Capítulo 20: La Maratón (Parte 3)

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Una agitada respiración empezaba a salir de Jill al oír lo que su atacante le dijo.

—No, eso nunca. Ella es mi prima y yo... no soy una asesina —respondió nerviosa.

—¿No? —se le acercó— Adrian Allen no diría lo mismo, ¿o sí?

Ella observó con los ojos bien abiertos y respiración entrecortada a Billy tras oír lo que este soltó. Él le dió una sonrisa malévola y luego miró a su amigo.

—¡Uy! Parece que te has estado portando mal, jovencita —dijo entre risas Stu al mismo tiempo que escupía sangre por cada palabra que decía.

—Sí, eso parece —Billy volvió hacia la chica—. Dime, Jill, ¿cómo te sentiste luego de atacarlo de esa manera tan agresiva?

—Yo... —tragó saliva— Me sentí horrible, aterrada y sin saber qué hacer.

—¿De verdad eso es todo? ¿Segura que no sentiste algo más? No sé, como...¿Adrenalina? ¿Poder? ¿Satisfacción?

Ella solo se quedó callada, mirando al amenazante chico directo a los ojos.

—Vaya, algo me dice que sí —esbozó una sonrisa bastante diabólica en su ensangrentada cara— ¿Te gustó hacer eso, verdad? —no obtuvo ninguna respuesta, solo silencio entre ambos— ¡¿Verdad?! —exclamó fuerte.

—¡Sí, esta bien, me gusto! —respondió igual de fuerte Jill.

Sonriendo, Billy miró a su amigo, el cual se estaba riendo silenciosamente babeándose con su sangre.

—Está bien que sientas algo de miedo e incertidumbre por tus actos —regresó a Jill—. Créeme, yo mismo lo entendí la noche en que acabé con tu tía Maureen. Sentía dudas y nervios, pero una vez que ya entierras una segunda puñalada ya nada te puede parar —expresó con risas de por medio—. Tú eres la única oportunidad que queda para acabar con tu maldita prima.

—¡Ya les dije que no! No voy a matar a nadie y menos a mi prima —exclamó furiosa.

—¿Pero por qué mierda te pones a la defensiva? ¿Por qué la defiendes, Jill? —se le acercó— Tú y yo sabemos perfectamente como te sientes respecto a Sidney. Como esa mujer te ha eclipsado toda tu maldita vida.

—La gente no te conoce por ti, te conocen solo por ser la prima de "La Heroína de Woodsboro" —continuó Stu—. Incluso has sido acosada en la escuela por la mera existencia de tu familiar famosa.

—Lo que nos lleva a incluso vivir deprimidos y resentidos —agregó Billy—. Yo creo que tú más que nadie lo entiende. ¿Qué tal has vivido todos estos años bajo la sombra de Sidney?

Jill comenzó a escuchar distintas voces conocidas de su vida repitiendo el nombre de su prima en fuertes ecos. Las voces resonaban cada vez más fuertes y ya insoportables de seguir oyendo, incluso empezando a provocar un dolor de cabeza en la joven.

—¿Sientes eso, nena? Toda esa presión sobre tu cabeza —dijo Stu.

—¡Cállense! —gritó la chica, sujetándose la cabeza por el dolor que esta le estaba provocando por las voces. Caminó un poco hacia adelante tambaleándose y gritando del dolor.

Billy y Stu solo se reían por la escena frente a ellos.

—¡Ya paren, cállense! —gritó desesperada. De pronto, la voces parecieron ir silenciándose de a poco.

—Entonces, ¿qué te pareció eso? —preguntó Billy— Toda la gente a tu alrededor solo está contigo por Sidney, aunque esas personas no te lo digan.

—Mientes, eres un mentiroso —respondió Jill.

—¿Yo soy el mentiroso? —rió tras el comentario— Ay, Jill, si algo aprendí es que todos son unos mentirosos, incluido los amigos y la familia —hizo una pausa acercándose—. Aunque preferiría que eso lo comprobarás por ti misma —comenzó a dar vueltas alrededor de la joven—. Algún día vas a entender de lo que hablo y por qué no valen la pena los amigos ni la familia. Lo que nos lleva a tu prima, ¿qué sientes por ella?

Jill: La Historia de "La Nueva Sidney" (SCREAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora