Llegué al edificio del apartamento, Caroline me acompañó hasta arriba. Me volteé a ver al espejo del elevador, ahora la única venda que tenía era la del brazo donde estuvo aquel pedazo de vidrio, ya no había sangre, ya no había dolor, ya no me sentía mal, mi cuerpo se había recuperado completamente a excepción de varios raspones y moretones.
Suspiré profundamente, comencé a temblar, por fin vería a Jeremy después de ese accidente. ¿Qué pensaría de mí? Después de todo si no hubiera caído en la trampa de Piero aquél día nada de esto hubiera pasado. Jeremy y yo casi perdimos la vida por mi culpa.
- Tranquila señorita Gia, Jeremy no la regañará, todo este tiempo estuvo más preocupado por usted que por su propia vida, incluso cuando estuvo a punto de morir no dejaba de mencionar su nombre y por las noches iba a visitarla hasta su cama.
- Jeremy hizo ¿Todo eso?
Caroline asintió. Las puertas del elevador se abrieron y caminamos a la puerta del departamento de Jeremy y la tocó con un patrón específico. Mi corazón palpitaba fuertemente. Abrieron la puerta, frente a mí estaba el mismo Jeremy de siempre pero con algunos raspones y moretones, volteé a ver su brazo, en la piel tenía varias marcas de heridas de bala. Comencé a llorar y lo abracé inmediatamente, tan fuerte como podía, estuve a punto de perderlo y quería abrazarlo tanto como pudiera para darme cuenta que los dos salimos de ahí con vida.
- ¡Jeremy! ¡Lo siento muchísimo! ¡Todo fue mi culpa!
Dije entre sollozos y lágrimas, Jeremy me abrazó suavemente y acarició mi cabello.
- Tranquila señorita Gia, no fue su culpa, yo fuí quien no pudo protegerla.
Dijo con su voz suave y característica de él. Duré llorando un buen rato hasta que me tranquilicé y entramos a casa, dentro había un pastel y un letrero de bienvenida, unos tulipanes y unos cuantos globos. Sentí más culpa aún, no merecía esto.
- ¡Vaya! Creí que estarías descansando pero ya veo que no.
Dijo Caroline en forma de burla.
- No fastidies Caroline, la señorita Gia casi muere por mi culpa, es lo mínimo que podía hacer.
¿Por su culpa? Yo fui la única boba que cayó en la trampa de los Ricci.
- Bien, no fastidiaré y me pondré a trabajar, esos programas de seguridad no se hacen solos.
Dijo Caroline.
- ¡Caroline! Mu-muchas gracias por cuidarme todo este tiempo.
Le agradecí, pues desde su llegada me sentí mejor.
- Es un placer señorita Gia, a partir de ahora permanece nuevamente bajo los cuidados de mi hermano, cuídelo mucho.
Asentí, claro que lo iba a hacer.
- Bien, hasta luego.
Caroline se fue y sonó el teléfono de Jeremy, contestó, mientras veía la sorpresa que me había preparado y probaba con el dedo el pastel que había comprado pude notar que la voz de Jeremy cambiaba a una más preocupada.
- Le agradezco mucho oficial, sí, prepararemos todo para irnos en tres días. Lo mantendré informado.
Colgó el teléfono y volteó a verme.
- Sé que apenas acaba de llegar señorita Gia pero le tengo malas noticias, tendremos que dejar este apartamento en tres días, el asesino a sueldo que atraparon la noche del accidente ha hablado, dijo que la familia Ricci sabe que vive en este vecindario pero desconocen el lugar exacto, dejaremos este departamento en tres días, viajaremos escoltados a Francia y viviremos en la mansión de máxima seguridad Didier por un tiempo hasta descubrir quién es la mente maestra detrás de los intentos de asesinato, su padre se está encargando de la escue...
- No.
Lo interrumpí, pues no podía más con ello, él se me acercó y me tomó por los hombros.
- Sé que este cambio será difícil para usted señorita Gia pero es por...
Le quité las manos de encima.
- ¡No me refiero a eso! ¡¿Hasta cuándo vas a seguir poniendo mi vida sobre la tuya?!
A pesar de que hablaba tranquila las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas nuevamente.
