capítulo 22

24.5K 1K 24
                                    

RAISA

Siento mis parpados pesados y como si tuviera una roca sobre el cuerpo y un martillo dándome una y otra vez en la cabeza, con pesadez levanto las manos para tallar mis ojos mientras que me siento en mi cama, cuando abro completamente los ojos me topo con una alucinación, ya que estoy viendo a Damián sentado en una silla la cual no tiene mi cuarto, enfrente de mi, viéndome directamente y fijándome bien este no es mi cuarto, me tallo denuevo los ojos para ver si esto es real, me vuelve el dolor de cabeza cuando trato de pensar en lo que hice ayer para terminar aquí con el, en lo que creo es su casa.

- Mierda- murmuro ya que no logro recordar nada mas que Jane yendo al baño y cuando pedí una botella de tequila, a mi tomando el licor desde la botella y yendo a bailar pero lo demás es como si mi mente estuviera en blanco.

- ¿ya terminaste de maldecir?- lo miro y si efectivamente es Damián, asiento.

-toma la pastilla que esta junto a ti- miro a mi lado y en la mesa de noche tiene una pastilla para el dolor de cabeza y agua, sin pensarlo me lo tomo.

- ¿Qué hago aquí?¿que hice?- pregunto.

-Mejor dicho que no hiciste- lo veo mientras frunzo el seño y el suspira para continuar.

- para empezar me podrías decir que hacías sola en ese lugar cuando advertí que no podían ir- se acomoda mejor en la silla y agradecí que no hablara tranquilamente ya que mis oídos reventarían si grita.

- claro que no fui sola, fui con Jane, además yo soy una adulta puedo ir donde quiera- lo veo sonreír sarcásticamente.

- si claro, como no lo adivine mi hermana, otra irresponsable, además ¿una adulta?, no me hagas reír un adulto no toma hasta perder la cordura y hace todo lo que hiciste, un adulto es responsable tu eres una niña- me siento mejor y lo miro mal ya que el no es nadie para decirme que tengo o no que hacer.

- yo no tengo que dar explicaciones además según tu que hice para que me mires de esa forma- el se ríe.

- así de ebria estabas que ni siquiera te acuerdas como llegaste aquí ¿cierto?, pues déjame refrescarte la memoria, primero te encontré bailando con un tipejo que te estaba taqueando y tu te reías, podrían haberse aprovechado de ti solo por tu imprudencia- levanta un poco la voz para luego tomar la compostura- luego cuando iba a ir por ti se te ocurrió la gran idea de evadir la seguridad y subirte a el escenario donde bailaste eróticamente mientras todos de te veían y gritaban obscenidades- siento mis mejillas arder de la vergüenza de que el me allá visto haciendo todo eso que lo mas probable es que si lo hiciera ya que enloquezco cuando tomo.

- ¿solo eso?- lo miro retándolo pero por dentro quiero desaparecer.

Suelta una risa sínica- ¿solo eso? dices, ¿esperabas hacer mas?, deja de ser tan infantil, debes de preocuparte por ti, no me imagino que hubiera sido de ti si no te veo, además no solo fue eso, además vomitaste al recepcionista de el edificio y le debes unos nuevos Zapatos- me sentí como si fuera regañada por mis padres y le iba a reclamar pero cuando dijo lo de que vomite sentí que me quería morir.

- no eres nada mío para decirme o recriminarme nada de lo que haga- el se para de la silla y camina hacia mi.

- claro que soy algo tuyo, soy el que te saca de tu idiotez, el que te aguanta todo eso, el que ve si te encuentras bien dime- se acerca hasta estar junto a la cama y se agacha para que su cara y la mi estén separadas por unos simples centímetros- ¿ quien mas se preocupa de esto además de mi? ¿Quién hace eso?- lo miro a los ojos, el no despega su vista de mi, recuerdo los momentos cuando el ni siquiera me dirigía el saludo, y me miraba como si fuera nada, cuando cada que me le acercaba me trataba como si fuese un simple insecto y cuando lloraba en mi cuarto por que el me trataba así.

- nunca te has preocupado por mi en toda tu vida- el sonríe, y niega separándose de mi cara y recomponiendo su postura.

- si claro- camina hacia la silla pero no se sienta solo se me queda viéndome.

- no te hagas el santo como si me conocieras o estuvieras para mi cuando siempre me has tratado como si no existiera, es mas nunca demostraste una emoción hacia mi , ni la mínima, aunque yo intentara llamar tu atención de mil formas diferentes y de un día a otro vienes a decirme toda tu mierda- exploto sin importar que me arda la cabeza.

-Raisa- dice pero no me calmo.

- Raisa nada, yo siempre fui una estúpida que estuvo tras de ti, siempre pensando que un día- me quedo callada por un momento- que un día tu te ibas a fijar en mi aun que sea un poco, te lo juro nunca me di por vencida, pero cuando lo hago e intento superar lo que siento por ti, cuando por fin me rindo, tu vienes y actúas como si te importara cuando no y me haces pedazos ¿ que acaso no te das cuanta que me lastimas?, que siendo bueno y acercándote a mi nunca te olvidare y sufriré, ¿Por qué?- no despego la mirada de el cuando, el se ve por un momento, herido y triste pero se que no es cierto el nunca sentiría eso.

- Raisa yo siempre te cuide- me rio sin humor, el iba a continuar hablando pero lo interrumpo.

-¿de que?, dime ¿de que?, o ya se me cuidaste haciéndome daño inconscientemente, sabiendo que siempre estuve enamorada de ti, y siempre paseándote por hay con tus conquista, me cuidaste cuando enfrente de mi yo veía como te besabas con cualquier mujer atractiva sabiendo que yo estaba viendo- me paro de la cama y camina hacia el, para quedar parada a centímetros de el, mirándolo a los ojos- me cuidaste cuando aun sabiendo que tu novia me humillaba, me insultaba y golpeaba no hiciste nada mas que ver que sufría, me cuidaste no diciéndome desde el principio que era una estúpida para ti no aclarándome que me odiabas, solo ignorándome haciéndome con tus acciones sentirme inferior a cualquiera por años y llorar la mayoría de los días sintiéndome fea y preguntándome qué era lo que me faltaba, y sintiéndome una inútil por que por mas que quisiera sacarte de mi mente no podía- y sin dejar de verlo a los ojos me limpio las lagrimas que derrame del coraje, pero a decir verdad me siento mejor después de haber soltado todo eso, eso que vengo guardando desde hace años.

-lo siento- es lo único que dice y niego.

- no importa, ya no- el toma mis hombros despacio temiendo de que los separe pero no lo hago, no me separo, acorta la distancia juntando casi su frente con la mía.

- si importa- suspira- yo te hice daño toda mi puta vida con mis acciones, te lastime, a la única mujer que me a amado y nunca se rindió- sonrió con nostalgia, mientras una lagrima traicionera resbala por mis ojos, sabiendo que esto no va a mas.

- lastime a la persona con el alma mas pura que conozco, y todo por cobarde, por no afrontar la verdad- sigue hablando, niego separándome de su agarre y dando dos pasos hacia atrás tomando distancia.

- Damián para por favor ya no aguanto, en esta guerra perdí felicidades ganaste me rindo, no te aparezcas delante de mi, ignórame, déjame olvidarte- camino hacia la salida, pero su mano me toma del brazo.

- no te rindas, se que no lo merezco pero no te rindas, no me olvides.

-

No me mandasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora