Si quería ganarme a Jeremy tenía que hacerlo ver que ya no era la pequeña niña a la que cuidó, y mucho menos como alguien de su familia, quería que me viera como lo que era, una adulta, una mujer, pero ¿Cómo podía hacerle ver eso?
- ¡Pijamas! Ustedes dos duermen en la misma cama, hazle ver lo sexy que eres.
- Pero Mellea, yo no soy sexy.
- Corrección, tu actitud no es sexy, pero tu cuerpo sí que lo es.
Al día siguiente de esa plática Mellea me llevó varias pijamas, las extendí en la cama de la habitación del departamento de Jeremy.
- ¡No podré hacer esto!
Chillé cuando ví las pijamas pues eran demasiado sexys, eran de satén y encaje, con escote pronunciado y shorts muy cortos, del otro lado de la habitación escuché que sonó el celular de Jeremy.
- ¿Hola? ... ¡Hola Giovanna! ¡¿Qué tal?! ¿Cómo estás? ¿Salir esta noche?
Bueno, tal vez podría intenterlo. Me puse la pijama más sexy lo más rápido que pude, salí rápidamente de la habitación y abrí el refrigerador para que me viera, lo cual hizo, parecía sorprendido.
- No, lo siento Giovanna esta noche estoy ocupado. Tal vez después... Seguro... claro que sí, Bye.
¡Bien! Había negado la invitación.
- Mentiroso, no estás ocupado esta noche.
Le dije como reproche.
- Por su puesto que sí, tengo que cuidar de usted las 24 horas.
- ¡Oh!
Realmente no esperaba esa respuesta.
- Por cierto que bonita pijama, no recuerdo que la haya comprado el día que fuimos de compras.
- Me la regaló Mellea.
- Lo supuse, no es del tipo de pijamas que usted compraría.
- ¿Por qué lo dices?
- La cuido desde los ocho años sé todo sobre usted.
Y ahí iba de nuevo, a hacerme sentir una niña pequeña, pero no me iba a rendir tan facil.
- Entonces ¿Te gusta? - dije mientras ajustaba el short para que se viera mi trasero y acomodaba continuamente la blusa para que el escote revelara un poco más - yo siento que es un poco corta y ajustada.
No lo vi titubear ni un solo segundo, como si de verdad no le importara que casi me estuviera desnudando frente a él.
- Sí, es muy linda, aunque creo que el color rojo no es el suyo, siempre le ha quedado mejor el azúl o el gris.
¡Home run! No sé cómo no comencé a llorar con esa bateada.
- ¿Tú crees?
Pregunté desanimada.
- ¡Absolutamente! - se paró - bien, me meteré a bañar.
Asentí mientras él se iba al baño, miré mi reflejo en el ventanal ¿Realmente no se le hacía sexy? ¡No! No podía darme por vencida. Fui a la habitación y destendí la cama, prendí la luz de la mesa de noche de manera en que la iluminación fuera muy tenue, me acosté en la cama de manera que mi trasero se viera más grande y mi cintura mas pequeña, además de que subí un poco la blusa para que se notará un poco más de piel, oí que la puerta del baño se abrió y fingí estar dormida, no tardó en abrir la puerta de la habitación.
- ¡Cielos! Que rápido se durmió, ni siquiera se cambió la pijama a pesar del frío.
Dijo hablando consigo mismo en voz baja, pronto sentí que me tapó con la cobija ¡Espera! ¡Esto no era parte del plan para seducirlo!
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¿Y si nuestro amor nos mata? ®
RomanceEsta historia relata como una niña pequeña, con el paso del tiempo, desarrolla sentimientos por la única persona que siempre ha estado a su lado: su niñero, mayordomo y a la vez guardaespaldas. ¿El problema? Enamorarlo ¿El otro problema? Él es mayor...