Capítulo 11: Piero

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- Piero. 

Me limpié rápidamente las lágrimas. 

- Entré porque quería saber quién estaba interpretando esa pieza, pero nunca imaginé que fueras tú.

Se acercó lentamente hacia a mí y me secó una lágrima que se me había escapado

- Y dime ¿Por qué estabas llorando? 

Bajé la cabeza, sabía perfectamente porque estaba llorando pero no le quería decir. 

- Házme un espacio. 

Él comenzó a tocar el piano y a cantar, era la canción de estrellita, comencé a reír, de todas las canciones no imaginé que tocaría esa. 

- Me alegra que ya estés sonriendo. 

Dijo con una sonrísa. 

- ¿Lo hiciste a propósito? 

Asintió.

- Soy mejor que eso. 

Y comenzó a tocar la parte difícil de estrellita.

- ¡Vaya! ¡Eres increíble!

- No tanto como tú, hace unos momentos estabas tocando el piano con todo tu corazón, fue por eso que entré, y vaya sorpresa me llevé al verte con lágrimas ¿Estás bien Gia? 

No contesté, si decía que sí, era obvio que estaría mintiendo, si decía que no él querría saber porqué estaba llorando. 

- ¿Sabes? No tienes que responder si no quieres, sé perfectamente la respuesta, desde el día de tu cumpleaños has estado muy distraída y abstracta, ya no te ves alegre en el salón de clases, ya no te relacionas con nadie y se extraña tu risa en los pasillos mientras una multitud te rodea porque les pareces encantadora, incluso ya no te arreglas igual, y Mellea me dijo que tus calificaciones han bajado y que está muy preocupada por ti. Sé que el que te hayan querido asesinar debió ser muy duro, y no te pido que le heches ganas o te recuperes pronto por que cada quién lo hace a su manera y a su ritmo, lo que si te pido es que puedas confiar en mí si necesitas una mano amiga. 

- Piero

Me solté llorando y lo abracé.

- Tranquila, puedes llorar todo lo que quieras sin que tengas que darme explicaciones.

Me sentía como una completa estúpida, la verdadera razón por la que me sentía tan triste y deprimida era porque el chico del que estaba enamorada, amaba a alguien más, siendo que en este momento había razones de más peso para sentirme así, como el hecho de que me habían intentado matar, que los presuntos asesinos seguían libres, que no sabía dónde estaban mis padres porque también se ocultaban, que había dejado mi casa, que había cortado comunicación con la mayoría de mis amigos porque mi teléfono había sido interceptado, y ahora tenía preocupados a mi mejor amiga y a un chico al que le gustaba. Jeremy no me quería como pareja ¿Y? Yo aún así lo amaba por ser quien era, pero su rechazo no iba a intervenir en vivir feliz lo poco o mucho que me quedaba de vida, o al menos hasta que los asesinos me encontraran, no, ya no, mañana mismo regresaría a ser la antigua Gia. 

- Señorita Gia ¿Qué hace? 

Preguntó Jeremy aún en pijama. 

- Lo siento ¿Te despertó el ruido de la cocina? Hice el desayuno para los dos y en seguida estará listo el almuerzo para la escuela. 

Dije con una gran sonrísa. 

- Pero ese es mi trabajo. 

- Nop, tu trabajo es de guardaespaldas, el de mayordomo terminó cuando me hiciste autosuficiente. 

¿Y si nuestro amor nos mata? ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora