Secuela de "Roman Bridger: El Verdadero Villano de la Trilogía de Scream" y precuela de "Scream 4" llega esta historia.
Sinopsis: Jill es una chica que ha vivido toda su vida bajo la sombra de su famosa prima, Sidney Prescott (La Heroína de Woodsbor...
En las afueras del colegio de Woodsboro, el director Foster junto a otros maestros prepararon un pequeño discurso para dar inicio a ese día de clases. Todos los alumnos, desde los de secundaria hasta los de preparatoria se encontraban ahí. Era prácticamente obligatorio presenciar ese discurso.
—Buenos días, jóvenes estudiantes. El día de hoy nos aguarda un día especial, ya que hoy mismo se cumple una década desde el fallecimiento del director Arthur Himbry: un hombre serio y responsable del que me alegro haber trabajado con él por años.
En la sección de la secundaria, específicamente en la parte de Octavo grado se hallaban juntos Jill, Kirby, Olivia y Robbie al lado de otros estudiantes.
—No puedo creer que solo nos falte un año para entrar en preparatoria —dijo emocionada Kirby.
—Si es que no aplazas el año con tus inasistencias y pereza —intervino en tono de broma Robbie.
—Cállate, idiota —le dió un codazo y volvió la mirada al discurso.
Tras sobarse, Robbie buscó en su bolso y sacó un objeto.
—¿Qué es eso? —preguntó Olivia mirando el objeto de su compañero.
—Esto, mi amiga Oli, es una cámara. Creo que sería bonito grabar algunas cosas para tener algunos recuerdos —fijó su cámara en la chica— Como este: Olivia, ¿saldrías conmigo?
La nombrada miró hacia la cámara y le sacó el dedo medio.
—¿Eso es un sí? ¿Ese dedo representa la oportunidad que me das? —interpeló sarcásticamente mientras las demás chicas se reían al ver dicha escena. Acto seguido, volvieron su atención al discurso.
—Claro, para nada podemos olvidar a aquellos alumnos que perdieron la vida en los asesinatos del mismo año 1996, como: Casey Becker, Steven Orth y Tatum Riley. Así como tampoco podemos olvidar mencionar a la chica que salvó al pueblo de los asesinos, y que curiosamente también fue una estudiante en esta escuela: Sidney Prescott.
—Felicidades —le susurró un compañero de clase a Jill.
Ella giró la cabeza y un poco el cuerpo hacia atrás.
—¿Felicidades por qué? —replicó en seco y luego regresó al frente—. No entiendo por qué hay gente que me felicita por cosas que hizo alguien más.
—No les hagas caso, querida —Kirby le pasó una mano en la espalda a su amiga—. Estos bobos realmente no saben nada.
El director Foster por fin acabó el discurso y se dirigió a una manta que tenía a su izquierda. Lo que cubría esa manta tenía el mismo tamaño que el director y el resto de profesores que lo acompañaban. Pareciera como si esa manta estuviera cubriendo a una persona.
El director prosiguió a levantar la manta; al hacerlo, reveló a la perfección lo que cubría: era un busto dorado del director Arthur Himbry unido a una colunma.
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