Una historia entre dos almas gemelas tan inteligentes para saber reconocer sus sentimientos y diferencias, con bastante tacto para tratar de hacerlo funcionar para ambas, pero lo suficientemente desesperadas como para no perder el tiempo y enfrentar...
Entiendo que mi chica debe estar cansada y preocupada por la reciente cirugía de su padre, pero al mismo tiempo la extraño demasiado. A penas van tres de días desde que no hemos estado siquiera cerca, más que en la universidad, pero si contamos que la última conversación que hemos tenido en estos días y frente a frente ha sido respecto a Los cantares de Gesta, lo cual no cuenta realmente como conversación puesto que el salón de clases lleno de alumnos no es un escenario nada íntimo para conversaciones, y menos hablando de cosas de literatura medieval. Me mata pensar, cuando estoy sentada en mi escritorio que la tuve aquí mismo, que sus labios se fundieron con los míos mientras mis manos no dejaban de adorar su cuerpo. Que sus piernas se enroscaban en las mías pegándome a ella con más y más deseo hasta que terminó en un intenso orgasmo que fue épico, aquí mismo sobre mi escritorio. Y ahora no tengo nada de eso, ni siquiera un beso.
Después del trabajo en el café, conduzco hasta el bar de Nicky, hemos hablado en un par de mensajes los últimos días, y dado que parece que Lorna está siendo buena con ella, su humor y todo en su contexto ha mejorado notoriamente. No puedo sacarme de la mente a Piper, y aunque la llamo o nos escribimos, no es lo mismo a pasar un rato por las noches con ella, o dormir abrazada a su cintura que es sin duda, la mejor manera para mí de descansar. Han pasado solo tres largos días, pero en verdad la extraño y la siento distante.
Estaciono frente al bar y me dirijo con rapidez cruzando la calle, siendo testigo del montón de autos que hay esta noche especialmente por aquí, y todos mejores que el mío. Pero algún día tendré uno al menos más nuevo y comprado en una agencia, así que no tengo por qué sentirme mal, solamente debo tomar impulso de eso y seguir adelante. Impulso tras impulso en cada uno de mis faltantes, siempre tengo en mente eso.
Nicky me recibe con un abrazo fuerte y un puñetazo en el hombro, según ella porque no me había parado por aquí en mucho tiempo, y díganme masoquista, pero creo que me lo merezco.
*Nicky: -¿Qué te sirvo gafitas?- Pregunta volviendo tras la barra.
*Alex: -¿Vas a cobrarme?- Le digo como broma, pero en realidad necesito saberlo para limitar mi consumo de ser así.
*Nicky: -Sabes que no, idiota.- Rueda los ojos y destapa una cerveza.
*Alex: -En ese caso quiero un whisky doble.- Ella se carcajea sirviéndolo.
*Nicky: -¿Qué pasa? ¿La embarazaste y ahora no saben cómo decirle a sus padres?-
*Alex: -Ya quisiera que un bebé fuera la situación por la que estoy así, en realidad eso me tendría viendo la forma de salir rápido de la miseria para traerlos a vivir conmigo.- Sonrío y bebo un trago del vaso que ha puesto frente a mí. -Estoy jodida.- Le digo con seriedad.
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