Capítulo XXII: "Felicidades Riker"

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        Mi manos apretaron dicho frasco, las lágrimas caían, no, no podía hacerlo de nuevo, tire el frasco ocasionando que todas las pastillas se regaran. Los nudos en la garganta me reprimían. Un buen baño sería un alivio o al menos podría relajarme por unos minutos. Llene la tina con agua templada, quite mi ropa y me sumergí en ella, observe mis brazos y estaban excesivamente delgados, se veían tan frágiles como una rama, y aquél moretón provocado por el imbécil de Ross no mejoraba nada, los minutos pasaban y junto con ellos las horas, mis dedos estaban hechos pasas, el sueño me domino y deje llevar, me quede dormida y poco a poco mi cuerpo se fue sumergiendo más y más hasta que ya mi cabeza no formaba parte de ambiente sino del agua. Todo se volvió en un infinito túnel, un túnel donde voces me gritaban lo miserable que era, corrí de todas esa voces, unos brazos provenientes del suelo me comenzaron a arrastrar hasta el final de ese oscuro túnel hasta que unos murmullos oí y tras eso un fuerte golpe a la puerta.

—Dios mío, Laura ¿Qué hiciste?

        Por lo pronto ya me había soltado del agarre de esos oscuros brazos. Logre salir del agua, o mejor dicho me sacaron de el ahogo en que me encontraba, aún no reaccionada, no podía abrir mis ojos, era como si aquel demonio que me arrastraba estaba volviendo. Escuche varios sollozos y entre esos repetidamente el nombre de Riker.

        Cuando logre despertar estaba en el hospital, otra vez. Un par de pinchazos en mi brazo derecho y junto con ellos una manguerita del cual provenía suero. Parpadee repetidas veces aturdida. Apenas logre pronunciar en un susurro el nombre de mi peor karma.

—Ross…

        Y junto a él una lagrima.

—Laura despertaste gracias al cielo.

        Los brazos de Anna me rodearon y un par de lágrimas de su parte mojaron mi pecho.

— ¿Qué me paso?

—Laura por Dios, ¿Por qué lo volviste a hacer? ¿Por qué?

        Incontables lagrimas caían por la mejilla de mi amiga y no me percate antes que Riker estaba detrás sentado a lo lejos de la habitación, casi en el extremo y note que una lagrima cayo, pero rápidamente la limpio.

—Anna no lo sé. Solo por favor no me reprendas ahora, ya no puedo con mi alma.

—Llame a tus padres.

—No, no ¿Por qué lo hiciste? No quiero ser una carga para ellos, lo que ocasiono es problemas, debido a eso fue mi decisión de irme. Peor aún me harán volver y no, no quiero eso.

—No están en el país, pero están muy preocupados. No entienden porque estas tan deprimida últimamente ni yo misma lo entiendo.

        Trague grueso.

—Ellos no lo saben, nadie lo sabe, nadie entiende por lo que estoy pasando.

        Mis palabras eran gritadas, casi en un ahogo, Riker solo observaba fijamente.

—Disculpen pero… creo que estoy de más.

        Se levantó del asiento el rubio de lentes y se fue.

—Ross.

        Más lágrimas cayeron, la verdad ya no me importaba que estaba llorando, no podía ser dura por más tiempo el duro corazón con capa gruesa expiro.

—Maldición. Laura ya basta, ya es suficiente de tanto sufrir por ese imbécil. Nunca te ha valorado y nunca lo hará. Hazle caso a Riker y aléjate de él.

        “Hazle caso a Riker y aléjate de él” incontables veces él me había hablado de lo malo que podría a llegar a ser su hermano, pero quizás esta vez sí escuche.

Odisea |RAURA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora