Al día siguiente, visité a mi amiga para imprimir unos apuntes ya que mi estúpida impresora era una perra y de paso, me quedé a comer algo con ella y hacerle compañía porque Scott no aparecía, su turno en la veterinaria había terminado hace mucho, pero el desgraciado no volvía.
Allison, como la reina del drama que era, comenzó a formar escenarios en su cabeza, diciendo que la volvería a engañar y que su vida era una porquería y que empacaría sus cosas y se iría a acusarlo con su padre para que le diera unos buenos madrazos.
Entonces, buscando algún tema para distraerla, recordándole que mi vida era aún peor, solté lo primero que se me vino a la cabeza:
—No seas dramática, tal vez paró a comer algo y lo chocó un auto como a mí —sonreí, esperando a que riera, pero al instante entendí que no era el mejor momento para bromear sobre esos temas.
—¿Y si entraron a robar a la clínica y le dispararon mientras protegía a los perritos de los ladrones? —sollozó la castaña.
—Solo te diré que dejes de consumir series policiales de poco presupuesto, Allison —le sobé la espalda.
Mi talento reconfortando gente era casi nulo, es decir, tenía otras técnicas, pero no podría aplicarlas con ella porque 1. era demasiado hetero, 2. era mi amiga de toda la vida y 3. darle matraca a alguien cuando llora por su pareja no era correcto, supongo.
—¿Cómo haces para que nada te importe, Lydia? De verdad me intriga, eres increíble —soltó con algo de veneno.
Ah, perra, esa te la venías guardando de hace rato.
—No es que no me importe, simplemente no sé como ayudarte. Lamento si doy esa impresión, es que no todo el mundo publica en los diarios lo que le ocurre.
Y ahí iba Lydia con un golpe en el lateral de Argent, que casi logró esquivarlo con dificultad. Y ahí viene Allison con toda la ira, dispuesta a devolverle el golpe, está muy enojada:
—Discúlpame por contarte lo que me pasa y no guardármelo, como por ejemplo, acostarme con tu novio. ¡Oh, cierto, no tienes porque eres una perra inestable!
Y Lydia se levanta, el puño de la castaña la dejó atontada, pero no se rinde, mirenla, se acerca como si fuese a atacar a su presa.
—Prefiero morir sola a vivir junto a un tipo que me puso los cuernos.
Nock out.
Ahora, fuera de chiste y poniéndonos serios, mi ferviente victoria no me hizo sentir bien, y eso que había sido una pelea dura. Si se hubiese tratado de cualquier otra persona, me levantaría orgullosa y me iría con mis apuntes; pero Allison no merecía ese trato, mucho menos cuando era tan buena amiga. Su descarga era completamente justa: su novio no volvía, desconfiaba de él y su amiga con la que él tuvo sexo años atrás, no la reconfortaba.
Si estuviese en su lugar, me habría ido a Cancún con todo su dinero luego de desvalijarlo por completo. Claro, cada uno tenía sus formas, pero la mía era bastante buena.
Sintiéndome culpable por las cosas hirientes que dije, me disculpé profundamente desde el fondo de mi corazón como ella lo merecía y luego de recibir un par de insultos más, me perdonó.
—No eres una mala amiga, Lyds. Eres una perra, pero de las buenas, y quiero que sientas confianza para contarme tus problemas, porque jamás te juzgaré y lo sabes —nos abrazamos, y luego se separó de repente, señalándome—. A menos que te acuestes con mi novio de vuelta, ahí si que te arranco las tetas.
—Sobre eso... —suspiré yo, debatiéndome internamente en si ser sincera al cien por ciento o serlo al noventa y cinco, lo cual sonaba bastante justo para mí, pero... ya saben, luego de una pelea en la que casi arruinas una amistad de años, no puedes evitar hacer el bien—. Me acosté con Stiles.
—¿Qué? —abrió la boca sorprendida.
—Cuando aún salía con Malia —empeoré, haciendo que se lleve una mano a la boca—. Y el condón se rompió.
La castaña se levantó del asiento, con los ojos muy abiertos, aún tratando de procesar en su cerebro toda la información que acababa de lanzarle.
—¿Estás...?
Asentí con los ojos cerrados, no quería oír la palabra del mal.
—¡Estás embarazada de Stiles! —y lo dijo—. ¿Cómo demonios pasó?
—Mira, prefiero no meterme en los detalles, pero si insistes te cuento.
—No, te agradezco —me interrumpió, llevándose las manos al cabello—. ¿Qué carajos harás ahora?
—Lo abortaré, ¿qué esperabas? ¿que traiga un ser con los genes de Stilinski a este mundo? No, señor, ya hay suficientes payasos en América y me niego a criar uno.
—Pero Lydia, ¿de cuánto estás? ¿Sabes que hay un tiempo específico para esto, verdad?
—Sí, aún estoy a tiempo, tranquila.
En ese mismo momento la puerta se abrio y un Scott agitado ingresó sin divisarnos a causa de la pared que bloqueaba.
—¡Allison, no sabes de lo que me enteré, prepara el té!
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malia va a matarme | stydia
FanfictionAcostarte con el novio de tu amiga no está bien, mucho menos cuando éste usa la peor marca de condones.