8) De compras

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Muichiro no era la persona más adecuada para hablar de sentido de la orientación, no porque no siguiese las señales, o porque se confundiese con los nombres de las calles, sino que debido a su amnesia, se solía olvidar de a donde debía ir, el camino, o las explicaciones que le repetían una y otra vez. El sabía que no podría ir a sitios que no conociese muy bien o que no hubiese ido varias veces antes, antes le molestaba, le molestaba ver a los demás pilares salir lejos de sus fincas en su tiempo libre mientras el solo podía quedarse en los jardines, le molestaba perderse y no poder volver a casa en horas cuando aunque el sitio no fuese tan lejos, ya que repetía los mimos caminos una y otra vez sin darse cuenta, lo odiaba, algunas veces le acompañaban sus compañeros u amigos, pero nadie estaba dispuesto a llevarle de paseo todos los días, bueno, había alguien que estaría dispuesto a llevarle a cualquier sitio que quisiese, por muy lejos que fuera, por muchas veces que fuesen, y ese era Genya.

Genya sabía que a su novio le encantaba pasear por los alrededores, era muy curioso y siempre descubría cosas nuevas, más bien, redescubría. El cicatrizado siempre fingía la misma emoción cuando le mostraba animales que vieron hace una semana, le contestaba amable cuando le preguntaba el nombre de plantas que conoció anteriormente, no le importaba en realidad, hacer a Muichiro feliz le era suficiente.

Se encontraban en un puesto de dulces ambulante, en su tiempo de relación, Genya se dio cuenta que el menor amaba el azúcar, más bien la comida de poco tamaño, ya que se llenaba rápido pero le gustaba probar un poco de todo.

El azabache de pelo largo elegía entre la variedad de golosinas del estante, que no era poca, iba susurrando palabras imperceptibles para Genya mientras, absorto en las chucherias, sujetaba la manga del otro sin darse cuenta, Muichiro solía hacer ese gesto inconscientemente, al cicatrizado le encantaba ya que le parecía tierno.

- Quiero eso..., el más alto miró la plataforma que señalaba, una manzana roja que brillaba al estar bañada en caramelo. Parecía avergonzado por pedírsela, se notaba en sus orejas algo rosadas y en la forma en la que se tapaba la cara con el cabello, como siempre hacia, Genya nunca le dejaba pagar por los dulces y por mucho que insistiese, acababa pagando el mayor.

El hombre a cargo de la tienda le dio la manzana al chico que había pagado, agradeciendo su compra, este se la paso a Muichiro que la aceptó con una sonrisa de placer, cerrando sus ojos.

Solían ir hasta un banco del parque principal ,un poco alejado de las bulliciosas calles centrales ya que con tanta gente, era difícil pasar una agradable velada en tranquilidad.

Andanban por el oscuro parque ,agarrando sus manos y rozando sus hombros, únicamente alumbrado por farolas decaídas de bombillas parpadeantes.

- No tienes porque pagarme siempre... , se quejó en voz baja .

- Siempre me ayudas a entrenar, me tienes mucha paciencia, dijo recordando su entrenamiento de todas las tardes con el pilar, al cual nunca ganó, ni siquiera se acercó a hacerlo debido a su increíble rapidez, agilidad y fuerza, que aunque no fuese bruta ,ya que su cuerpo tenía límites, debido a su inteligencia y táctica, era capaz de tirarte al suelo como si tuviese mucho músculo, los cuales no abundaban en su fino cuerpo.

- Eres mi novio, no me importa entrenarte.

- Tú también eres mi novio, no me importa pagarte los dulces. Muichiro se sonrojó levemente y asintió poco convencido, mientras lamía su manzana.

Sonrió ante la dulzura del líquido que cubría la fruta, complacido ante la elección que tuvo antes. Acercó la manzana a los labios de Genya, ofreciéndole el sabroso fruto acaramelado.

- Deberías probarlo, dijo alegre, el chico aceptó, posando su lengua sobre el caramelo líquido, que, suavemente, fue endulzando sus sentidos amablemente.

Muichiro sonrió satisfecho ante la expresión contraria, que parecía haberle gustado el alimento.

- Esta dulce... me gusta, admitió contento.

-Entonces lo compartiremos, junto sus dedos con más fuerza a los de su novio, algo avergonzado. Genya se acercó a este y le besó con delicadeza, agradecido de estar a su lado. Muichiro aceptó el beso, pasando de ser uno tímido, a otro un poco más juguetón, donde sus lenguas se rodeaban entre ellas, sin una pizca de vergüenza. Se separaron por falta de aire, mirándose cariñosamente, se rozaron las narices sonrientes, aún con las mejillas rosadas.

Compartieron la manzana sentados debajo de un precioso sauce, que aunque no les tapaba del sol, ya que estaba se encontraba la luna en su lugar, les daba privacidad.

Muichiro apoyó la cabeza en el hombro de Genya al acabar la manzana. Entrecerró sus ojos y sonrió.

- Gracias, el cicatrizado le miró curioso.

- ¿Porque me agradeces?, el otro se rió en voz baja.

- Por todo supongo, por estar aquí, el mayor se sonrojó en grande, sin saber que responder ante tales palabras.

- Me gusta estar contigo... no me tienes que agradecer, Muichiro se giro y le robó un beso casto en los labios, sonriéndole después.

- No importa, no cuesta decir gracias de vez en cuando, ¿cierto?, Genya no aguantó las tiernas expresiones contrarias y le abrazó. Apretando su fino cuerpo con el suyo. El Pilar acarició su espalda cariñosamente, amando cada gesto del contrario, disfrutándolos como si fuesen los últimos, aunque bien sabía que no lo iban a ser.






Capítulo corto pero intenso (?, me gusta el fluff por si no lo habían notado KSKSKDKS.

Gracias por leer!💕

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Yanagi~

30 Days of GenmuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora