La Joya Holmes

Prólogo

En un instituto, en alguna parte de Inglaterra.

Una joven adolescente, de cabellos rubios y ojos claros, con un traje de graduación, corre por el campus.

–¡Mycry! Espera–corre hasta que lo atrapa.

Un joven Mycroft se detiene y se gira.

–¿Qué quieres?–se gira, algo molesto. Se rindió de que no dejara de llamarle por ese mote.

–Me han aceptado en la universidad de Oxford. Dentro de un par de años podré entrar en el gobierno–sonríe.

–Bien, así me dejarás en paz. He tenido que soportarte durante 6 años.

–Solo quería despedirme de ti. Me lo pasé genial, todos estos años–sonríe a Mycroft mientras su pelo baila por el viento.

El joven Holmes, se gira y se pone en marcha.

Varios años después

–¡Mycry! Nos volvemos a encontrar–sonríe entrando en su despacho.

–Crystal, cuánto tiempo–le saluda, tranquilamente.

–Al final lo conseguí, me costó siete años. Pero gracias a mi gran esfuerzo llegué hasta aquí–sonríe orgullosa. Su pelo rubio ahora está recogido en una coleta. Sus ojos claros, siguen tan brillantes como siempre. Lleva un traje de funcionaria del gobierno.

–Dejame adivinar...¿eres la delegada asignada por el gobierno para supervisar mi actividad?–pregunta.

–Sí, espero que trabajemos bien juntos–sonríe, estirando su mano para estrecharla con una sonrisa.

Microsoft sintió algo en su interior, pero decide esconderlo.

6 años después

En un hospital

Hay una gran seguridad alrededor. Un hombre con una gorra de cazador y una gabardina entra en el hospital, con prisas, pasando entre la excesiva seguridad y cuando llega, se detiene. 

–Lo siento Sr. Holmes. Su mujer no pudo sobrevivir al parto...–dice el médico, mientras una enfermera lleva dos bultos en los brazos.

Mycroft no dice nada, solo siente como si algo se vaciara en su interior. Como si perdiera algo.

Mycroft nota una mano familiar apoyarse sobre su hombro. Es su hermano, Sherlock Holmes. 

 –¿Tienen nombres?–pregunta el detective consultor. 

–Si, Mercury y Shappire Holmes.