capitulo 9

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La comida está transcurriendo cómodamente, mi padre y tío hablan, cuentan chistes a lo que me rio ya que ya extrañaba esto, pero solo hay una cosa que no me agrada, Damián no despega su mirada penetrante de mí, eso hace que me sienta nerviosa, cuando mi tío está contando un chiste yo no aguanto más la mirada de Damián y digo:

-Voy al baño, no tardo- ellos asienten sin prestar atención pero Damián sigue mirándome como queriéndome decir algo así me levanto para dirigirme al baño.

Cuando entro me veo al espejo viendo que tengo más ojeras que de costumbre, para quitarme el dolor de cabeza que me está dando me mojo las manos y me las paso por la nuca, eso siempre me ha relajado desde que era muy niña, cuando ya estoy un poco más relajada doy un suspiro y salgo y para mi sorpresa me encuentro con un Cristian saliendo del baño de los barones.

-Que sorpresa encontrarte aquí- digo viéndolo a lo que él se gira sorprendido y me ve para luego sonreírle.

-Hola señorita Bech- yo ruedo los ojos para luego acercarme a él hasta estar a su lado.

-Llámame Raisa, total eres y mi jefe y próximamente mi amigo, además en eso habíamos quedado recuerdas- el asiente mientras sonríe y es la verdad él así como se ve tan tímido es todo un cerebrito tanto así que siendo como tres años mayor que yo ya es gerente de toda la zona donde trabajo y yo creo que tendrá un brillante futuro.

-Está bien Raisa, próxima amiga- se rasca la cabeza.

- Y ¿con quién estás comiendo?-le preguntó pero su semblante cambia radicalmente de una sonrisa a una mueca sombría a lo que me arrepiento de haber preguntado.

-He venido por mi hermano para que me presente a su prometida- sonríe amargamente pero me mira a los ojos y sonríe.

-¿Y tú con quién has venido? -me lo dice caminando a lo que yo sigo sus pasos.

-He venido con mi padre y unos conocidos- omito la parte de que esos conocidos son ,mi tío preferido y el hombre que no hace mucho rompió mi corazón e ilusiones.

-Bueno me retiro, un gusto verte, tengo que ir a ver a mi hermano y su prometida- de nuevo me sonríe con esa sonrisa triste, asiento dándole un beso en la mejilla para dirigirse a la mesa ya que su mesa está al lado contrario de la cual están esos hombres, cuando volteo a verlos, mi padre y mi tío hablan pero esta vez sin una sonrisa, mientras Damián me mira con el ceño fruncido y esa mirada que me mira más que furioso para luego fijar su mirada detrás de mí donde se encuentra Christian.

Llegó hasta la mesa y me siento en mi lugar, todas las miradas se centran en mí pero cada quien me ve diferente, papá se ve preocupado y serio, mi tío se ve de la misma manera y Damián me ve furioso con el ceño fruncido, su mirada me hace sentir intimidada.

- ¿Qué les pasa?- pregunte ya que se hizo un silencio muy incómodo.

-¿Quién era ese hombre?- pregunta mi papá sin rodeos a lo que ya sé a dónde va esto.

-es un amigo mío y compañero de trabajo- miro a mi tío quien se ve más relajado.

- ¿Cómo se llama?- pregunta ahora mi tío.

- Christian- digo su nombre ya que no se su apellido.

-¿Es él desgraciado por quien has estado tan triste esta última semana?- sigue preguntando mi papá a lo que yo desvió mi mirada de él a Damián el cual solo baja la cabeza apenado, raro de él, yo solo suspiró melancólicamente.

-No papá ya les he dicho que es por el cambio eso es todo, no es por el, el a sido muy bueno conmigo es más hasta me ha aconsejado y me ayudado en lo que no entiendo, el es muy agradable e inteligente- todos se relajan pero miro como Damián levanta la cabeza y me mira pero no con nerviosismo sino de una manera intensa tensando sus facciones y frunciendo el ceño por mis últimas palabras, me le quedo viendo pero vuelvo al mundo real cuando escucho la voz de mi papá.

-espera, es Christian el que es tu supervisor ¿no?- asiento y él se relaja.

-es un buen chico, un poco tímido- asiento conforme- pero contigo no se comporta tímidamente- asiento encogiéndome de hombros, veo como el tío ve a Damián decepcionado cosa que él nunca hace ya que siempre está orgulloso de su hijo, para luego mirarme a mí y sonreír.

-bueno ya está todo aclarado, porque tu padre ya quería matar al pobre muchacho- miro a mi padre el que se ríe nervioso a lo que así pasa la comida entre risas y comentarios pero cuando ya es hora de irnos todos nos levantamos de nuestro lugar mi nos despedimos, cuando es el turno de despedirme de Damián levantó la mano para que la estreche como siempre, pero el hace algo que me sorprende, me abraza, cosa que nunca hace si no es que lo obliga mi tía, me quedo estética por su cercanía voluntaria, no me muevo ya que estoy embriagada por su olor y cercanía pero el me pega más a él y acerca su boca a mi oreja para decirme:

-nos vemos en la noche Raisa- luego de decir eso se separa como si nada y me ve directo a los ojos cosa que hace que me pase un escalofrío por todo el cuerpo, dejó de verlo a los ojos y me reprocho por ese gesto involuntario de mi cuerpo ya que lo debo de olvidarlo y con su cercanía no puedo hacerlo y eso me mata.

-nos vemos en la noche, hoy te voy a ganar en las cartas como la semana pasada- mi tío niega divertido.

-tu sabes que no pasara- salimos del restaurant y me subo al auto, miro a la ventanilla pensando en Damián en sus gestos y en esos ojos que podrían matarte y deleitarte con solo una mirada si así él quisiera, ya que todo de él es tan perfecto para mis ojos y con eso también pienso en lo enamorada que estoy de él y que debo de terminar con ese sentimiento, si no la única que siempre saldrá destrozada seré yo y no creo resistir más eso, debo de terminar con mis sueños con él ya que me estoy matando y la realidad es que él nunca me amara, amar a alguien que no puedo tener me mata, así que aunque sea tardado y difícil lo tengo que sacar de mi corazón, pero será difícil y tardado viéndolo casi diario.

No me mandasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora