Capitulo 26

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Capitulo 26

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Pov. Rose

Un leve pitido se escuchaba de fondo mientras sentía que despertaba del sueño más pesado del mundo. Sentía mi garganta seca y rasposa, por lo que empecé a moverme hasta que al fin pude abrir los ojos de a poco, y al tenerlos abiertos me percaté de que estaba en una habitación de hospital.

Miré a mi alrededor y me encontré con Daniel dormido en una silla mientras descansaba su cabeza en mi camilla y me sujetaba la mano. Me sentí culpable al ver sus ojos agotados y lleno de ojeras, ¿No había podido dormir por mi culpa?

Pero más aún, ¿Qué me había pas... Oh, cierto. Sentí mi pecho presionarse al recordar lo que me habían dicho de mi hermana. ¿Estará bien? ¿Le habrán hecho algo malo?

Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas por la incertidumbre que esto me causaba. Sentí un leve dolor en mi vientre y en ese momento me percate de mis pequeños, ¿Estarán bien?

-Daniel... Daniel despierta. - le susurre removiéndolo y causando que en el proceso él se levantara alarmado y mirando para todos lados, pero al verme, sus ojos se llenaron de lágrimas y me abraso sin presionar mucho. Escondió su cabeza en mi cuello y aspiro con añoranza y un toque de desespero.

- ¿Estas bien?... ¿Te duele algo? - Me pregunto con la vos roca por haberse despertado recientemente.

-Si cariño, estoy bien, pero ¿Cómo están los bebes? - le pregunte preocupada por nuestros bebes. Él me acaricio la mejilla con una de sus manos para que me relajara y se sentó en mi camilla. Todavía no podía creer todo lo que había pasado en un día que provoco que me descompusiera a este nivel, primero la discusión con Daniel y luego la noticia de que mi hermana había sido secuestrada de uno de los hospitales que se suponía que era de los que mejor seguridad tenían. ¿Cuándo íbamos a poder descansar en paz?

La vos de mi hombre me trajo devuelta de mis pensamientos que solo eran reprochables y llenos de quejas.

-Tranquila nena, me dijeron que estaban bien pero que teníamos que tener más cuidado. - me susurro soltando un suspiro que solo expresaba culpabilidad. Yo lo mire con compresión. Pero no iba a dejar que se sintiera responsable de esto cuando la realidad era que esa responsabilidad era de ambos, y no solo suya.

-Oye, no pongas esa cara que esto no es solo tu culpa. Ambos tuvimos que cuidarnos. - le dije acariciando su brazo con cariño viendo cómo me miraba angustiado. - Entiendo tu enojo, pero solo te pido que me escuches lo que tengo que decir. - le suplique pensando que él seguía enojado, pero él solo me sonrío levemente para ponerse a mi altura y darme un beso lento que con el pasar de los segundos se hizo invasivo y lleno de desesperación, hasta el punto de morder mi labio inferior con deseo contenido, pero él lo corto tratando de controlarse.

Ralentizo su respiración para después mirarme a los ojos con un poco más de paz.

-Él único que tiene que disculpase soy yo nena, no debí hablarte como lo hice ni mucho menos dejarte sola. - me dijo sin separarse, y dejando que nuestros labios se rozaran tentativamente. -Siento como me comporte. Y solo quiero que sepas que no me importa si ese documento es real o no, solo me importa que ahora eres mía y que te amo. - me dijo haciendo que soltara lágrimas de relajación y ternura.

-Yo también te amo cariño, y siento no habértelo contado. - le susurre dejando un corto y tierno beso en sus labios que hizo que se estiraron en una sonrisa encantadora.

-Bien nena, pero ahora lo único que importa es que descansemos y que cuidemos a nuestros cachorros. - me susurro acariciando mi vientre con su mano para después dejar un beso en esa zona haciéndome sonreír con ternura. Este hombre es lo mejor que me pudo pasar en toda mi vida, y realmente no exageraba. Él me había sacado del mismísimo infierno y me cuido como si fuera lo más valioso de su vida, y el hecho de que se disculpara lo hacía más irreal.

Pero de una manera un poco inesperada volví a recordar algo que me dejo un poco amargada. Y eso era el hecho de que mi hermana parecía seguir estando en ese infierno, sola y sufriendo más de lo que yo pude haber sufrido.

- ¿Sabes algo de mi hermana? - le pregunte angustiada al recordar ese asunto, y él me miro y suspiro. La verdad es que esperaba que me dijera que ella estaba bien y que nos esperaba en casa, pero tenía que ser realista y entender que no sería tan fácil encontrarla.

-No nena, pero ya mandé a muchos de mis hombres a buscarla. - me dijo haciéndome sentir un poco mejor. - Ya la encontraremos, y cuando pase la vamos a cuidar con nuestra vida cariño, pero ahora un paso a la vez. - me dijo acercándose y dándome un pequeño beso esquimal que me hizo sonreír. ¿Cómo era posible amar tanto a un hombre? -Ahora cuidemos a nuestros pequeños que deben estarnos reclamando nuestra atención. - me dijo juguetón y solté una risita.

-Van a estar bien, ahora voy a cuidarlos con mi vida. - me prometí acariciando mi grande pasa. Cuando mira a Daniel, él me miraba enternecido. - Acuéstate conmigo, te necesito. - le susurre apenada viendo como él sonreía ampliamente al escucharme, y obedeciéndome se recostó a mi lado mientras me abrasaba posesivamente.

-Duerme conejita, ahora es mi turno de cuidarlos. - me susurro acariciando mi vientre y mi cintura mientras metía su mano dentro de mi bata para tocar mi piel y acariciarla. Con sus leves caricias me espesó a entrar el sueño y cuando me dio un beso en mi frente sonreí sintiéndome en casa. - Te amo nena. - me susurro antes de caer a los brazos de Morfeo. 

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¡Saludos!

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