Capítulo 17: Jeremy y Gia

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Después de estar abrazados me cargó por la cintura y me llevó a la cama donde continuamos besándonos

... Sus suaves labios tocando los míos...

... Sus tiernas caricias rozando mi piel...

... El calor de su cuerpo sobre el mío...

... Poder acariciar su cabello... ¿Cuánto tiempo había soñado este momento?

... No importaba...

Definitivamente ese momento era infinitamente mejor de lo que alguna vez imaginé.

- Me alegra que ... Al fin no me tenga que contener estando a su lado.

Me dijo mientras estábamos acostados en la cama, nuestras narices casi se tocaban y me miraba directamente a los ojos, con un brillo en él que jamás había visto.

- ¿Cuánto tiempo llevabas conteniendote?

- Contiendo las ganas de besarla: desde que usted tenía 16 años. Contiendo las ganas de decirle que la amo: toda la vida.

- Entonces tenemos el mismo tiempo conteniendonos.

Jeremy rio.

- Nunca lo hubiera imaginado, aunque hay algo que aún no entiendo señorita Gia.

- Dime.

- ¿Cómo pude gustarle desde tan joven? Es decir hace a penas unos cuantos meses pesaba un poco más de 100 kilos.

Reí.

- Siempre me has gustado Didi, desde el primer día que te ví, tu cara tan bonita, tus ojos verdes como el color de mi crayola favorita, tu cabello color oro y tan suave como una nube, son cosas que no cambian con el peso.

Jeremy sonrió.

- Creí que le había comenzado a gustar desde que bajé de peso.

- ¿Por qué?

Jeremy se puso un poco rojo, jamás en la vida lo había visto sonrojarse.

- Usted sabe... Las pijamas sexis, su voz sensual, vestir provocativamente ¡Dios, prácticamente se desnudaba frente a mí!

Me puse roja, roja como nunca antes en mi vida.

- Entonces ¿Te diste cuenta?

Pregunté con pena y Jeremy asintió, por primera vez evitaba mi mirada.

- Fue bastante difícil para mí contenerme señorita Gia, era casi una tortura.

Reí. Oir a alguien tan fuerte como él decir que aquellas provocaciones eran una tortura era algo sublime, mi plan había funcionado después de todo.

- ¿Por qué no decías nada? Es decir no te vi titubear ni una sola vez.

- No consideraba prudente para su seguridad dejar que se enterara de mis sentimientos por usted, además estaba seguro que su gusto por mí era meramente físico, hace unos momentos cuando me dijo que toda la vida me había amado fui la persona más feliz del mundo.

¿Y si nuestro amor nos mata? ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora