.

Mako se encontraba arriba de su pecho, chupando el dedo de su mano mientras que la niña estaba completamente arriba de su vientre, durmiendo los dos tranquila y silenciosamente.

Una sonrisa apareció en sus labios, amaba a estos dos parásitos más que a su propia vida.

Con cuidado, los movió de su cuerpo colocando una almohada como reemplazo, escuchando las quejas de estos pero el sueño era más.

Salió del cuarto con sus ojos entrecerrados y su cuerpo en una curva, arrastrando los pies de manera perezosa.

Paso por la sala con sus cabellos un poco más desordenados de lo usual y siendo fijamente observado por sus compañeros.

--- ¿B-ba-

--- Café. --- fue lo único que respondió aún somnoliento.

Pues a pesar de estar muy feliz con su vida, dormir solo 3 horas le resulta muy difícil seguir con su rutina habitual.

Tallo sus ojos, colocando la tetera en la estufa, sentándose en la una de las sillas del comedor esperando que el agua estuviera lista.

--- Mmh... Mhhm... --- comenzó a tararear una canción, moviendo su cabeza de un lado a otro y, después de unos segundos, un puchero apareció en sus labios aún con sus ojos cerrados.
--- Bakugou... --- hablo el de dientes puntiagudos entrando a la cocina.

Un Omega Defectuoso. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora