Capítulo II: Bésame.

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          Cuando acabo esa última frase, me tomo de los dos brazos, me acerco a él a la fuerza y me estrujó los labios con los suyos, mis ojos se abrieron lo más que pudieron, fue un beso intenso, inesperado, lleno de odio por parte de los dos, yo quería que fuera eterno pero en ese momento la rabia me invadía y quería salir de ahí así que mordí su labio inferior tan fuerte que lo hice sangrar para ver si  me dejaba libre, él se separó de mi bruscamente y dijo…

—Eres ruda, me va a gustar mucho este juego –dijo mientras limpiaba su sangre.

        Asqueada por lo sucedido limpie mi boca con brusquedad, él tan solo me guiño el ojo arrogante y se fue azotando la puerta.

         A los segundos en shock ante lo que había sucedido, fue un beso donde mis sentimientos pudieron jugar a su ritmo y poder hacerle algo de daño a él y no tanto a mí, pero eso no me haría doblegar. Aunque seguía sorprendida, porque nunca había pasado esto, se supone que él me tiene odio, repulsión… entonces ¿Por qué lo hizo?

           Quede inmóvil por unos minutos, me encontraba en un trance y lo que me hizo salir de el fue una llamada entrante a mi teléfono... Anna que me andaba buscando por cada rincón del instituto y nos quedamos a ver en el patio central.

— ¿Qué sucede Anna? –pregunte despabilada.

—No me hables, te odio.

— ¿Tanta azúcar te afecto el cerebro?

—No. Besaste a Ross y no me habías dicho nada. ¿Quién te crees para no decirme? ¿Eh?

        Mi sorpresa fue grande ¿Cómo carajos sabia Anna eso? Miles de estupideces vinieron a mi mente en ese instante.

— ¿Cómo lo sabes?

—No, primero cuéntame tú. Estoy molesta.

 —Ay Anna si, paso y ya –roce mis dedos con mis labios.

—Como me vas a decir eso así y ya.

 —Si paso, el idiota ese me beso, no entiendo porque solo me dijo
“Eres ruda, me va a gustar mucho este juego”

—Explica –arqueo su fina ceja.

—Supongo que lo dijo porque mordí su labio hasta hacerlo sangrar.

—Amiga eres una sanguinaria –me dijo sorprendida.

—Él se estaba comportando como un idiota, más de lo normal, discutimos y salió con el estúpido cuento de que “voy a caer rendida ante el” –trate de imitar su voz-, y me beso a la fuerza.

—Si ya lo estas –me miro con picardía.

—Cállate, Ross es el ser más repugnante del mundo.

—Cállate tú, lo amas y lo sabes.

—Tienes razón, pero a veces toma actitudes que me saca de mis casillas.

—Pero no entiendo ¿Por qué sucedió eso? Si ustedes ni siquiera son amigos, ni siquiera hablan, lo único que hacen es discutir todo el tiempo.

—Por eso es que lo odio tanto, lo único que hace es que me confunda más de lo que estoy –me pause por unos segundos-,  Aja ahora tú, cuenta ¿Cómo lo supiste?

—Sé que al oír esto se vas a enfurecer tanto que de seguro iras a ahorcarlo con tus propias manos.

        Trato de hacer sonar no tan mala la noticia mientras enroscaba mi cabello en sus dedos.

—Dilo ya.

—Vi un video de ustedes besándose.

—Un minuto ¿Qué? –fruncí el ceño.

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