Capítulo 20: La persona correcta

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Jeremy tuvo la genial idea de poner cinta aislante negra en las cámaras de la habitación que compartíamos y también estaba poniendo cinta en las cámaras del baño.

- ¿Por qué la tina del baño tiene agua, espuma y huele tan bien?

Pregunté mientras él estaba sobre una pequeña escalera tapando la cámara con la cinta.

- Preparé la tina para usted, creí que después de un largo viaje nada le vendría mejor que un buen baño en la tina con agua caliente y su jabón preferido... ¡Listo! He terminado, ahora sí podremos tener toda la privacidad que queramos.

- En ese caso iré por mi ropa para bañarme.

- Claro.

Salí de baño y mientras recogía mi ropa de la habitación oí un trueno ¿Iba a llover? Seguido de eso oí un gran estruendo provenir del baño, eso no había sido un trueno, sentí que el corazón se me paró ¿Había habido un nuevo ataque? Corrí hacia el baño, me encontré a Jeremy saliendo de la bañera, al parecer se había caído en ella, estaba riendo.

- ¡Eres un bobo! Creí que te había pasado algo.

Dije asustada pero al mismo tiempo muy aliviada.

- Solo fue un pequeño accidente, por suerte llené la bañera, de lo contrario hubiera sido un fueeeeeerte golpe.

Dijo riendo.

- Como sea, estás empapado te traeré una toalla.

Fui al cuarto por una.

- No es necesario me meteré a bañar y después limpiaré todo este mojadero.

Dijo mientras oía como abría la ducha, seguramente para que se fuera calentando el agua mientras yo seguía buscando una toalla.

- Ya encontré una aquí es...

- ¡Gia!

Cuando entré al baño me resbalé, Jeremy quizo atraparme y también resbaló pero de alguna forma se las arregló para que yo cayera encima de él y no directamente en el piso, solo comencé a sentir que el agua caliente de la ducha me mojaba, Jeremy rio.

- Eso estuvo cerca.

Lo tenía debajo de mí, mojándose con el agua de la ducha, su camisa blanca de botones estaba a medio desabrochar y con el agua se transparentaba todo su pecho, veía como las gotas de agua le recorrían su hermosa cara, su pecho, sus marcados brazos, se veía sumamente sexy, no pude resistirme, y ahí mismo, debajo de la ducha lo besé, creí que me quitaría rápidamente diciendo algo así como "señorita Gia, si continúa mojándose enfermará" Pero no, él también continuó besándome, pero esta vez nuestros besos no eran tiernos y lentos, eran muy diferentes, nuestra respiración comenzó a entrecortarse, quería probar más de él, así que me arriesgué y probé su lengua, sabía dulce tal como él, y él hizo lo mismo conmigo, el que él lo hiciera recíproco solamente hizo que quisiera más de él, más. Mientras lo seguía besando desabroché su camisa y el cooperó en quitársela, por fin podía ver y tocar su pecho, su abdomen, y también quería que él me viera, no como su pequeña Gia, si no como Gia, me separé de él y me quité la camisa, solo me quedé con el bralette, el agua aún seguía cayendo sobre nosotros, continuamos besándonos apasionadamente y atraje sus manos hacia mí cuerpo, comenzó a tocarlo, nunca había sentido algo así de placentero, quería que tocará cada parte de mí. De pronto sentí algo duro en mi entrepierna.

- Señorita Gia, soy un hombre, si continuamos así no estoy seguro de poder detenerme.

- Entonces no te detengas.

- ¿Está segura?

Asentí, no quería que parara, continuamos besándonos y quitándonos la ropa la cual caía empapada por todas partes, en una de esas me cargó y llevó a la habitación donde me acostó, él se quedó parado al pie de la cama, observandome, semidesnudo y mojado, con el cabello hacia atrás, la luz de los relámpagos iluminaba su perfecta figura continuamente.

¿Y si nuestro amor nos mata? ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora