quince

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¿Morí? No, lamentablemente, no.

Una vez más en el año, despertaba en el hospital. Esta vez con un esguince en el pie, muchos moretones y los brazos de Freddy Krueger. En la sala estaban Malia, Kira y Allison hablando entre ellas mientras esperaban a que me despierte. Al verme abrir los ojos, se levantaron y me rodearon.

—¿Estás bien? —preguntó Allison, tomándome la mano.

—La chocó un auto, Allison, claro que no está bien —acotó Malia y por primera vez, estuve de acuerdo.

Los moretones me dolían más que el esguince y los cortes en los brazos me ardían, pero había algo bueno que podría sacar de todo ello... Tal vez finalmente me había quitado al feto de encima. En ese momento, mi madre entró desesperada en la sala, peleándose con la enfermera.

—¡Oh Dios mío, Lydia, mírate! ¿Qué pasó?

—Fui a comer panqueques y me chocó un auto, ma.

No era mucha ciencia, carajo. Y por supuesto, como toda madre dramática y adinerada haría, exigió saber el nombre de quién me chocó para levantar cargos, como si hubiese tenido el tiempo de levantarme del suelo y consultárselo. "Qué onda, campeón, estuvo buena esa revolcada que me diste. Por cierto, ¿cómo te llamas?".

—Está afuera, él la trajo hasta aquí —se adelantó Kira.

Indignada, se fue a encarar al tipo, quien quiera que fuese y nos quedamos en un silencio incómodo.

—¿Si te toco el pie te duele? —preguntó Malia tocándome la venda con el dedo.

—Podrías haber esperado a que te respondiera antes de hacerlo —contesté soltando un bufido de frustración—. Sí, duele.

La enfermera ingresó con unos papeles y sonrió, caminando hacia mí.

—Tengo buenas noticias, no has perdido al bebé —mis ojos se abrieron como platos—. Al parecer el impacto no fue tan fuerte y tuvieron suerte de...

—Disculpa, debe ser un malentendido —la interrumpí con una sonrisa—. No estoy embarazada. Creo que se equivocaron de paciente.

La tensión en el ambiente aumentó y los ojos confundidos de mis acompañantes pasaban de mí a la enfermera como si observaran un partido de tennis.

—No, es usted, aquí dice Martin. Lydia Martin. Es usted, ¿o no?

—Sí, soy yo, pero no estoy embarazada —continué, temiendo por mi vida.

Mi madre apareció de nuevo. Justo en medio del escándalo, qué oportuno.

—Es que aquí dice que...

—Llame al doctor y pregúntele, se ve que el personal de este lugar no está capacitado para escribir bien un maldito nombre —solté sin querer ofender a la tipa, pero obviamente, se ofendió.

—¿Qué es lo que ocurre? —se metió mi madre, dispuesta a convertir la discusión en un desastre.

—Nada, solo se han confundido de papeles —contesté, y viendo que la mujer iba a enseñarle los estudios a mi madre, recurrí a mi última opción, soltar un grito de dolor fingido para desviar el tema.

En efecto, el tema se dejó de lado para atender a la mentirosa agonizante y tras un largo rato aparentando un grave dolor en el brazo, el doctor apareció por fin, mi salvador, el sex symbol del hospital. Todas las damas presentes acordaban conmigo, sus ojos lo evidenciaban, era un espécimen irresistible. Incluso para mi mamá. No lo mires, perra, yo lo ví primero.

—Bien, te revisaré y si todo va bien, podrás retirarte.

—Doctor, la señorita dice que no está embarazada, pero los papeles marcan un estudio pasado y... —la enfermera fue interrumpida con un alzamiento de mano.

—No, tranquila, fue un error de la recepción —contestó.

Mis músculos se relajaron por fin y las chicas me miraron aliviadas, como si fuese que algún día me embarazaría... Ah, esperen.

Cierto.

malia va a matarme | stydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora