Raisa.
Me besó en los labios.
-Eres tan bonita- me ve a los ojos con ese brillo que no había visto nunca en ese mar negro, me sonríe con cuando me le quedo viendo, sin decir nada.
-Te quiero- le digo cuando baja los besos a mi cuello, él sonríe en este dando un pequeño beso.
-Yo también me quiero- sigue bajando sus besos.
-Tenías que decir algo bonito también- digo después de que el metiera uno de mi pecho a su boca y este lo recibiera gustosamente.
-Tienes bonitas tetas- dice aun con mi seno en su boca, yo no digo nada ya que en el momento que bajó su mano a mi centro no puedo articular palabra alguna mas que ruidos, el se separa de mi pecho dejando un beso en este y un hilo de saliva, separa su toque de mi y me acaricia con su mano que estaba desocupada la mejilla.
-No soy un hombre de palabras y talvez casi nunca escuches un te quiero o palabras bonitas de mi pero siempre te lo tratare de demostrar, esto es difícil para mi nunca me he mostrado cariñoso o con apego con alguien, pero cuando quieras saber que siento por ti- desabrocha con agilidad su camisa la cual aun lleva puesta dejando su torso desnudo, dejándome ver que son ciertas las especulaciones de que lo que mas ama después del trabajo es el deporte, tan marcado su cuerpo pero sin broncear, mostrando su pálida piel que combina con su cabello rubio y ojos negros como la noche, toma mi mano y la pone en su pecho donde esta su corazón latente- siempre pon tu mano en mi pecho y sentirás como late por ti y solo por ti no tengas duda tonta.
Sonrió atrayéndolo de nuevo a mi besándolo pero este es un beso uno tierno que lo disfrutamos sin urgencia pero con el pasar de los segundos se transforma en uno lleno de deseo y lujuria, me separo de el beso lo veo con una sonrisa mientras me doy la vuelta, quedando el abajo de mi ahora yo tomando el control, paso mis manos por su cuello, pasándolo por su duro abdomen, llegando a su pantalón, tomo el cinturón quitándoselo con urgencia y tirandolo a un lugar de mi habitación, haciendo un sonido, llevo mis manos a el botón de el pantalón abriéndolo con el cierre, luego lo bajo con su ayuda, no sin antes que el saque un envoltorio plateado repitiendo la acción de el cinturón, hora solo falta su bóxer negro el cual hace contraste con su piel, cuando llevo mis manos a esta el las toma negando con la cabeza y me da la vuelta ahora el estando arriba de mi.
-Eres una niña traviesa dulzura- me da un beso mirándome con su perversa mirada, se baja el bóxer pero como él está arriba de mi no me deja ver más allá, levanto con mis manos sus hombros dejando a mi vista ahora si a su amigo, el cual fue fantasía de todas de la universidad, y veo que el rumor era cierto, es tan grande, con un grosor que no podría describir por más que quisiera, esta erecto y pienso cuánto medirá.
-¿Te gusta lo que ves?- asiento sin vergüenza de verlo, el se posiciona entre mis piernas haciendo fricción con mi parte intima, robándonos a los dos varios gemidos, abre con la boca el empaque poniéndolo con tal agilidad que parece todo una maestro, cuando termina de hacerlo, se agacha de nuevo poniéndose entre mis piernas abiertas besándome, siento como me va penetrando despacio, el se separa de el beso mirándome a los ojos mientras me da pequeños besos, siento un poco de dolor al tenerlo adentro con incomodidad por lo que él se detiene aun así rompiendo una barrera que me da vergüenza todavía tener a mi edad.
-soy...- el me calla dándome un beso.
-Eras- dice eso dándome a entender que lo sabia, después de un rato muevo mis caderas buscando su toque en lo cual parece que fue la señal que el necesito para poder moverse dando lentas estocadas que siento dolor con placer mezclados.
-Lo se, tenia mis dudas pero ahora lo sé- me dice, entre jadeos, no se que quiere decir pero mi mente está nublada haciéndome gemir a cada estocada que da cada vez más fuerte, cuando siento como estoy a punto de llegar al clímax él dice.
-Aguanta un poco más Dulzura- me penetra más rápido y fuerte, para luego detenerse y hacerlo lento, es ahí donde me vengo como nunca lo hecho, el da pocas estocadas más hasta que se viene, lo se por el calor que siento dentro de mí y su ronco gemido, se queda un poco más de tiempo dentro de mi, bombeando para luego salir dejando un vacío, me besó para después levantarse y caminar a el baño donde no se que hace, escuchó como cae el agua y después de un rato vuelve conmigo, me carga entre sus brazos llevándome a el baño donde me deja delicadamente en la tina haciéndome sentir el agua caliente, el se mete junto a mi quedando yo entre sus piernas, recargando mi cabeza en su duro pecho.
-Siempre quise hacer esto- dice besando mi cabeza, mientras agarra mi esponja pasándolo por mi brazos, torso y espalda despegándome de él, yo solo me dejo hacer, dejándome lavar y tocar por él cuando ya terminó de hacerlo, me doy la vuelta quitándole de sus manos la esponja y ahora yo pasándola por su torso mientras el se deja hacer mirándome con una sonrisa encantadora, cuando lo paso por sus brazos por último, con cuidado de no dañar su piel, él me atrae a él abrazándome, levante la cabeza viéndolo a los ojos, nos separamos un poco, y salimos el cómo anteriormente me carga hasta la ducha donde la abre dejando caer sobre nosotros agua caliente, quitándonos el residuo de jabón, el aprovecha en besarme de nuevo, mientras siento en mi estómago su amigo crecer denuevo, me carga en sus brazos, enrollando mis piernas en el, penetrandome por segunda vez, sin dejar de besarnos, cuando terminamos, nos quedamos aun así reponiendo nuestras respiraciones, mientras mantenemos nuestras frentes juntas, viéndonos a los ojos, comunicándonos sin palabras, me bajo después de un tiempo sintiendo mis piernas flaquear, pero no caigo ya que el me atrae de la cintura con fuerza hacia el.
- Mañana te va a doler mucho, te lo aseguro- se ríe de mí, mientras yo le pego en su pecho, me carga hacia la cama, dejándome ahí mientras va por toallas, luego de que nos secamos, mutuamente, el me acuesta para luego el acostarse a mi lado aun desnudos atrayéndome hacia él, dándome un dulce beso.
-Te pediría tercer round pero no quiero que dejes de caminar por dos días- le doy otro golpe.
-Siempre arruinas los momentos románticos- le digo.
-Puede ser pero aun así me quieres- me sonríe acariciando mi espalda.
- Siempre fuiste tú- le digo de repente.
-Aunque nunca lo quise aceptar también siempre fuiste- me besa con ternura un beso que me lo demuestra.
- Este es nuestro comienzo- le digo sonriendo.
- Y me encargare que nunca exista un final.
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No me mandas
RomanceRaisa Bech la mejor amiga de jane Tuell de toda la vida, sus padres son ricos pero nada comparado con la fortuna de los Tuell, de las dos ella es la dulce y la que sigue las reglas, pero algo que pocos saben es que la dulce Raisa lleva toda su vid...