Una historia entre dos almas gemelas tan inteligentes para saber reconocer sus sentimientos y diferencias, con bastante tacto para tratar de hacerlo funcionar para ambas, pero lo suficientemente desesperadas como para no perder el tiempo y enfrentar...
Los exámenes han sido difíciles, aunque me he estado esforzando lo más que puedo, parece que no es suficiente y no estoy acostumbrada a sacar malas notas. Desde pequeña mis padres han sido lo suficientemente distraídos como para darse cuenta de mis logros, pero una vez que meto la pata no hay escapatoria, y tanto Cal como yo lo sabemos, así que es mejor esforzarnos para que nos dejen en paz. No me ha ido extremadamente mal, pero sí he obtenido resultados muy por debajo de lo que me habría estado esperando, y mucho más que en la vez anterior.
Aguardo pacientemente a que Alex pase por mi sitio para entregarme el examen, que para variar, casi me pareció estar escrito en cantonés a pesar de que estuve estudiando los deficientes apuntes en mis momentos libres. Eso sin contar que cada noche, después de las clases de cocina, Alex y yo hemos pasado un rato en su departamento y a decir verdad, las cosas han ido mejorando lentamente entre nosotras, pero no puedo decir lo mismo en cuestiones académicas. Ahora sé cosas de ella que no me habría imaginado, y aunque en un principio me burlé porque trabajaba en una cafetería, ahora entiendo por qué lo hace. Es una mujer llena de sueños y aspiraciones que todavía tiene mucho por lo que luchar y que de alguna forma está abriéndose paso en el mundo para alcanzar sus metas porque lo suyo no es el conformismo. Siempre encontramos espacios en las actividades para besarnos como si no tuviéramos suficiente una de la otra, pero no hemos dejado que las cosas se pongan demasiado intensas, y creo que nos ha servido mucho ya que hemos estado realmente practicando en su cocina las recetas que aprendemos cada semana, y además hemos estado hablando como personas civilizadas, y si me lo preguntas, eso ya es mucho decir hablando de nosotras.
La veo acercarse contoneando su prominente y bien torneada cadera envuelta en esa fina tela de la falda pegada a su cuerpo que lleva hoy y me mira por encima de los lentes, mientras el resto de mis compañeros están enfocados en las pruebas que ya les ha entregado. Trato de leer su rostro pero está inexpresiva, no hay una sola señal que pueda servirme de guía para prever los resultados que he obtenido. Se detiene frente a mí y coloca el examen boca abajo en la mesa de mi sitio. No puedo dejar de verla, aunque de reojo me doy cuenta de que Polly alarga su cuello para ver mi calificación y yo solo paso saliva esperando lo peor.
*Alex: -Bien...- Dice girando sobre sus tacones para volver al escritorio sin dirigirme una sola palabra a mí. -Felicidades por sus calificaciones aunque está claro que algunos deben esforzarse un poco más la próxima vez, aún así la directora Reznikov y yo hemos estado planeando un viaje...- Se escuchan aplausos y vitoreos pero ella solo me mira a mí, y supongo que este es el viaje del que ella me había hablado. -Visitaremos la biblioteca Sage que se encuentra en el Seminario Teológico de New Brunswick, en New Jersey, ya que hay un congreso de fin de semana con algunas importantes conferencias que nos incumben de acuerdo a la materia, así que les prometo que les estaré pasando la información con tiempo suficiente y espero que esto les sirva de motivación.- Sonríe con las manos apoyadas en su escritorio y es malditamente sexy solo ahí siendo ella, la jodidamente increíble profesora Vause en su hábitat natural.
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