Capítulo 19: La Maratón (Parte 2)

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Saliendo de los baños, Jill se disponía a volver con sus amigos a los asientos, sin embargo, al bajar la vista, le llamaron la atención unas manchas naranjas brillantes esparcidas por el suelo. Al parecer, todas conducían hacia un lugar, lo que provocó a la chica seguirlas con tal de saciar su curiosidad.

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Tras unos 3 minutos siguiendo las manchas, giró en una esquina de la casa. Siguió y siguió caminando con la vista baja sin detenerse, pero en eso, se tropezó con alguien frente a ella.

—Ay, perdón no lo vi... —hizo una pausa mirando a la persona con la que se tropezó, la cual era Trevor—. Oh, por Dios, Trevor. Lo siento tanto —se puso roja de la vergüenza.

—No, yo lo siento, Jill. De verdad que no te noté. ¿Estás bien?

Ella asintió y luego le preguntó qué hacía por ahí y por qué no estaba con los demás disfrutando la maratón.

—Nada en particular; solo necesitaba estar solo un rato para despejar mi mente y pensar —suspiró Trevor.

—Es por Jenny, ¿verdad?

—Sí —contestó sin más, bajando la frente unos segundos— ¿Y tú qué haces caminando sola por acá?

—Yo... solo estaba siguiendo las manchas —señaló.

—¿Qué manchas? —frunció el ceño.

—¿Cómo que cuales? ¿No las ves? —señaló nuevamente al suelo—. Son muy coloridas y brillantes.

—Yo solo puedo ver tierra y plantas muertas, Jill, pero no veo ninguna mancha.

Ella continuó caminando guiándose por las manchas que veía, hasta llegar a la punta de la otra esquina de la casa.

—¿De verdad no las ves? —gritó.

Trevor negó con la cabeza.

—Oh, bueno... nos vemos luego, entonces —cruzó la esquina de la casa, perdiéndose de la vista del chico, el cual se quedó ahí parado completamente extrañado por la actitud de su compañera de clases.

La muchacha siguió caminando detrás de esas manchas. Parecían ir en línea recta por un tiempo, sin embargo, se desviaron a otra dirección tras encontrar un objeto en frente, el cual se trataba de la fuente delante a la casa de Stu.

Jill volteó poco a poco la mirada a su izquierda, y vió que las manchas la guiaban hasta la entrada de la casa. Ella empezó a dar pasos lentos hacia el viejo hogar mientras una brisa golpeaba su cabello; subió al porche y ahora solo le quedaba entrar. Suspiró algo nerviosa, pero la puerta estaba abierta, las manchas seguían y la curiosidad por lo que había dentro de la casa crecía aún más.

—No te asustes, Jill. Tú eres fuerte e imparable, y además no crees nada en esas estupideces paranormales —se dijo a sí misma a medida que daba pasos al frente.

Entonces, entró a la casa; era oscura, pero aún se podía ver algo, posiblemente debido a la luz de la proyección que entraba por la ventana de más al fondo. Se podían apreciar las telarañas y el polvo abundando ahí dentro cada vez que Jill daba un paso adelante, haciendo rechinar la madera del suelo.

 Se podían apreciar las telarañas y el polvo abundando ahí dentro cada vez que Jill daba un paso adelante, haciendo rechinar la madera del suelo

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Jill: La Historia de "La Nueva Sidney" (SCREAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora