Una historia entre dos almas gemelas tan inteligentes para saber reconocer sus sentimientos y diferencias, con bastante tacto para tratar de hacerlo funcionar para ambas, pero lo suficientemente desesperadas como para no perder el tiempo y enfrentar...
No son ni siquiera las siete de la mañana y alguien toca con insistencia la puerta del departamento de Alex. Mi cabeza late como si estuviera recuperándome de una fea resaca, aunque no sé si es una cosa eso de la resaca sexual, pero si no lo es, oficialmente lo acabo de inventar. Me revuelvo desperezándome mientras ella se levanta con brusquedad gruñendo palabras ininteligibles.
*Alex: -Quédate en la habitación, ¿de acuerdo?- Yo solo asiento confundida y ella sale colocándose el albornoz casi con furia.
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Me quedo unos segundos acostada tratando de escuchar lo que sucede, pero parece que no hay más que susurros que no alcanzo a entender, así que fiel a mi poca resistencia de hacer exactamente lo contrario a lo que Alex me ha pedido, me levanto e intento vestirme lo más rápido que puedo para salir al pasillo y aguzar mi oído.
*Zelda: -¿Sabes lo mucho que te perjudica todo eso? Yo te lo advertí, te dije que no te mezclaras con esa chiquilla.-
*Alex: -No tengo nada más que decir que voy a enfrentar toda la mierda que caiga sobre mí con la cara en alto, porque contrario a lo que todo el mundo piensa, no hemos hecho nada malo. Todo es consensuado y en ningún momento me he aprovechado de Piper.-
*Zelda: -No es momento de hacerte la heroína Alex, necesitas negociar con ellas. ¿Tienes una idea de cuánto me costó recuperar todos estos de los casilleros?- Se escucha un ruido de hojas de papel pero Alex se queda en silencio. -Te van a joder toda tu carrera.-
*Alex: -¿Sabes qué? Al diablo con todo. No me importa. Ya ni siquiera voy a dar clases ahí, y puede ser que a ti menos que a nadie le importe, pero yo la amo y no voy a dejar que un grupo de estúpidas estudiantes me chantajeen.-
*Zelda: -Escúchame Alex, esas tontas quieren joderte a como dé lugar, y de alguna forma se están pasando conmigo también, es más fácil darles la calificación que quieren para que te dejen en paz, yo lo haré por tí, pero quiero asegurarme de que tú también lo harás...-
*Alex: -No, definitivamente no. Jamás lo haría, porque ellas merecen reprobar como han estado haciendo, no voy a caer en sus intentos de chantaje.-
*Zelda: -Entonces más vale que hables con la directora Reznikov...-
*Alex: -Deja de preocuparte, yo lo solucionaré, pero no quiero que regales calificaciones, ¿de acuerdo?- Ni siquiera puedo contenerme, observo a Alex caminar de un lado a otro en la sala mientras Zelda se frota el puente de la nariz con frustración.
*Piper: -Es mi culpa, ¿cierto?-
*Alex: -Te dije que no salieras de la habitación, Pipes...-
*Zelda: -Eres increíble, Alex...- Dice molesta mirándome de pies a cabeza con desdén.
*Piper: -Lo siento...-
*Alex: -No mi amor, no has hecho nada... Solo aguarda en la habitación o toma una ducha, en un momento iré contigo.- Su voz es tan dulce como si con ella pretendiera acariciarme, y contrario a calmarme me siento jodida porque me trate con tanta suavidad cuando seguramente no me lo merezco.
