¿Y si nuestro amor nos mata? ®

Capítulo 3: Mis verdaderos sentimientos

Los años fueron pasando y la distancia entre él y yo se fue haciendo más grande conforme más crecía y más independiente me hacía, ya no me despertaba él, en su lugar lo hacía la alarma del celular, ya no me bañaba él porque mi cuerpo se había desarrollado, ya no me ayudaba con mis tareas ya que ahora mis calificaciones eran perfectas, ya no jugaba con él, pues ahora salía con mis amigas, básicamente ahora solo era mi mayordomo, prácticamente mi tutor legal, pero aunque fuera así, el amor que sentía por él se mantenía igual.

Un día cuando tenía 15 años me di cuenta que el amor que sentía por él era diferente al que yo creí.

- Chicos, silencio por favor, tendremos un nuevo estudiante.

Pedía el Profesor mientras entraba junto con el Director. Debido a que era una escuela privada de alta seguridad, cada estudiante nuevo que entraba era escoltado hasta el salón de clases y presentado oficialmente frente a todos. 

- Nobles estudiantes permítanme presentarles a su nuevo compañero, Piero Ricci.

En cuanto el chico entró no tardó en oírse el suspiro de las chicas y el cuchicheo de los chicos. 

- Así que por favor háganlo sentir bienvenido. Joven Ricci, quedo a sus órdenes para cualquier duda o aclaración acerca de su educación y privacidad en esta escuela.

Dijo cortésmente con una ligera reverencia.

- Muchas gracias Director. 

Dijo el chico.

- Muy bien, pasa a sentarte Piero, puedes tomar el lugar que gustes.

Las chicas se miraban entre si y se lanzaban sonristas, otras hablaron rápidamente con el nuevo, y otras más ofrecieron su ayuda para que se pudiera poner al corriente con las materias pues era casi mitad del semestre. 

- Silencio por favor. 

Pidió el Profesor y las clases continuaron con normalidad hasta la hora del almuerzo. 

- ¿No es guapísimo?

Me preguntó Mellea, mi mejor amiga, mientras esperábamos en el salón al siguiente profesor.

- ¿Quién? 

- Pues Piero ¿Quién más? 

Voltee a ver a el chico, era de cabello muy negro y ojos azules muy claros. 

- Mmm sí, es bonito. 

Dije sin ánimo.

- ¿Cómo que mmm? ¡Todas las chicas del salón quieren salir con él!

Voltee a verlo nuevamente, estaba rodeado de chicas, y era claro que los chicos lo miraban con envidia.

- ¡Ah! ¿Y él quiere salir con alguna de ellas? 

- ¡Despierta ya Gia! ¡Muchas temen que seas tú la que se quede con él!

- ¿Yo? ¿Por qué?

- ¿Será porque eres la más bonita y amable de todas? ¡Sin contar que le gustas a la mitad de los chicos de la escuela!

Volteé a ver al chico, realmente no había nada que me llamara la atención de él o de algún otro chico de la escuela. Mellea se dio un golpe en la frente al ver mi cara de indiferencia.

- ¿Sabes Gia? Te conozco desde hace muchos años, y a pesar de que eres sumamente sociable y amable con todos nunca he visto que prestes especial atención a los hombres, ¿Te gustan las chicas a caso? 

- No, para nada. 

- ¿Entonces qué clase de chicos te gustan?

- Mmm no lo sé. Creo que nunca me he puesto a pensar en eso.