- Casi pierdes la vida, tu auto está destrozado por mi culpa, no has tenido ninguna relación seria porque todo el tiempo me has estado cuidando, tardaste mucho en entrar a la escuela por el tiempo de trabajo, y ahora ¿Dejarás tu casa y la universidad por mí? No puedo permitir que lo hagas.
- Señorita Gia yo...
- La noche del accidente, cuando nos chocaron y te ví tan herido sentí que mi corazón iba a colapsar, creí que morirías, si tú morías yo también quería hacerlo, no quiero vivir en un mundo en el que tú no estés, he estado muy asustada, cada noche temo por tu vida, no quiero que por protegerme te maten o que dejes de lado tu vida, ¡Te amo y no quiero que te pase nada! ... Siempre me has gustado Jeremy, siempre, desde la primera vez que te ví.
Acaricié su mejilla, no podía ver sus ojos porque los míos estaban llenos de lágrimas, creí que la confesión sería más difícil, pero cuando comencé a hablar de cómo me sentía, mis verdaderos sentimientos simplemente fluyeron. Me tranquilicé un poco, dejé de llorar, y quité mi mano de su mejilla.
- Ahora que sabes mis verdaderos sentimientos, creo que te será difícil permanecer a mi lado, y no te preocupes, ya lo comenté con mi padre, dijo que si renunciabas te daría un buen empleo en nuestra empresa, te pagaría mejor con menos horas de trabajo, sin contar que te pagará tu auto. Así que... - aquellas palabras me dolían hasta el alma pronunciarlas - por favor hazlo, renuncia y vive tu vida normal, ya has hecho demasiado por mí.
Él puso su mano en mi mejilla, se acercó lentamente y me besó tiernamente en los labios y se retiró suavemente de mí.
- Señorita Gia creo que eso es lo único que aunque me lo pidiera de favor no lo haría, incluso aunque yo renunciara o usted me despidiera no dejaría de cuidarla porque simple y sencillamente estoy enamorado de usted.
Besó mi mano, como si se tratara de una película antigua, mientras tanto yo no podía creer que esas palabras hayan salido de su boca.
- En todos estos años la ví crecer, y en cada uno de ellos mi amor por usted aumentaba cada vez más y más, fue hasta la edad de 16 años donde caí rendido por completo enamorado de usted y de su belleza, por su puesto que jamás dije nada porque usted era menor de edad y por temor a ser rechazado, si su padre se enteraba seguramente sería despedido y ya nunca tendría la oportunidad de verla. La verdad es, que usted es la chica que mencioné de la cuál he estado enamorado por tanto tiempo.
Un cálido calor acompañado de un suave estremecimiento recorrió todo mi cuerpo.
- Didi...
Puso mi mano, en su corazón.
- Si tengo que dar mi vida por usted con gusto la daría, porque sin usted mi vida estaría vacía, se lo juro por el corazón que siente latir en mi interior. Así que por favor, permítame seguir a su lado, como su mayordomo, como su guardaespaldas, como su cuidador, o como su pareja, como lo que usted desee, pero permítame seguir a su lado, lo único que me puede separar de usted es la muerte.
En ese momento me jaló del brazo, me atrajo hacia él y me abrazó.
- Mi amada señorita Gia.
Podía sentir sus brazos rodeandome tierna y cálidamente, podia oír su corazón, latía rápido, podía oír su respiración, era lenta y calmada, podía sentir su cuerpo relajado por el abrazo, olía su perfume, sentía su cuerpo. No quería que ese momento terminara jamás.
- ¿Cómo puedes ser tan egoísta contigo mismo? Después de oír esas palabras tan amables, lo único que quiero hacer ahora es permanecer a tu lado no menos de una vida.
Lo abracé también. De mis ojos brotaban lágrimas, pero no eran de tristeza, eran de felicidad, de calidez, de amor, de todo lo bueno que alguna vez quise. Él me retiró lentamente.
- Le juro que así será.
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¿Y si nuestro amor nos mata? ®
RomanceEsta historia relata como una niña pequeña, con el paso del tiempo, desarrolla sentimientos por la única persona que siempre ha estado a su lado: su niñero, mayordomo y a la vez guardaespaldas. ¿El problema? Enamorarlo ¿El otro problema? Él es mayor...